Capítulo 6

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Michi estaba bastante inquieto, ya que comenzaban a salirle los dientes y se sentía muy extraño e incómodo.

Por ello, Yuu le compró pomaditas para las encías.

Se veía muy tierno el pequeño con los pequeños dientes saliéndole, aún si todavía no se notaba mucho.

Mika también pensaba lo mismo, era algo extraordiario. Era tan hermoso ver crecer a alguien.

~

Yuu le pidió a su jefa un día de descanso, pues por desgracia la ceremonia de graduación de Mika no caía en su día de descanso.

No hubo problema alguno, así que más feliz no podía estar.

Por supuesto fue de compras, le compró un lindo traje a Michirou, que por suerte tenía descuento; y a Mika le compró una bonita esclava y en ella pidió grabaran aquella fecha en la que al fin terminaría la universidad.

Era un pequeño detalle que esperaba le gustara a su amigo.

~

Yuu se arreglaba, su bebé ya estaba listo y contento. Ya dormía menos tiempo (aunque seguía siendo un pequeño perezoso amante de las siestas) por lo que se encontraba haciendo sonidos típicos como decir vocales o reírse levemente.

Yuu se peinaba y veía en el reflejo del espejo a Michirou jugar con su zapato.

Negó levemente con la cabeza y con una sonrisa enternecida, tanto trabajo que hizo para ponérselo.

~

Cuando llegó al lugar donde sería la fiesta, los nervios se apoderaron de él.

Hace mucho tiempo que no veía a la familia de su mejor amigo, y a pesar de que cuando iban a la escuela, siempre le trataron bien, ahora era distinto.

Eran adultos, pero Mika tenía un título universitario y él ni siquiera había terminado la escuela.

Eran bastante diferentes.

Y... Mika era tan amable, tan tierno. Era una gran persona. Un excelente amigo y consejero.

Tenía toda la suerte del mundo al ser su amigo, y no solo eso... Su mejor amigo

Buscó con la mirada a Krul y a Urd, más lo primero que sus ojos encontraron fue esa hermosa melena rubia meneándose al compás de los movimientos de su lindo dueño.

Yuu admiró a Mikaela un poco lejos.

Aquel traje negro le hacía ver aún más guapo de lo que de por sí era.

Michi rió al verlo, y Mika al escuchar aquel sonidito de un bebé, posó su vista en Yuu.

Sonriente, se dirigió a donde ellos, cargando a Michirou en el proceso.

—Hola, Yuu-chan.

—Hola —saludó el azabache sonriéndole.

Ya se había acostumbrado a disimular sus sentimientos. Aparentaba normalidad cuando muchas veces se encontraba nervioso o avergonzado.

—Me alegro de que sí hayas venido —aceptó el mayor jugando con las manitas del bebé entre sus brazos.

—Era obvio que vendría, idiota.

Mika soltó una tenue risa.

—Vamos a sentarnos.

Yuu asintió con la cabeza, y se dirigió a la mesa que compartía la familia de Mikaela.

Al azabache le extrañaba que solo hubiese familiares, y eran familiares muy cercanos. Sus padres y algunos primos con los que convivía mucho. No había algún otro amigo aparte de él.

Una familia para Michirou Where stories live. Discover now