Capítulo 3

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Yuu amaba dormir. Aún así no se arrepentiría nunca de su decisión.

Ver reír a Michirou, enseñando sus encías era algo hermoso de admirar. Le gustaba hacerle cosquillas o jugar a las escondidillas con el pequeño azabache.

Michirou era una verdadera ternurita.

~

Yuu dormía, cargaba a Michirou mientras se encontraba recargado en el brazo del sofá.

Se supone que veía una película con Mikaela, pero moría de sueño así que sin darse cuenta se dejó caer en los brazos de Morfeo. Además con el ojizafiro allí, sentía una tranquilidad enorme que lograba apaciguar sus miedos y preocupaciones.

El rubio se sintió enternecido por la imagen de ambos azabaches durmiendo, sin embargo se asustó cuando el pequeño bebé comenzaba a resbalarse de los brazos de su mejor amigo.

Lo tomó con cuidado, admirándolo. Sus mejillas regordetas estaban rosadas, sus pestañas negras eran largas y su piel era extremadamente suave.

Admitía que Michirou era un bebé muy lindo, aún así seguía en desacuerdo con las decisiones de su mejor amigo.

Cuidar de un pequeño requería responsabilidades muy grandes, requería cuidados extremos y muchas otras cosas más.

Si Yuu deseaba darle una vida buena al bebé, lo que más necesitaba no era el dinero, sino el tiempo de enseñarle.

Los primeros años en la vida de un pequeño definían su personalidad y moral.

Es por eso que Mika no estaba convencido de que fuese buena idea que Yuu se hiciese cargo del nene.

Yuu era amable y tenía buenas intenciones, sin embargo era impulsivo y usaba muchas veces lenguaje soez.

Algo que destacar es que desde que Michi había llegado a la vida de su amigo, éste no había pronunciado muchas groserías, por lo que era sorprendente el esfuerzo de Yūichirou.

Quizás, y solo quizás, Michi estaba en buenas manos.

Y quizás... Era lo que Yuu necesitaba realmente.

~

—En serio lo siento mucho, Mika, lo siento, lo siento —murmuró Yuu poniendo sus manos juntas y extendidas frente a su rostro.

—Ya te dije que no importa, en serio Yuu-chan.

—Esque...

—Nada, no es importante. Tú tenías sueño, comprendo que necesites dormir puesto que toda la noche estás trabajando.

Yuu se quedó un momento en silencio. No le había gustado el tono que usó Mikaela cuando se refirió a su trabajo. Apretó los dientes y lo dijo apartando la mirada.

Yuu no tenía la suerte de tener la mente de Mika, o su personalidad. Odiaba que Mikaela no le comprendiera.

Aunque quizás tampoco él comprendía a su mejor amigo.

—Vale.

Mika suspiró.

—Me iré a casa, ya casi es de noche.

—Bien. Nos vemos después.

Mika se despidió con la mano y salió de su hogar.

Cuando la puerta fue cerrada, Yuu se dirigió a donde Michirou quien seguía durmiendo. Sonrió besando la frente del pequeño, y posterior a ello hizo su rutina antes de ir a trabajar.

Estaba un poco feliz dado a que comenzaba a tener favoritismo con varias personas, y su economía mejoró notablemente desde esto.

Cuando tuvo su primera paga, casi todo lo gastó en cositas para su bebé.

Le había comprado ropita, biberones, más pañales y leche, entre otras cosas más como juguetitos.

También comenzó a ver en internet escuelas para su pequeño. Si bien, aún faltaba mucho para que ingresara, no quería que nada le faltara.

~

¿Cómo había terminado encariñándose con Michirou? No tenía idea, pero no podía evitar ir todos los días a visitar a Yuu y llevarle algún detallito al bebé adoptivo de su mejor amigo.

Dios, Michi era tan tierno. Había cautivado su corazón, sentía cierto cariño por el pequeño en tan poco tiempo. Así como a Yuu le había sucedido.

Mika cuidaba del bebé mientras Yuu tomaba una corta siesta, y de vez en cuando ponía música clásica e intentaba que el bebé dijera palabras.

Pero era tan pequeño, que era casi imposible que pudiese decir algo aún.

Aún así, Mika disfrutaba de intentar enseñarle, y de darle de comer. Lo único que no le gustaba era cambiarle de pañal, dado a que sentía que podía lastimarlo, y no le gustaba tocar el excremento del bebé.

No sabía por qué sentía que su corazón latía desenfrenado cuando Yuu cargaba al pequeño para dormirlo, mientras le cantaba.

Desde hace años que no sentía las mariposas en su estómago con Yuu. Hace tiempo que realmente no las sentía.

Desde que había entrado a la universidad, el estrés le consumía y no tenía mucho tiempo para nada, solo para estudiar.

Pero ahora que tenía básicamente la universidad hecha, tenía más tiempo, y su escuela tenía bolsa de trabajo por lo que no sería difícil encontrar uno.

Además, ya varias personas le mandaban cartas de contrato o entrevistas de trabajo.

La mayoría de las materias que llevaba las había excentado. Serían todas, sin embargo, algunos de sus maestros no dieron la posibilidad de excentar. Aún así, Mika no se preocupaba por sus exámenes. Le gustaba lo que había estudiado, y además de comprenderlo, se lo había aprendido de memoria. Claro que podía explicar todo con sus propias palabras.

Para la fiesta de graduación faltaba poco. Deseaba que Yuu le acompañara, ya le había invitado y Yuu le dijo que con gusto iría.

~

El azabache logró con un periodo ahorrando, comprar una cuna y una carriola. No eran muy caras, pero estaban en buenos términos.

También estaba ahorrando para darle un regalo a Mikaela por su graduación.

Estaba tan orgulloso del rubio, sabía que triunfaría en la vida, y también le deseaba una vida plena y feliz.

También, a veces se imaginaba que él lo hacía feliz...

Cuando pensaba en su trabajo, sentía ganas de llorar. Aquello le quitaba más oportunidades de salir con su mejor amigo, aún más de las que había.

Sabía que era imposible, Mika era heterosexual. Al menos, hasta el momento había tenido parejas femeninas.

Además, ¿por qué saldría con un fracasado como él? Aún si eran amigos, Yuu era un mal partido para Mika. El rubio se merecía una linda chica que le diese todo lo necesario para ser feliz.






Si No fuese porque tego capítulos adelantados, no actualizaba hoy ah; porque por poco y lo olvido.

Una familia para Michirou Where stories live. Discover now