Capítulo 29

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Después de que su ex novia se fue corriendo, Mikaela no esperó que esta le enviara un mensaje tan pronto diciendo que no podría ir a ver a Michirou el fin de semana.

Sabía que en cualquier momento Aly desaparecería, la conocía lo suficientemente bien al igual que conocía a Michirou. Su pequeño era demasiado terco, y difícilmente podría ver a su madre biológica como alguien dentro de su familia a menos que esta fuese realmente determinada y le interesara de verdad crear un vínculo afectivo con el niño, lo que seguramente tardaría bastante.

Esa era una de las razones por las que no estuvo de acuerdo en que Yuu terminara su relación y quisiera delegar su lugar a una persona como Aly.

Ahora, Mikaela se encontraba solo con su pequeño.

~

Cuando sus padres lo habían echado de casa, Yuu se había vuelto muy bueno con las labores del hogar, aunque a veces podía llegar a ser bastante desordenado, era muy limpio, simplemente algo flojo al momento de ordenar.

Después de adoptar a Michirou, logró hacerse sumamente responsable. Ni siquiera se atrevía a beber alcohol, o a dormir tarde porque quería ser un buen ejemplo, quería ser un buen padre.

Sin embargo, su casa estaba hecha un desastre.

Había trastos sin lavar en la cocina, ni siquiera se molestaba en tirar la basura, toda su ropa estaba hecha una bola en el cesto de la misma, el suelo se encontraba completamente lleno de boronas de comida, envolturas de alimentos y latas de refresco y cerveza.

Su propio cabello, que siempre había sido rebelde, en ese momento parecía un nido de pájaros, y había estado siendo un poco negligente con su trabajo.

Tenía frente a él su computador, más no encontraba la energía para teclear, revisar sus tareas pendientes o siquiera prenderlo.

Se sentía muy triste, y aunque rara vez lloraba, era algo muy notorio, con sus ojeras sumamente pronunciadas bajo sus esmeraldas.

Ni siquiera había tomado una ducha en la semana. Total, no tenía planeado salir de casa hasta que se sintiera débil por la falta de alimentos.

Extrañaba a su mejor amigo.

Y por sobre todo, extrañaba esa hermosa luz en su vida que lo hizo tan feliz.

Eran una familia.

Pero no podía ser integrante de esa familia...

Talló sus ojos reacio a volver a llorar por el profundo mar de pensamientos que era su mente, negando con la cabeza en un vano intento de centrarse.

Si Michi lo viese en ese estado, probablemente se decepcionaría.

Apenas eran las seis de la tarde y ya se encontraba medio borracho cuando tocaron la puerta de su pequeña casita.

Por cinco minutos, ignoró el insistente ruido de la puerta hasta que escuchó la voz de Mikaela, lo que lo desconcertó bastante.

Inmediatamente, replicó que en seguida iría, fue al baño a lavarse el rostro y hacer un intento en cepillar su cabello enmarañado. Lavó sus dientes y corrió a la puerta que medio abrió, donde fuera el joven rubio de preciosos zafiros envuelto en un saco beige y una bufanda colgando de su cuello, lo observaba con detenimiento.

—Hola, Yuu-chan...

—Hola —respondió con voz suave, tímida incluso—. ¿Sucede algo? ¿Michi está bien? —fue lo primero que quiso saber, queriendo esconderse más cuando Mika pareció darse cuenta del desorden en su hogar.

Afortunadamente, Michirou no estaba allí.

—Michi está bien... ¿Yuu-chan, qué sucedió aquí...?

El azabache detuvo la mano de Mika cuando quiso abrir más la puerta, demasiado avergonzado por su desorden.

—¡No puedes entrar ahora! Es... Está inhabitable en este momento.

Mikaela suspiró por ese comentario, su rostro dejando ver la preocupación que sentía, mirando a Yuu suplicante en que le dejase ayudarlo.

—Yuu-chan, permíteme pasar, ¿Bien? Quería hablar contigo sobre algo.

Lo dudó por un segundo, cerrando los ojos, deseando desaparecer en ese momento.

—Dame un momento.

Después de quince minutos haciendo una extremadamente rápida limpieza a la sala, Yuu corrió a su habitación en un intento por encontrar ropa limpia. Frunció el ceño al darse cuenta de que no había más que pijamas, así que tomó una y se la colocó. Era mejor eso que su playera azul anterior manchada de salsa catsup.

Abrió a Mikaela y ambos se sentaron en la sala, pasándole al de ojos azules una botella de agua.

—Gracias —susurró el rubio mirando la misma como si fuese lo más interesante del mundo—. Michi te extraña mucho.

Yuu sonrió dolido por ese comentario. Quería ver a su pequeño, quería estar con él.

—Yo también lo echo mucho de menos, y a ti —fue sincero, diciéndolo casi en un susurro.

—Vine a hablarte sobre Aly —fue al grano el rubio, ignorando ese último comentario.

Si de verdad los echara de menos no los habría dejado solo por sus propios ideales, incluso sus propios deseos, porque si bien, Mikaela sabía que siempre pondría a los demás por encima de sí mismo, se guiaba por lo que creía correcto.

Yuu no tuvo una familia biológica estable y amorosa, y quiso que Michirou la tuviera sin detenerse a pensar si era lo correcto, o si era lo que necesitaba. Era lo que él quería.

—¿Qué pasa?

—Aly mencionó hace unos días que este fin de semana no podrá ver a Michi. Conociéndola, estoy seguro de que no volverá a insistir.

Yuu le miró preocupado, ahora tenía sentido por qué no lo había contactado esa mujer desconsiderada para preguntarle qué podría obsequiarle a su pequeño niño la próxima vez.

—Te dije que... No era una buena idea, Yuu-chan —murmuró dolido.

—Yo... Puedo hablar con ella, seguramente puede haber arreglo...

—No existe manera, Yuu —cortó—. Aly no es una buena madre para Michi, incluso si es su madre biológica. Probablemente le interesó si volvía conmigo, porque es interesada, pero al notar mi indiferencia, y la propia indiferencia de Michirou, se cansó y decidió huir.

—¿Por qué no le das una oportunidad? Es entendible que se sienta decaída y desmotuvada, Mika. Si la ayudaras, entonces....

Mikaela dejó la botella de agua sobre la mesita de centro de la sala con evidente molestia, interrumpiendo a Yūichirō gracias al sonido que provocó el golpe en la madera.

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⏰ Last updated: May 12, 2022 ⏰

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