Capítulo 16

235 29 36
                                    

Cuando renunció a su trabajo en el burdel, hubo un poco de conflicto. La dueña del lugar era una mujer bastante dominante y difícil de tratar, y aún si Yuu no se consideraba atractivo, en realidad había logrado cautivar a varias chicas en busca de placer al punto en el que la única razón por la que iban, era por el azabache.

Aún si su jefa quiso demandar a Yuu que no renunciara e incluso elevó el precio de su paga, Yuu no podía seguir trabajando allí, ni siquiera le gustaba, así que la mujer se enfadó mucho más y lo echó del lugar, así que un poco incómodo, Yuu solo pudo suspirar tras haber recibido mil maldiciones y haber incluso sido insultado.

El resto del día, el azabache se dedicó a buscar trabajo mediante redes sociales y buscando por la ciudad, hasta que encontró un anuncio donde requerían un lava lozas.

Sabía bien que la paga de los lava lozas no era tan buena, sin embargo, también había publicado un anuncio donde rentaba su hogar y posteaba fotos del mismo, evidentemente los muebles iban incluídos así que el cobro de su vivienda era mayor por ese motivo.

Se sentía emocionado y motivado, podría pasar un poco más de tiempo con su pequeño y con Mika, lo que lo mantenía con un ánimo bastante bueno.

Por su parte, Mika también se sentía muy feliz. La noche anterior, después de haber arrullado a Michi y haberlo colocado dentro de su cuna, se acurrucó con Yuu, compartiendo así tiernos y suaves besitos que les llenaron el alma.

Haber dormido enredados en sus brazos había sido una experiencia en definitiva hermosa para los dos, e incluso se atrevían a decir que jamás se cansarían de esa sensación.

Yuu no creyó que después de tantos años impidiendo mostrar algo de sí mismo, odiando incluso muchos aspectos de su persona, y su físico, siendo constantemente juzgado por sí mismo, podría llegar a sentirse de ese modo con la llegada de un angelito como lo era Michi.

Para Yuu, Michi era su amuleto de la suerte y la razón por la que se sentía tan feliz. A raíz de haberlo adoptado, las cosas habían ido de bien, a mejor, empezando por el hecho de que su enamoramiento de años había terminado por rendir un fruto de amor que estaba seguro que sería para siempre.

Era agradable tener una familia en quién confiar y con quién pasar el tiempo, sin sentir que hacía las cosas mal o que tenía que reprimirse para no molestar a los demás.

~

Mika era mucho más dulce de lo que estaba acostumbrado. Parecían una pareja de casados, y eso a Yuu le fascinaba. A veces, el rubio se haría cargo de cocinar y limpiar todo su hogar para que su novio descansara, y a veces sería Yuu quien lo haría, con los sonidos de las risas y los balbuceos de Michi de fondo.

Después de haber rentado su hogar, Yuu utilizaba ese dinero en una guardería para su pequeño. Durante las mañanas, evidentemente, Shinoa no podría hacerse cargo de su bebé, así que optó por contratar un lugar dónde dejar al pequeño mientras trabajaba.

Su turno laboral iniciaba durante la mañana, así que entrada la tarde cuando comenzaba a oscurecer, en caso de que su novio no tuviera tanto trabajo, podría disfrutar del resto del día junto al rubio, jugando con Michi y haciéndolo reír.

~

—Papa —llamó Michi a Yuu mientras este fregaba los platos.

Mikaela se encontraba leyendo un par de documentos, sin embargo, al mismo tiempo que su novio, voltearon a ver a Michi estupefactos, y se acercaron al pequeño emocionados.

—Michi, dilo nuevamente, ¿Si? —pidió Yuu—, di papa, papa.

—¡Papa! —rió el bebé alzando sus manitas, queriendo que el menor lo cargara.

Una familia para Michirou Where stories live. Discover now