Capítulo 8

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Yuu casi lloraba de felicidad.

Veía al pequeño Michirou gateando por la cama, y no pudo evitar tomarle fotos y videos de todos los ángulos posibles.

Aunque también tenía cuidado de que no se cayera o algo similar.

No pudo evitar enviarle algunas fotos a Mikaela y a Shinoa, quienes habían sido su más grande apoyo desde que decidió añadir a Michi a su vida.

Y jamás se arrepentiría de ello, incluso lo sentía su propio hijo.

Un par de horas más tarde cuidando al pequeño, tocaron la puerta.

—Michi, quédate quieto —suspiró Yuu pues el pequeño quería seguir gateando.

No tuvo otra opción y cargó al bebé para posterior a ello dirigirse a la puerta y abrirla.

Michi rió alzando sus manitas hacia Mika, quien estaba fuera de la casa.

—Mika —susurró Yuu haciéndose a un lado para que este pasara.

Por otro lado, el mencionado así lo hizo, para después cargar al pequeño y hacerle caricias en su naricita.

—Tenía que venir a verlo con mis propios ojos —murmuró viendo a Yuu y volviendo su vista al bebé. Yuu podía notar la emoción en el rubio.

—Me sorprendí demasiado cuando lo vi.

—Me imagino —sonrió el de ojos zafiros.

Yuu se fue a la cocina en donde preparó un par de bocadillos; al buscar a Mika se murió de ternura ante la imagen que veía, aparte de que su corazón latió con demasiasa fuerza en su pecho y una sonrisa en su rostro se dibujó sin siquiera darse cuenta de ello.

Este levantaba en el aire (a una destancia prudente) al pequeño, quien reía e intentaba tocar el rostro de Mikaela.

Sigiloso, Yuu se acercó a ambos, dejando la charola con los alimentos en la mesita de noche en su habitación.

—Traje esto.

—Gracias.

Mika dejó a Michi en la cama, y tomó un bocadillo llevándoselo en seguida a la boca.

—Oye, Yuu-chan —comenzó viendo a Michirou.

—¿Si?

—¿No has pensado en casarte, o tener novia?

Aquella cuestión tomó por sorpresa al azabache.

Recordó inevitablemente cuando Mika le hacía ese tipo de preguntas antes de la llegada de Michirou.

—Michi necesita una figura materna.

—Michi necesita amor.

—Yuu-chan, ¿y qué le dirás cuando sea más grande? Además, ¿quién podría hacerle cariñitos o regañarle sutilmente como hace una madre?

Yuu se quedó en silencio un largo momento.

—Sé que querrá una madre, pero ello no le impedirá ser feliz y recibir amor de mi parte. Está Shinoa, ella podría ser su figura materna.

Yuu dejó salir un suspiro frustrado, para seguir hablando.

—Por otra parte, no hay necesidad de pensar en lo que le diré en el futuro. Le diré la verdad: que lo encontré, que me enamoré de él, que es el hijo que cualquier persona querría tener...

Mika se enterneció con lo escuchado, pero seguía dándole vueltas al asunto.

Yuu era su mejor amigo, tenía que asegurarse de que él estuviera bien. Y además, se había encariñado con Michi, por lo que también quería su seguridad y bienestar.

—Aún así pienso que deberías casarte.

—Mika, con el trabajo que tengo, ¿crees que alguien me querría?

Fue cuando Mika recordó ese hecho, y no pudo evitar fruncir el ceño con notable enojo.

—Tu trabajo...

—Ya lo sé, ya lo sé. Sé lo que me dirás, pero creo esa es decisión mía.

—Yuu, ¿has pensado en lo que harás cuando Michi vaya a la escuela?

—Sí, lo he pensado.

—¿Y crees que es apropiado tu trabajo cuando tienes a un bebé a tu cuidado?

Yuu apretó los labios y apartó la mirada.

Michi se había entretenido con un juguete que yacía en la cama; ahora en los labios del pequeño.

Yuu acarició la cabecita de su pequeño.

—Por eso creo que deberías casarte.

—No me voy a casar sin amor y a sabiendas de que la voy a engañar.

—Entonces busca otro maldito trabajo.

—Mika, ya déjalo —pidió alzando la voz.

—Lo dejo, lo dejo. Me voy —murmuró encaminándose a la salida.

Mika también estaba más enojado. Sentía que odiaba el trabajo de Yuu incluso más que antes.

—Mika —llamó Yuu como súplica.

El rubio se detuvo en el medio de su camino, sin voltear a verlo.

—Necesito el dinero, ¿qué puedo hacer yo, que ni siquiera tengo la escuela terminada? Sé que hay muchos trabajos más, pero conseguir un buen trabajo con buena paga es bastante difícil. Ya te lo he dicho muchas veces.

Mika suspiró aligerando sus gestos y volviendo a donde Yuu.

—Sé que no te gusta mi trabajo, pero apóyame. Por favor. Eres mi mejor amigo, y mi única familia.

Mika abrazó a Yuu, y este correspondió en seguida.

—Sabes que no te dejaría solo —susurró sintiendo como su mejor amigo se escondía en el hueco de su cuello. Y hubiese llorado de no ser porque Michi riendo se unió, logrando que la tensión se disipara y el azabache junto al ojiazul sonrieran prestándole total atención al pequeño.

Aún así, Mika se iba a encargar de buscar un nuevo trabajo para Yuu.

No mentía, no iba a dejarlo solo, aún si Yuu le pidiese que lo hiciera.

En ese momento se sintió enojado y frustrado, pero jamás se alejaría de Yuu así como así.

Miró a los dos azabaches, y se dio cuenta de que poseía un instinto protector por ambos.

Se dio cuenta de que, en realidad, quería a Yuu más de lo que creía.

Se dio cuenta de que era más tierno y frágil de lo que aparebraba.

Y se dio cuenta, de que deseaba tomar su mano y la de Michi, y ser los tres una familia.

¿Quizá estaba fantaseando demasiado?



Lo sé, tardé mil años en actualizar qnq lo siento mucho por ello

Una familia para Michirou Donde viven las historias. Descúbrelo ahora