Capítulo 18

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Mika había invitado a Yuu a desayunar sabiendo que ese día no tendría clases debido a una junta directiva, así que se dirigieron a un café cerca del trabajo de su lugar.

Para desgracia de Yuu, ni bien entrando al café, su madre, Yui Amane, y su padre, Ryu Amane, se encontraban tomando el desayuno en el mismo lugar.

Habían pasado cerca de diez años desde la última vez que los había visto, así que quiso huir en seguida.

—Yuu-chan, eres un hombre independiente, fuerte, dedicado y que no necesita más de la protección de nadie —argumentó el rubio intuyendo cómo se sentía en estos momentos—, vamos a sentarnos, si no quieres acercarte a ellos, simplemente no lo hagas, si se acercan a ti y te incomodan, entonces nos retiraremos en seguida, ¿Te parece?

Mika quería tomar las manos de Yuu, sin embargo, sabía que se sentiría incómodo bajo la vista de sus padres, además quería demostrarle que podía ser valiente incluso si se encontraba solo en ese momento.

Yuu miró inseguro a Mikaela, sin embargo, tras la llegada de un mesero que les preguntó si querían tomar asiento, decidió ser valiente y enfrentar esta situación. Quizá sus progenitores ni siquiera le hablarían.

Yuu le pidió a su mesero que los acomodara en lo más escondido del sitio, sin embargo, para su mala suerte, de todos modos pasaron cerca de la mesa donde comían Yui y Ryu, quienes inevitablemente observaron al azabache, mirándolo con sorpresa evidente, además de un rostro un poco amargo y culpable en la misma medida.

Cuando tomaron asiento, Yuu movía sus dedos nervioso, queriendo fusionarse con la silla, esperando que la tierra se lo tragara en ese momento.

—Yuu-chan... —Mika no sabía cómo hacer que su novio se sintiera menos ansioso, mirándolo con evidente preocupación—, realmente quiero que entiendas que sin importar lo que tus padres hagan o digan, no siempre tienen la razón, ¿De acuerdo?

—Lo lamento, solo me tomó de sorpresa verlos —admitió, sin comprender por qué se sentía de ese modo con la presencia de aquellas personas.

Su novio suspiró impotente, queriendo abrazarlo y resguardarlo de cualquier amenaza que pudiera sentir.

Había sido el desayuno más tenso que habían tenido durante toda su relación, y es que Yuu ni siquiera tuvo tiempo de hablar con sus padres cuando descubrieron que era homosexual debido a que en seguida le pidieron que saliera de su hogar.

No tuvo oportunidad de explicaciones, siquiera de tomar algo de ropa, habían sido muy crueles y directos con él al decirle que era un enfermo mental, que no merecía ser parte de esa familia, así que sin más, Yuu decidió que así sería, que no los buscaría, y que podía seguir adelante solo.

Jamás lloró, en esa temporada, su único consuelo era saber que había una persona, una familia, dispuesta a brindarle un poco de ayuda, así que en cuanto pudo mantenerse por su propia cuenta, decidió no lastimarlos, porque incluso si Mika, y sus padres, siempre fueron muy amables, no tenía la certeza de que si se enteraban de su secreto al ser un hombre gay, fuesen los mismos con él.

Nunca había sospechado que, al contrario de la actitud que tuvieron sus padres, cuando anunciaron su relación, la primera en celebrar sería Krul.

Sin embargo, si bien, era lindo encontrarse acompañado, para Yuu todavía era difícil ver a las primeras personas que decidieron darle la espalda no solo después de configurar su mente de forma que tuviera un autoestima débil y frágil, sino también después de hacerle conocer lo que es la crueldad y el egoísmo, el anteponerte primero a ti sin importar si lastimas a otra persona, como sus padres siempre se lastimaron.

Eran personas que discutían a la mínima provocación, ni siquiera entendía por qué seguían juntos si amor no sentían.

En cuanto terminaron se comer, bajo un silencio sepulcral entre ambos, Mika pagó la cuenta haciendo un gesto con su cabeza para que salieran del local, así que bajo la atenta mirada de aquellas lejanas personas para Yuu, caminaron un poco más rápido de lo habitual.

Apenas un par de segundos después de cruzar la puerta, Yui también se paró rápidamente, corriendo hacia donde su hijo se dirigía en un impulso.

—¡Yūichirō! —llamó.

El mencionado paró abruptamente su andar, sin darse la vuelta. Tenía miedo. No quería volver a ver el rostro decepcionado de su mamá.

—Yūichirō... ¿Qué ha sido de tu vida todo este tiempo? —pidió saber.

Quizá para burlarse en caso de que lo haya tenido difícil. Quizá queriendo saber genuinamente la situación de su hijo, Yuu no lo sabía y honestamente, tenía miedo por saber.

—Yuu-chan, podemos irnos e ignorar que alguna vez los vimos —sugirió su novio a su lado, observando con preocupación el rostro complicado del moreno.

El nombrado negó con la cabeza, así que un poco temeroso, dio media vuelta para observar a su mamá, que lo miraba a la par con expectativa. Antes de hablar, Ryu Amane se posicionó a un lado de su esposa, queriendo saber también lo que era de su hijo.

—Mi vida los cinco años después de que me corrieron de casa ha sido una mierda, gracias por preguntar —aceptó Yuu—, siempre lo ha sido, sin embargo, por si tenían la leve preocupación de si soy feliz o no, sí, lo soy, estos últimos años han sido maravillosos. Tengo un hijo adoptivo y vivo con el amor de mi vida. Sin entrar en detalles, solo quiero decirles que estoy bien, y vivo bien.

Estuvo a punto de darse la vuelta y caminar. Claramente había muchos rencores mucho más profundos, sin embargo, decidió que no era un tema que quería sacar a la luz, no quería pelear, mucho menos con Mikaela allí a su lado. No tenía caso cuando en su hogar podía abrazar al rubio y a su pequeño y disfrutar de una noche de descanso espléndida rodeado por los brazos suaves de Mikaela.

—¿Y no te preguntas siquiera cómo hemos estado nosotros? ¿Tan mal hijo eres? —cuestionó en ese momento Ryu, observando con enfado al de ojos verdes.

Yuu no tuvo tiempo de responder cuando Mikaela frunció el ceño explotando por ese comentario.

—¿¡Qué disparates son esos, señor Amane!? ¡Dejaron solo a su hijo siendo solo un adolescente por una tontería, cuando jamás fue un mal niño, aún si tenía malas calificaciones nunca hizo algo verdaderamente malo! —escupió apretando las manos, no le hacían falta ganas por sacudir al padre de su novio para que entendiera realmente cómo funcionaban las cosas—. ¡Ni siquiera deberían de tener el derecho de hablar con Yuu, algún día cuando necesiten ayuda les aseguro que si le piden algo, yo seré el primero en detenerlo si decide brindarles apoyo!

El rostro feo y consternado de los dos padres de Yuu le provocó algo de placer al rubio. Él no era una persona de andarse con rodeos después de todo, y aún si Yuu tampoco era de quedarse callado en realidad, después de todo eran sus padres, las figuras de autoridad que le habían lastimado e infligido tantos temores, así que por esa razón, simplemente tomó la mano de su novio, alejándose con pasos firmes de esas personas, sin mirar atrás e ignorando todas las veces en que llamaron su nombre.

Una familia para Michirou Where stories live. Discover now