Capítulo 16

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—No debes abrazarme así frente a otros Mikasa, ahora estás comprometida— le indicó Armin. Los ojos de Mikasa se abrieron amplios y se asomó detrás de él esperando que nadie lo hubiese escuchado.

Jalándolo despacio lo encerró con ella en la habitación.
—Mikasa no debemos...
—Sshh lo sé...pero, ¿Cómo es que sabes?—lo interrumpió.
—Mika, Jean es uno de mis mejores amigos. Por cierto me mandó llamar comentando que te encontrabas lastimada, no soy médico pero conozco de los mejores remedios y herbolaria de Hizuru ¿Cómo te sientes? ¿Tienes dolor en alguna parte?



Mikasa exhaló con pesadez y puso los ojos en blanco...dándose la vuelta, caminó hasta el sofá.
—Estoy bien...no tengo nada, fue una mentira mal hecha...y ahora te envía para burlarse de mi.
—¿Le mentiste, para?
—Para no verlo...Armin...es una larga y cansada historia.


De nuevo Armin la observó con atención. Admiraba su espíritu auténtico y noble, pero la notó confusa y angustiada. No había un hueso roto, pero sí estaba sufriendo.


—Mika, no puedo permanecer más tiempo dentro de tu habitación, pero es importante que entiendas algo. Negar tu compañía a tu prometido, para obtener, lo que sea que estés buscando obtener, es riesgoso e imprudente. Y, por lo que pude notar...él tiene un gran afecto por ti...estoy seguro que te daría lo que fuera, si tan sólo le ofrecieras más seguido tu sonrisa.

«¿Afecto?» pensó Mikasa. ¿Cuál afecto? ¿Estaban hablando de la misma persona, la que decía que el amor era para manipular tontos?

Notándolo aún confundida, Armin continuó—las mentiras no te llevarán a nada con él. Ha conocido mujeres mucho más habilidosas y engañosas, llenas de trucos y decepción. Lo único que recibieron esas mujeres de él, fue un tiempo de diversión a su lado.

Mientras que tú, siendo directa y honesta te has ganado a pulso todo su favor y atención, incluso pidió tu mano en matrimonio, que es lo que todas esas mujeres hubieran querido.


La mente de Mikasa explotó. ¿Por qué todos actuaban como si, al pedir su mano, le hubieran ofrecido las mismísimas joyas de la corona? ¿Porque el Duque había bajado de su trono y sido tan filántropo, como para pedir su pobre y casi huérfana mano? Todo eso la hacía sentir aún peor, humillada incluso. Además, no había pedido su mano, la había comprado.


—Armin, agradezco tu consejo...lo pensaré—respondió cabizbaja
—Planeas pensar en mi consejo, pero no seguirlo ¿Cierto?—le respondió Armin con una sonrisa. Ella sólo lo miró con tristeza.

Armin se acercó y tocó su hombro.—Aunque, probablemente tú sepas mejor cómo lidiar con él. Él realmente está prendado de ti—Mikasa lo miró con los ojos entrecerrados a modo de pregunta—aunque no lo creas, nunca había visto que alguien lograra enervarlo tanto. Hoy por la mañana llegué a su departamento y lo encontré partido a la mitad. Primero quería venir a romper tu lindo cuello con sus propias manos, etaba molesto con lo que llamó "tu última hazaña" y en el siguiente minuto su carcajada se escuchaba en toda la habitación, mientras me contaba de ti. El hombre está dividido entre la ira y la felicidad.

—Así que no pudo decidir por ninguna de las dos...y ¿Te envió a ti en su lugar?—respondió Mikasa sarcásticamente

—Mmh pues sí, así es. Fue la opción menos peligrosa—Armin se rascó un poco la cabeza, antes de continuar—escucha, Mikasa. Volveré con él y le diré que no te encuentras bien de salud. No dormir bien y estar en constante angustia no es bueno. Dejaré órdenes en la cocina para un té que te ayudará a conciliar el sueño.

Los ojos de Mikasa se iluminaron. Un día más, gracias a Armin, conseguiría un día más sin verse forzada a acompañar al Duque.

—Gracias Armin...—Mikasa tomó su mano y Armin dió dos palmadas sobre el dorso de su mano. Ambos se despidieron con una reverencia completa, como lo acostumbraban en Hizuru. Después de revisar que nadie estuviera cerca Armin salió de su habitación y se retiró.














Mi ParaísoWhere stories live. Discover now