Capítulo 35

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—No me mires así por favor. Ya he tenido suficientes miradas lastimosas desde que regresé—Eren se dirigió de frente a Mikasa, notando su sincera impresión al ver su estado—pensé que mi padre ya te habría dicho de mi estado.

Mikasa unió sus manos al frente y miró al costado—Es muy diferente imaginarlo y verlo. 

 Eren frunció el ceño y ladeó un poco el rostro.

—Veo que no soy el único con heridas nuevas. Esa cicatriz en tu rostro, no recuerdo haberla visto antes. ¿Cómo te la hiciste?

Mikasa llevó su mano derecha a su mejilla. A veces realmente olvidaba que tenía esa cicatriz, con un breve destello pasó el recuerdo por su mente y después sonrió.

—Me atacó una cacatúa en Mitras—le respondió y él la miró confundido, antes de entender la broma. Ambos liberaron una sonora carcajada.


—Pronto se me ocurrirá algo ingenioso para responder respecto a mi pierna también—rió Eren de nuevo—Estoy feliz de que al menos uno de los dos está bien.

Mikasa lo miró con melancolía. No podía evitar sentirse mal por el estado físico de Eren, aunque se notaba con buena salud.

—¡Mírate! eres una hermosa mujer,—Eren aclaró la garganta y le sonrió—una hermosa mujer casada.

Un poco sonrojada, Mikasa pudo sonreír brevemente y sostenerle la mirada—Eren...—miró de nuevo a su pierna—Lo siento, debe ser muy difícil para ti...

 —¿ lo sientes?—Eren liberó una corta y natural risa—Quien lo siente soy yo, Mikasa, yo mismo me hice esto...desde el día que me fui, en lugar de quedarme...a tu lado.

Los ojos de Mikasa se abrieron y lo vieron con tristeza. Hubo un momento de silencio mientras Eren fijaba sus ojos en ella. El viento fresco corría despidiendo lo que quedaba del invierno. Se vieron pero ninguno dijo nada, no había forma de regresar el tiempo. Él se había ido y ella se había casado...o al menos aún lo estaba por ese día. 

Ambos entendieron lo que no se mencionó mientras cruzaban sus miradas. Sus años juntos, su separación; su reencuentro y una segunda separación...ahora terminaban en este momento que sólo tenía un sabor a melancolía y mutuo entendimiento.


—Mikasa—al fin Eren rompió el silencio—te envié una última carta antes de que...antes de todo esto. ¿La recibiste?

—Sí

—¿Por qué nunca respondiste?


Con un breve suspiro y sin dar más detalles Mikasa respondió
—Ya me había casado cuando la pude leer.  Era demasiado tarde.


—Ya veo...—por primera vez en todo su encuentro fue Eren quien bajó la mirada. 

Después de otros segundos de silencio, Mikasa sólo quería continuar su camino, necesitaba estar sola. Ya estaba casada cuando recibió la carta y ahora había un documento en su propia cama que haría que pronto cambiara de nuevo su estado civil.

—Espero que sigas bien, Eren. Debo irme—con las manos aún unidas al frente, Mikasa asintió ligeramente la cabeza y avanzó por el camino que llevaba.

—¡Mikasa!—la detuvo Eren de nuevo. Aunque su esperanza era casi nula, aún deseaba encontrar en Mikasa la mirada que había recibido de ella anteriormente, esa llena de adoración y cariño. Pero ahora parecía sólo encontrar madurez y serenidad, quería saber si esa posibilidad se había agotado.

Mi ParaísoWhere stories live. Discover now