Capítulo 3. Atrapado

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He subido un poco antes el capítulo porque esta semana tengo unos horarios terribles y no me va a dar tiempo si espero a mañana.

Vil no salió de su habitación por el resto del día. Se sentía derrotado, vencido. Pensaba que Rook lo apoyaría de manera incondicional, que siempre se quedaría a su lado y le diría que todo saldría bien. Pero se había equivocado. Quería a Rook, siempre lo querría. Sin embargo, siempre existiría una barrera entre ellos que no podrían superar, pues su amigo era un alfa y él era un omega. Al final del día, sus visiones del mundo eran demasiado diferentes. En el fondo, Vil era consciente de que Rook realmente pensaba que aceptar el matrimonio con Leona era la mejor opción para él, pero no había podido evitar enfadarse.

No era muy común, no obstante, había oído hablar de lo que sucedía con los omegas en esa clase de matrimonios sin amor y no estaba dispuesto a pasar por lo mismo. Dependiendo de la naturaleza de la unión, esta podía o no ser rota por el alfa cuando le viniera en gana, dejando al omega solo e incapaz de unirse con otra persona. Por supuesto, Leona no podía hacerle eso sin desatar un conflicto internacional, aunque el mejor de los casos tampoco le favorecía. La mayor parte de los omegas en matrimonios concertados terminaban convertidos en máquinas de hacer y criar niños. El mero hecho de pensar que podría acabar así le revolvía el estómago. Había intentado explicárselo a Rook pero Vil ya había descubierto hacía tiempo que los alfas eran demasiado cabezotas como para hacerles cambiar de opinión, incluido su amigo.

Pensó en leer algo para distraerse y apartar de su mente todos los pensamientos horribles y catastróficos que le invadían cada vez que se descuidaba, pero las historias románticas que antes le habían fascinado ahora le resultaban insufribles. Ya no quería leer sobre príncipes y princesas siendo rescatados de sus torres por audaces caballeros decididos a enfrentarse a un dragón tan solo por la promesa de un beso de amor verdadero. Había creído en esos cuentos durante toda su vida, había pasado años soñando despierto con el hombre que el destino le tenía preparado. Y entonces, ocurría esto.

Vil era el primero en saber que se trataba de un caso de pareja destinada, por mucho que tratase de negarlo y convencer a los demás de que no lo era, y eso no le ayudaba a tener esperanza en su futuro. Independientemente del reino, el encuentro de una pareja destinada estaba por encima de las leyes de los hombres, siempre debía favorecerse la unión de los implicados ante todo lo demás. Vil creció creyendo que esto era algo hermoso. Ahora, no obstante, le parecía una pesadilla. ¿Era acaso este su castigo por pensar que tenía el mando sobre su propio destino?

Vil estaba sentado en un sillón junto a la ventana cuando sus padres entraron en la habitación. El chico esbozó una leve sonrisa al verlos. Cuando era un niño, mucha gente le había dicho que sería un alfa debido a su gran parecido físico con Eric. Los dos eran altos y tenían cabellos color champán, aunque a Eric apenas le daban para recogerlos en una pequeña coleta. Con el tiempo fue evidente que, cuanto más crecía, más se asemejaba a Noel sin embargo. Había heredado su figura esbelta, sus ojos brillantes como amatistas, e incluso su actitud orgullosa y un poco rebelde.

El matrimonio de Eric y Noel había sido accidentado, pues Noel era el menor de los príncipes del Reino de las Rosas y Eric había estado a punto de comprometerse con una de sus hermanas. No obstante, cuando Eric fue a realizar la pedida de manera formal, conoció a Noel y se enamoraron a primera vista. Todo el mundo en Pyroxene celebró que fueran pareja destinada, pero los monarcas del Reino de las Rosas no aprobaron la unión, y Noel fue obligado a renunciar a su título si deseaba casarse, y los lazos entre ambos países se cortaron de raíz. Quizá por eso Vil esperaba que ellos entendiesen su decisión de rechazar un matrimonio concertado, sobre todo Noel, que se había comprometido siendo muy joven, más de lo que él era ahora.

Noel se acercó a Vil, y el menor se levantó para abrazarlo. A pesar de los altos tacones, su padre era más bajo y delgado que él, casi parecían de la misma edad. Noel siempre fue un gran confort para el rubio, sus abrazos y su aroma a rosas nunca fallaban a la hora de tranquilizarlo o, al menos, nunca lo habían hecho hasta ahora. Era cierto que se sentía protegido en sus brazos, pero no le pasó desapercibido el ligero temblor de esos brazos que lo habían cuidado hasta ahora.

Eres mi Alfa y mi Omega [LeoVil || Twisted Wonderland]Where stories live. Discover now