Eres mi Alfa y mi Omega [LeoVil || Twisted Wonderland]

Capítulo 11. Cambio de aires

Afterglow Savannah no era como Vil esperaba. Nunca había estado, esta era su primera vez, y la mayor parte de su conocimiento del país provenía de Rook. Como Leona le había advertido de las altas temperaturas, el príncipe se había imaginado que el lugar sería un secarral sin agua, casi como el infierno sobre la tierra. Ese había sido uno de sus mayores temores antes de cruzar el espejo, aunque se lo había guardado para sí.

Despedirse de sus padres ya había sido bastante duro, no quería añadirles más preocupaciones, en especial teniendo en cuenta que Noel llevaba maquillaje en los ojos en un intento de ocultar que había estado llorando. La separación ya era difícil sin que Vil le diera a Noel más motivos por los que llorar. Sabía que esto era necesario para garantizar su seguridad mientras se llevaba a cabo la investigación, los dos lo sabían, Eric también lo sabía. Sin embargo, eso no hacía la despedida más fácil ni menos dolorosa.

Por suerte para el menor, su destino resultó no ser tan terrible a primera vista como pensaba. Hacía calor, era cierto, pero no era la temperatura elevada e insoportable que el león le había hecho creer, y había un complejo sistema de acueductos y fuentes que llevaba agua a todas partes. No era tan verde como Pyroxene, pero no era ningún lugar de pesadilla.

La decoración del palacio le sorprendió, mucho más minimalista de lo que estaba acostumbrado a ver a su alrededor. Los colores eran cálidos, había muchos arcos que daban al exterior, y quizá demasiadas alfombras para su gusto; y aun así, apenas había decoración. La sala del espejo no parecía diferente al resto de habitaciones del palacio y, desde luego, no parecía ser guardada como un lugar reservado y exclusivo.

Una vez más, una diferencia con Pyroxene, donde la sala del espejo se consideraba uno de los mayores tesoros del reino. Esperaba que les recibieran, al menos, los reyes acompañados por media docena de guardias, pero no hubo nada de eso. El omega no estaba seguro de si aquello le aliviaba o le inquietaba un poco más. El cuarto se encontraba vacío a excepción de Farena, que esperaba apoyado contra una pared. Al verles aparecer, sonrió y fue hacia ellos con los brazos abiertos.

-Leona, Vil, me alegro de veros. Siento muchísimo que vuestra visita tenga que ser bajo estas circunstancias.

-Nosotros sentimos no haber podido avisar con mayor antelación.

-No te disculpes, por favor, es un placer teneros aquí a los dos, en cualquier momento. ¿No habéis traído ningún equipaje?

-Encargué a Ruggie y Jack que tuvieran todo preparado para nuestra llegada -respondió Leona-, Vil necesita ropa apropiada y prefiero comprarle un nuevo cargamento de maquillaje que cargar todo eso hasta aquí.

-Bien, bien, entonces, no os mantendré demasiado ocupados -asintió Farena-. Padre y madre os esperan en la sala del trono para recibiros formalmente. Después de eso, seréis libres para retiraros a la torre este. Aunque no es un sitio muy divertido, así que serás bienvenido en la torre oeste cuando lo desees, Vil, que ahora eres familia. Nuestra corte está siempre en movimiento, y a mi esposa y a mí nos gusta formar parte de ese movimiento.

-Mi hermano está casado con una alfa -informó Leona-, tienen un hijo.

-Estupendo. Será un honor para mí poder conocerlo.

Mientras caminaban por los pasillos, Farena aprovechó para hablarle al rubio del funcionamiento del lugar, los protocolos y qué clase de comportamiento se esperaba de Leona y de él, sobre todo de él. Le explicó que los cortesanos estaban muy emocionados por su presencia, ya que hacía generaciones que un omega no se desposaba con un miembro de la familia real, y tenían las expectativas muy altas, tanto para bien como para mal. Al parecer, la realeza de Afterglow Savannah solo había engendrado alfas en los últimos cien años, y el afán de mantener la línea de esa manera hacía que algunos nobles se mostrasen reacios a la unión de Vil y Leona, incluso si era algo sagrado como una unión destinada.