Capítulo VII

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Aquella imagen. La de una familia feliz. Un día fue su mayor anhelo.

Cat: ¿Puedo preguntar por tu familia?

Apenas yo: No.

Oliver presionó dos dedos sobre su cicatriz. Decirle que vivía con su tía daría pie a más preguntas y él se negaba a hablarle acerca de su madre y el cómo ella había decidido salir de su vida para siempre. Tendría que mencionarle el maltrato que vivió. Su cicatriz, y lo peor de todo, hacerle saber que él había liderado un grupo de abusadores que habían dejado secuelas a la víctima.

—No tienes derecho a llorarle a nadie.

Alzó la mirada. Alexa estaba surgiendo más que de costumbre desde que había decidido hablarle a Cat. Porque aquella era su voz interior, haciéndole saber que no se merecía siquiera aquella pequeña atención.

—¿Acaso piensas denunciar a mi hermana? ¿Vas a arruinarle la vida también a ella?

Su víctima del pasado surgió de su otro lado, presentando moretones en su rostro y dos riachuelos de lágrimas que no paraban de emerger.

—No —respondió Oliver con un enorme vacío en su voz. Nunca pretendió tal cosa.

—Mentiroso —el aliento calcinante de Alexa se escurrió por el interior de su oído derecho —En una parte profunda de tu ser estás deseando que alguien lo sepa y te proteja. Piensas que ya has tenido suficiente.

Oliver sacudió la cabeza, negando, mintiéndose a sí mismo. Su cuerpo estaba resentido, cansado del sufrimiento que cargaba desde hacía años y que todavía seguía padeciendo.

—Crees que merezco ser castigada. Que lo que hago no está bien —seguía hablando Alexa, indiferente a sus negaciones, al vacío que se alojaba en su mirada —Crees que tienes el derecho de tener una amiga con la conversar. Estás pensando en que quieres sonreír y reír como los demás. ¿Pero sabes? Lo único que tú te mereces es la eterna infelicidad.

Alexa le transmitía verdadero odio, como si ningún sentimiento de bondad apelara su ser, tal y como le había mostrado las tantas veces en las que habían estado frente a frente. Se había referido a él con múltiples palabras, pero al fin y al cabo sinónimos de lo monstruoso que era.

Cat: Vale, en ese caso te seguiré hablando de mí. ¿O prefieres que te cuente algún chiste o cotilleo?

La chica del otro lado de la pantalla se estaba esforzando para que aquella conversación no terminara. En verdad parecía estar interesada en seguir platicando con él. Conocerle.

Oliver leyó sus palabras. Las manos le temblaban con agresividad, soportando la gélida presencia de Alexa y aquel eco del pasado que no dejaba de lamentarse por el dolor que él había grabado tanto en su carne como en su corazón.

—¿Le vas a seguir preguntando por ella? ¿Quieres que te restriegue lo feliz que es?

Tuvo la sensación de que Alexa le daba golpecitos en la cabeza, burlándose de la patética imagen que ahora mostraba. De su fatídico intento por ser alguien normal.

—Detente —le susurró ella cuando Oliver tuvo la intención de oprimir la tecla H —Deja de ser hipócrita, sabes perfectamente que, si esa chica hubiera estado contigo en aquella época, había sufrido por tu culpa. Te habrías burlado de ella. ¡Tal y como lo hiciste con mi hermano!

Preso de un fuerte dolor en el pecho, cerró la pantalla con fuerza, en un intento por escapar de aquellas voces. De aquel ser que era él y del que nunca podría desprenderse.

—Oliver, apenas saber huir.

Oliver se llevó las manos a los oídos y salió apresurado de la habitación, encerrándose de nuevo bajo el chorro de la ducha caliente. En un instante, las ropas se adhirieron a su delgada figura. Al rato, cerró los ojos y alzó el rostro. Permaneció quieto, con las manos recargadas en la pared de azulejos azules. Apenas necesitaba olvidarse de sí mismo, aunque fuera por un momento.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Where stories live. Discover now