Capítulo XXXII

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En cuanto abandonaron el vehículo, Oliver caminó pegado a la espalda de Abby y sujetándole una mano. Cada vez que una persona pasaba cerca de ellos, le apretaba más la mano. Que actuara de ese modo, atraía más la atención de los desconocidos, que lo miraban como si fuera un bicho raro. Abby había aparcado relativamente cerca del consultorio, pero los cinco minutos a pie, supusieron una tremenda angustia para él. Habían pasado apenas unas dos semanas desde que había dejado de ir a clases y Oliver ya no se sentía capaz de enfrentar las miradas que le echaban las personas.

La consulta estaba en la segunda planta de un edificio de apartamentos. Se cruzaron con un residente joven, acompañado de su perro de porte grande que iba atado por una correa. Y ese joven también le echó una mirada curiosa y luego siguió adelante.

Abby pulsó el timbre de la puerta 2-D y casi de inmediato sonó un sonido que les advertía de que habían abierto la puerta. Tras un corto pasillo, se encontraron con varias sillas de plástico donde habían cuatro personas sentadas esperando a que los llamaran para su cita y la recepcionista tras el balcón.

—Hola, buenas tardes —Abby se paró frente al balcón y saludó a la recepcionista, una señora de unos cuarenta años con el cabello color ceniza y con lentes redondas, la que tenía aspecto de ser amable.

—Buenas tardes —les dedicó una sonrisa amable a ambos, y fue la única de las personas con las que se cruzaron que no dedicó a Oliver una mirada curiosa, quizás porque ya estaba advertida por la psiquiatra, ya que Abby había tenido el detalle de advertirle que a Oliver no le gustaba que comentaran nada ni le miraban raro porque usara una mascarilla —¿En qué puedo ayudarles?

—Oliver tiene consulta a las seis —explicó Abby, sintiendo los temblores constantes que sufría el adolescente.

Oliver había dejado de prestar atención a la conversación al percatarse de que un niño de unos siete años no había dejado mirarlo con el ceño fruncido desde su asiento, y fue todavía peor cuando el niño tiró de la manga de la ropa de una mujer, que seguro era su madre, le dijo algo y luego señaló a Oliver con el dedo índice. La mujer le miró, puso una expresión curiosa y le bajó la mano a su hijo de inmediato, riñiéndole en un murmurio.

Había estado soportando el malestar hasta ese momento, pero aquella fue la gota de agua que colmó el agua. Tenía que irse y refugiarse en algún lugar donde ninguna mirada le descubriera, así que soltó la mano de su acompañante e hizo el amago de marcharse, pero Abby fue más rápida y volvió a tomarle la mano.

—¿Oliver, qué pa...? —se calló de golpe al toparse con la cabeza de Oliver negando con insistencia —Oliver, tranquilo... —se acercó más para abrazarlo —Sabes que no tienes que hablar de lo que no quieres. Todo estará bien, Marina es toda una profesional, así que sabe perfectamente lo que hace.

Aún después de sus palabras de aliento, Oliver continuó negando con la cabeza, pero pareció recapacitar y se detuvo. Sabía que no tenía otra opción, así que tendría que soportarlo. Aunque solo lo soportaría por una vez. No estaba en sus planes regresar en el futuro.

En cuanto asintió, aceptando, Abby le tomó la mano y lo guió hasta los dos asientos más alejados de los demás. El niño, pese a los regaños que le había dado su madre, no dejaba de mirarle cada vez más curioso, por lo que, pegó el rostro al hombro de Abby, en un intento de fingir que no estaba presente.

Menos mal que no estuvo presente por mucho tiempo, ya que en unos minutos salió un hombre de consulta, pagó a la secretaría y se marchó con el niño y la mujer. Oliver respiró por fin, pero le duró poco, porque la secretaría le anunció que ya podía pasar.

—Estará todo bien, tranquilo —le dijo Abby tirando de su mano al ver que no se había movido.

A duras penas, Oliver logró sostenerse de pie y se dejó guiar por la mano de Abby hasta el consultorio. Estaba tan tenso que no se fijó en nada de lo que hubiera en aquella habitación. De hecho, no le interesaba recordarlo. Solo quería salir de allí cuanto antes.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Where stories live. Discover now