Capítulo XXXIII

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—Cariño, no puedes seguir ignorándome.

Sara, la hermana de Oliver, se giró y miró a su padre con una expresión que reflejaba resentimiento, pero sobre todo, decepción. Pese a que siempre la había tratado con mimo, no podía aceptar que hubiera sido capaz de ignorar la existencia de su otro hijo, y que se lo hubiera ocultado toda la vida, cuando ella siendo su hermana, tenía todo el derecho de decidir si quería o no tener relación con él.

—Hija —una vez que Sara se quedó apenas en silencio, mirándolo, se decidió a hablar —No puedes juzgarme sin conocer antes las razones de porqué tuve que resignarme a no tener la relación que hubiera querido con tu hermano. No tienes ni idea de lo loca que estaba su madre. Si no me hubiera alejado de Oliver, ella habría hecho de mi vida un auténtico infierno, y de hecho, aún así, la tuve que soportar un par de veces.

—Lo siento, papá, pero aunque así fuera, no me parece excusa para cortar lazos con tu hijo, ni tampoco que me lo hayas ocultado. Además, hace años que la madre de Oliver murió—hizo ademán de salir de casa, pero su padre la sujetó por el brazo.

—Hija, la tía de Oliver, aunque esté cuerda, tiene un corazón tan podrido como el de su hermana, y si hubiera intentado luchar por la custodia, tampoco me habría dejado vivir en paz.

—Papá, me estás diciendo, que con tal de no molestarte, preferiste olvidarte de Oliver, y estoy segura, de que si mamá se hubiera divorciado de ti y se me hubiera ido a vivir con otro, tú te olvidarías de mí también.

Ni siquiera le miraba a la cara. La admiración que tenía por él se habría quebrado, al igual que el cariño. Por supuesto que le seguía queriendo, pero no iba a volver a ser lo mismo.

—Eso nunca, cariño. Nunca podría vivir sin ti —pese a que había sonado afligido, su hija no le miró ni tampoco cambió su expresión, y le dolía ver cómo había cambiado su relación de un día para otro. Ahora se arrepentía de no haberle contado de Oliver él mismo.

—Papá, ¿sabes qué? —Sara le miró con mucha tristeza —Oliver no quiere ni verme, y me culpa por la separación que tuviste con su madre. Ni siquiera me considera su hermana. ¿Sabes lo mal que me sentí por cómo me habló y me miró?

—¿En serio? —su padre se sorprendió, pero de inmediato demostró que no le había gustado nada lo que había escuchado, y estaba enfadado. Estaba enfadado con Oliver —No te preocupes, hablaré con él, y no volverá a tratarte así.

Aquellas palabras, aunque eran de consuelo, hicieron que Sara se decepcionara de su padre una vez más, y con cierto desprecio, se desprendió de su mano.

—¿Hablar con él? ¿Alguna vez has hablado con él siquiera? —en cuanto vio que su padre apenas formaba una línea recta en los labios, casi sintió ganas de llorar por su hermano desamparado —Así que ni siquiera le hablabas, y ahora ibas a hacerlo para reñirle. No te atrevas a hacerle daño, ya está suficientemente herido.

Recordar con claridad el dolor que había avistado en su mirada, hizo que comenzara a llorar. Su padre hizo ademán de limpiarme las lágrimas, pero ella se hizo para atrás, pegando la espalda a la puerta de entrada y le miró con mayor resentimiento. Por primera vez en su vida, sintió que no conocía a su padre realmente.

—Cariño, yo no quiero hacerle daño a Oliver, pero tampoco quiero que te haga daño a ti. Tú no lo conoces. Cuando era niño, con la ayuda de varios compañeros, le hizo daño a un chico de su clase. Le pegaba, le insultaba y le humillaba.

Evidentemente, enterarse de eso fue un shock para Sara. Jamás imaginó que su hermano hubiera participado en algo tan monstruoso.

—Hija, te aconsejo a que te olvides de él.  Lo digo por tu bien. No soportaría que te hiciera daño.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin