Capítulo XLI

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En el momento que Alexa se entregó al vacío, no pensó en la posibilidad de que pudiera morir o grabarse un daño que la acompañaría toda su vida, sin embargo, segundos de ser consciente de ello, el rostro se le puso blanco como la cal y un sudor frío le recorrió todo el cuerpo, y pasmada, miró a Oliver, el que la había agarrado por el abrigo justo a tiempo.

Todos los presentes testificaban la escena con los ojos y la boca totalmente abiertos. Incluso el niño que tenía la costumbre de grabarlo todo, había bajado el móvil sin darse cuenta y no había captado el momento.

—Alexa, ¿estás bien? —le preguntó Oliver con el rostro arrugado del terror que todavía seguía sintiendo.

—¿Eh? —ella le miró con absoluto desconcierto, teniendo todavía el vacío a sus espaldas. Apenas tenía un pie en un escalón y el otro se mantenía suspendido —Yo, no... —en cuanto parpadeó varias veces, por fin se dio cuenta de que lo acababa de suceder, y de inmediato, se deshizó del agarre y bajó dos escalones para alejarse de él—¡No te atrevas a tocarme! ¡Tú acabas de empujarme! —le señaló con el dedo índice.

—¡No, no es cierto! —negó de inmediato sacudiendo la cabeza —¡No te empujé, Alexa!

—¡Sí lo hiciste! —se abrazó a sí misma y comenzó a llorar —¡Tú querías matarme!

—¡No, no es...!

—Ya sabía yo que este tipo está loco —uno de los vecinos, el que le había agarrado la última vez, se acercó a Oliver, le agarró lo brazos y se los puso contra su espalda, tal y como si fuera un preso.

—¡No, yo no hice nada! —Oliver dedicó una mirada fuzgaz a cada uno de los presentes y terminó en Alexa, suplicándole sin decir nada.

—¿Por qué no lo admites? —pero lo único que hizo Alexa fue intensificar su acción —Estoy cansada de que me persigas y me hagas daño. He estado aguantando en silencio, ¡pero ya no puedo más!

Para dar más lástima, fingió que perdía las fuerzas y se fue dejando caer hasta que se quedó sentada en uno de los escalones.

—¡Es horrible! —exclamó una señora, llevándose una mano a la cara, y a partir de ahí los murmurio se hicieron notar más.

Oliver, en su desesperación, no hacía más que buscar en alguno de aquellos rostros un apoyo, pero todos estaban del lado de la que tenía toda la pinta de ser la víctima y lo juzgaban de la peor manera. Ya ni siquiera tenía voz para seguir negando. Igual, sabía que no valía pena, porque nadie le iba a creer.

—¡Oigan!

En cuanto se escuchó la exclamación, todos miraron al niño, que además de la voz, había levantado la mano para hacerse notar.

—Oliver no la empujó —confesó, haciendo que todos le miraran como si le hubiera salido otra cabeza, incluso Oliver, que ya se había resignado y solo aguardaba lo peor.

—Cariño, no te metas —intervinó su madre.

—Pero, mamá, están diciendo que Oliver está loco, cuando la verdadera loca es esa chica —señaló a Alexa sin temor alguno y la miró con desagrado —Antes, la he escuchado insultando a alguna amiga de Oliver y luego lo ha amenazado.

Alexa, la que no había dejado de llorar, no pudo ocultar el golpe sorpresa que le había causado aquel niño, aunque trató de disimularlo en cuanto todos voltearon a verla a ella esperando una explicación.

—¡No es verdad, yo nunca haría algo así! —soltó un sollozo amargo contra las palmas de sus manos.

—Eres tú la mentirosa —el niño la miró con una mueca de fastidio —Y puedo demostrarlo. Lo tengo todo grabado en mi móvil.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Where stories live. Discover now