Capítulo XLIII

43 4 8
                                    

La habitación se vio envuelto en tensión en cuanto Alexa cruzó el marco de la puerta. La sonrisa inocente que le dedicó al joven, ocultaba a la perfección su maldad.

—¡Ay no, la loca! —exclamó Rodrigo poniéndose pálido y agarró de immediato lo primero que vio. En aquella habitación no había mucho que elegir, así que tuvo que valerse de la lamparita de noche como arma.

—Me alegra mucho verte, Oliver —Alexa ignoró del todo la presencia del niño y se acercó a Oliver con calma.

Por un momento, Oliver tuvo la ilusión de que había venido solo a hablar. No esperaba que llegaran a ser amigos, porque eso era remotamente imposible, pero tenía la esperanza de que le dijera que cada uno siguiera su camino, sin embargo, cuando le pegó el cuchillo al cuello, comprendió que eso nunca iba a suceder.

—Alexa, para... —Oliver tuvo mucho cuidado a la hora de hablar por la presión del cuchillo en su garganta.

—¡Aléjate de Oliver, maldita loca! —gritó Rodrigo a pesar de que estaba acojonado y agitó la lamparita de forma amenazante.

—Rodrigo vete... —le suplicó Oliver y tragó duro al sentir que Alexa apretaba más el cuchillo, causando que un hilo de sangre le descendiera por la garganta.

El niño negó con la cabeza, apretando los ojos para no llorar. No era capaz de dejar a Oliver en aquellas circunstancias, aunque tenía verdaderos deseos de huir como loco.

Al mirarle, Alexa torció un poco la cabeza, pareciendo del todo psicópata.

—Hazle caso, niño. Esto no tiene nada que ver contigo. No me obligues a matarte también. Y, no te atrevas a ponerte a gritar —le advirtió al leer en su mirada que era esa tu intención.

—Alexa, por favor, no quiero que perjudiques tu vida por mi culpa... —le suplicó del todo sincero.

Temía a la muerte, pero también le preocupaba lo qué fuera a suceder con Alexa. Si ella hacía lo sentenciaba, haría pedazos su futuro.

—Ya hace mucho que la perdujicaste —Alexa miró la sangre con una frialdad inhumana —Por tu culpa he matado a mi propio hermano. Ya no tengo nada que perder —deslizó un poco el cuchillo, alargando el corte y no se inmutó al notar el sufrimiento en su rostro.

—¡¿Qué?! —no pudo evitar alterarse ante semejante confesión. No podía creer que Alexa se hubiera convertido en una asesina.

Rodrigo comenzó a temblar con mayor violencia, pero no se movió, y no es porque no quisiera hacerlo, es que no podía hacerlo. Sentía que si se movía, la loca se le lanzaría encima y le clavaría el cuchillo.

—Lo maté por tu culpa, maldito monstruo —le dijo con muchísimo asco, y de un tirón le arrancó la mascarilla y la arrojó al suelo —Eres horroroso, —alzó el cuchillo y lo deslizó por la quemadura — pero aún así has conseguido ganarte la lástima de dos personas.

—Alexa, yo... En verdad lo...

—¡No te atrevas a decir que lo sientes! —en un arranque de ira, le rasgó la mejila, causando que varias gotas se esparcieran por el aire que alcanzaron el rostro de Rodrigo, el que no pudo evitar soltar un grito de horror que se sumó al de Oliver.

—¡¿Pero qué demonios?! —en cuanto la tía abrió la puerta y vio aquel escenario sangriento abrió muchísimo los ojos.

—¡Llame a la policía, señora! —le gritó Rodrigo a todo pulmón.

Pero antes de que la mujer pretendiera moverse, Alexa se lanzó a ella como si de una flecha se tratara y sin pensárselo, le clavó el cuchillo en todo el vientre. La tía soltó un grito horripilante y se cayó de espaldas al suelo y Alexa se cayó encima de ella.

Por favor, mátame o ayúdame [Completa]Where stories live. Discover now