Dulce ¿Tranquilid?

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Como siempre perdón por cualquier error qwq



Podría decir que me da pena andar limosneando comentarios... Pero no xD perdí la vergüenza hace mucho (?






La vida por fin parecía sonreírle al joven Mongolia, pues ahora tenía una vida pacífica en un pueblito a unos kilómetros de su lugar de origen, y si bien no tenía ningún lujo, al menos contaba con un techo sobre su cabeza y tres comidas al día, ya que había sido acogido por un maestro herrero, el cual además le está enseñando su profesión al rebelde bicolor. 


En el pueblo nadie se mete con él, ni mucho menos lo molesta, ya que han sido testigos de su fuerza y salvajismo, pues cuando llegó a ese lugar, un grupo de chicos lo intentaron intimidar.. Y bueno, de no ser por Malaca (el herrero) los jóvenes hubieran perdido sus brazos. 


Justo ahora Mongolia cuenta con catorce años de edad, y de verdad le gusta mucho su actual vida, tan pacífica y tranquila.. O relativamente tranquila de no ser por una persona… 







-¡Momoooooooooo! - 






-Aggg no de nuevo. - 






Mongolia, el cual se encuentra descansando en lo alto de un árbol gruñó, pues se irrita  al escuchar ese jodido apodo, el cual se repite en varias ocasiones, aún así no se digna a ver al recién llegado, mucho menos abre los ojos, pues tiene la esperanza de que, si finge estar durmiendo tal vez Singapur se vaya. 




-Momo, Momo ¡Hey, Momo! Te estoy hablando, hazme caso, papá te busca ¡Momooooo! - 




Grita a todo pulmón el joven bicolor, quien al ver que sus llamados no surten efecto infla las mejillas en un adorable puchero, de igual forma recarga en el tronco un par de espadas envueltas en telas, pues los objetos son algo pesados para él. 



En cuanto al alfa, este continúa fingiendo estar dormido, pues tiene la esperanza de que así Singapur se rinda y se vaya, aunque lamentablemente para él, eso no va a ocurrir. 




Por su parte, Singapur alza los puños en una rabieta, algunos insultos son dados al otro bicolor que ni se inmuta, y eso solo molesta más al de bandera roja con blanco ¡Bien! Si Mongolia no va a bajar, él tendrá que subir. 


Totalmente decidido, el pelirrojo (Singapur) se arremanga la blusa tradicional, para posteriormente abrazarse al tronco del árbol y comenzar a escalar de forma lenta. 






-¡Momo! - 





-Agggg, maldita sea ¡Ya te he dicho cientos de veces que no me digas as… ¡Singapur idiota, te harás daño! Dejame ayudarte 




-¡Claro que no! No me subestimes por ser un omega. Ya casi llego, ya casi llego, yo puedo. - 






El alfa no es capaz de fingir su preocupación por Singapur, incluso se coloca una posición más cómoda, pues saltará del árbol en caso de ser necesario. 

Sin embargo su amigo logra llegar con éxito hasta donde él se encuentra, este muestra una amplia sonrisa cuando finalmente se sienta junto al otro asiático. 



-¡Te dije que podía yo solito! Ahora ¿A qué venía? ¡AH, si! Mi papá te busca, quiere que me acompañes a hacer una entrega. - 



Mientras habla, Singapur invade demasiado el espacio personal de Mongolia, es algo que no puede evitar, pues desde que vio al alfa este le gustó, y si bien el sentimiento es correspondido, el mongol es pésimo expresando cualquier sentimiento que no sea la irá, por lo que, siempre intenta evitar al bajito. 





vida y Obra de Mongolia Where stories live. Discover now