misterio

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Como siempre perdón por los errores





Gracias por sus comentarios, el próximo capítulo lo voy a dedicar a un par de personitas bellas que alegran mi kokoro










Después de su boda, Mongolia y Singapur comenzaron los preparativos para su pronta mudanza, cosa que puso ligeramente tristes a los habitantes del pueblo, pues de verdad que los iban a echar de menos.. Aunque honestamente, Singapur no estaba totalmente convencido, ya que aquí está enterrado su padre, y la verdad es que no lo quiere abandonar, lamentablemente él debe irse al lado de su marido.





La despedida de los jóvenes fue bastante emotiva, pues todos los aldeanos los fueron a acompañar a la estación de tren, y si bien Mongolia no derramó ninguna lágrima , sí sintió una extraña nostalgia, pero las palabras de la gente les dio a él y a Singapur un poco de calma, juraron solemnemente cuidar la tumba de Malaca y nunca olvidarlos.













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Un gran jadeo de sorpresa escapa de los labios del bajito, pues frente a él se encontraba su nueva casa, la cual más que casa es un castillo ¡Es enorme y hermosa! Cuenta con una amplia área en donde el podrá poner sus jardines, porque obviamente se trajo algunas plantas de su hogar, en especial sus amadas orquídeas cristal.





Durante los primeros meses la vida de los jóvenes transcurre tranquila, al menos para Singapur, el cual es totalmente ajeno al negocio de su marido, ya que éste desea mantener en secreto su trabajo el mayor tiempo posible, aunque claro que con el pasar de las semanas, el omega comenzó a realizar preguntas, preguntas que eran evitadas a toda costa por el mayor.




Así pasaron sus primeros dos meses de casados, realmente a Singapur no le molestaba la ausencia de Mongolia durante todo el día, sólo no le agradan esas miradas coquetas que la única alfa le lanza a su amado, aunque este las ignora olímpicamente.


Pero lo que sin duda llenó de furia al pelirrojo fue descubrir a la alfa oliendo la ropa de su marido ¡La muy arrastrada había entrado hasta su habitación para tomar una de las camisas de Mongolia! Y de no ser por la intervención de Wa, muy probablemente hubieran llegado a los golpes.





Al llegar a casa, el oji rojo vio a su omega plantando algunos rosales, aún así se le notaba molesto, pues el bajito refunfuña algo entre dientes, además de que encaja su palita en el suelo con bastante enojo, cosa que si bien le da cierta ternura y gracia, también lo extraña un poco.



Singapur da un pequeño brinquito al sentirse abrazado desde atrás, pues fue tomado totalmente desprevenido por su esposo, a quien reconoce al instante.






-Hasta afuera me llega el aroma de tus feromonas ¿Que ocurre? ¿Algo te molesta? -






Pregunta Mongolia con voz suave, además de que para intentar calmar a su amado deposita algunos dulces besos en el cuello ajeno, lo que le causa ligeros suspiros a Singapur, y a pesar de que su molestia sigue a flor de piel, decide no decir nada por ahora, pues desea evitar un problema.





-No es nada, solo que me tienes muy abandonado y eso me pone sumamente de malas, lo que me recuerda ¿Ya me dirás de qué se trata tu trabajo? Creo estar en mi derecho de saberlo, después de todo soy tu esposo y.. -






El amable semblante de Mongolia cambia a uno que el menor no logra descifrar bien ¿Está molesto? ¿Preocupado? Realmente no lo sabe, y tal parece que al menos ese día no lo va a averiguar, pues tras recibir un beso en la frente, Singapur ve cómo su esposo se va por donde vino..









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