ANGEL | Eddie Munson

CAPÍTULO 10

Era el primer día de clases y se había levantado aterrorizada por eso.

Cardan había pasado a recogerla para ir juntos al instituto, lo que significaba que confirmarían de una vez que estaban saliendo. Escuchó los murmullos cuando caminaban por lo pasillos, y sintió como la señalaban cada vez que doblaba una esquina.

Agradeció que en la mayoría de clases le había tocado junto a Chrissy, por que la chica de verdad disfrutaba hablar con ella.

No vio a su vecino hasta la hora del almuerzo. Estaba en la cola para pedir su comida, cuando de repente decidió robar el bocadillo que Jason sostenía sobre su bandeja en puesto de esperar su turno. La mitad de chicos del equipo de baloncesto echaron a correr tras él, quién comenzó a gritar y a saltar sobre las mesas de forma cómica. Logró escapar, escabulléndose entre un grupo de gente y saliendo a fuera, pero Jude no había parado de reír desde que el show comenzó.

Cardan se había molestado por ello, pero no pudo importarle menos.

Las horas pasaron lentamente, y cuando se quiso dar cuenta el día había acabado. 

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Se encontraba totalmente exhausta cuando el coche se detuvo frente a la biblioteca. Se despidió sin perder tiempo de su novio, ingresando por las puertas y dirigiéndose directamente a la parte de atrás.

Su hermana la siguió en cuanto la vio, soltando un increíble monólogo de por que la vida era tan mierda. Digno de un premio, por cierto.

Ignoró a Ryan que dormía plácidamente con la cabeza apoyada en el escritorio que había allí. Estaban en una habitación a la que solo los empleados podían pasar. Era un cuarto pequeño donde solían guardar algunos papeles sin importancia. 

Se había pasado la mañana entera pensando en el guion de Eddie. 

Sacó la libreta de su bolso marrón, abriéndola de par en par, e ignorando a Noah que se quejaba ahora por que había un cliente tocando la campanilla y reclamando atención.

Leyó por encima las pocas cosas que Eddie había escrito. Le costó entender bastante su letra, pues estaba demasiado desordenada y descuidada. Tomó el lápiz dispuesta a empezar, pero se dio cuenta entonces de que no podía escribir nada si no tenía ni idea de como funcionaba el juego. Eddie había olvidado esa parte.

Una idea cruzó su mente.

-Ya le he dicho, señora, que aquí no se venden libros- Noah luchaba por no saltar sobre la mujer frente a ella-. Esto es una biblioteca. Si quiere comprar, tendrá que ir a una librería. Son dos sitios diferentes.

Pasó de largo, dándole dos palmaditas en el culo a la rubia.

Llegó a donde guardaban los archivos de todos los libros que habían en el lugar. Tras una pausa, decidió buscar entre la sección de manuales. Le tardó como media hora encontrar algo.

Dragones y mazmorras: manual del jugador

Se encontraba en la planta de arriba, por lo que tubo que subir las gigantescas escaleras que separaban ambos pisos. Maldijo mil veces a Eddie por aquello.

Busco entre los polvorientos libros, chillando de emoción cuando lo encontró.

Sopló la cubierta, que estaba llena de polvo. El dibujo de un dragón con muchas cabezas adornaba la portada.

-Ahora sí- habló consigo misma mientras bajaba a trompicones las escaleras.

Se dejó caer en la mesa de nuevo, comenzando a leer la introducción del libro.