CAPÍTULO 18

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-¿Os apetece quedaros esta noche aquí?- dijo el anfitrión de la casa-. A mi no me importa, y ya es muy tarde. 

Después de celebrar, se habían sentado en el borde de la piscina todos. Jude se sorprendió por lo amables que fueron todos con ella. Dustin, Mike y Lucas hasta la habían abrazado, elevándola unos centímetros del suelo. 

Llevaban un rato hablando tranquilamente sobre temas triviales, preguntándole su opinión de casi todo. No querían que se quedara callada o se sintiera incómoda, así que todos lucharon por hacer el ambiente lo más cómodo posible. Eddie agradeció esto infinitamente. 

La veía sentada entre Lucas y Mike, hablando animadamente sobre algo que le habían dicho. No había tenido oportunidad de juntarse con la rubia tras la partida, pues todos parecían sorprendidos de que una mujer se estuviera divirtiendo con ellos, y no le habían dado ni un respiro. 

-Por mí bien- Dustin dijo, pues no tenía nada de ganas de recorrer el largo camino hasta su casa en bicicleta. 

Todos parecieron estar de acuerdo, incluso Jude, que se encogió de hombros y asintió. 

Gareth decidió que todos durmieran en el salón menos ella, que podía quedarse en la habitación de su hermana pequeña para tener más intimidad. El chico no estaba seguro de que quisiera dormir rodeada de todos ellos, por lo que se lo ofreció amistosamente. 

Después, repartió ropa vieja a todos lo que se la pidieron. Se formó una larga cola en la puerta del baño, ya que todos querían cambiarse. 

Eddie llevaba demasiado tiempo dentro, haciendo que todos se impacientaran. Algunos comenzaron a darle golpes a la puerta, mientras otros lo maldecían abiertamente. 

-¡Vamos, tío!- se quejó Bill, el chico gordito de pelo rizado-, que tengo que mear, por dios. 

Jude rodó los ojos. Harta de esperar de pie como una momia, abrió la puerta de golpe. 

Eddie estaba con la mano extendida, a punto de tomar el picaporte. Se sorprendió por este gesto, pero más aún se sorprendió ella. Eddie había recogido se pelo en un moño bajo, dejando así su rostro libre de rizos. Se veía jodidamente bien, y a Jude se le instaló una sensación agradable en el vientre bajo. 

-¿Me dejas pasar?- dijo, divertido por la mirada de Jude sobre él. 

Ella reaccionó, dándose cuenta de que se había quedado parada en medio de la puerta. Se hizo a un lado, disfrutando de su olor cuando pasó junto a ella. 

Se cambió rápidamente, dándole paso a otro. 

Ya en la habitación que le habían prestado, Jude rodaba una y otra vez sobre sí misma. Siempre le había costado quedarse dormida en casas ajenas, pero esa noche el insomnio parecía peor. 

No podía parar de pensar en Eddie, los dedos le cosquilleaban ante el simple recuerdo de él. 

Se preguntaba en que momento el chico le había comenzado a gustar de esa manera. 

Se levantó de donde estaba, dirigiéndose a la ventana gigante junto a ella, necesitaba dejar de pensar. Tenía vistas directas de la piscina, que brillaba debido a las luces instaladas. 

Como si de un imán se tratara, el chico apareció desde interior de la casa. Se dejó caer sobre una de las tumbonas al lado del agua. Parecía estar triste, pues tenía los hombros ligeramente encorvados. Jugaba con sus anillos, cambiándolos de dedos una y otra vez. 

Jude no le gustó esa imagen, así que siguiendo a su instinto, bajó las escaleras en busca de él. Lo tuvo en su campo de mirada de nuevo en cuanto cruzó la puerta trasera de la cocina. 

ANGEL | Eddie MunsonWhere stories live. Discover now