CAPÍTULO 39

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-Siéntate- nada más cruzar el umbral de la puerta, la voz de Eddie sonó tras ella, señalándole la cama con la mirada.

Le obedeció al instante, sintiendo un cosquilleo en la punta de sus dedos.

Tocando su barbilla cuando estuvo lo suficientemente cerca, Eddie la obligó a levantar la mirada hacia él. Le sonrió de lado, logrando que el estómago de Jude diera vueltas. Esa sonrisa no parecía nada amable, le estaba diciendo muchas cosas a través del silencio. Cuando ella estuvo a punto de devolvérsela, Eddie adentró dos de sus dedos sin previo aviso a su boca. Jude trató de echarse hacia atrás por la sorpresa, pero ya tenía la mano libre del chico sobre su nuca, impidiéndole que se apartara.

Comenzó a bombearlos sin apartar la mirada, el ligero sabor a salado y los fríos anillos raspando su paladar. Gimió cuando los encorvó sobre su lengua, poco a poco rastros de saliva acumulándose en los costados de su boca.

-Eso es, Jude- asintió mientras aceleraba ligeramente el ritmo-. Los estás tomando muy bien, pero sé que puedes ser mejor.

Jude apretó entonces sus labios, succionando un poco y usando la punta mojada de su lengua para rodear y jugar con sus dedos. Eddie sonrió al verla así, estando hecha un completo desastre gracias a él. Le gustaba verla de esa manera, intentando demostrarle algo que Eddie ya sabía.

-Genial- abandonó su cavidad bucal entonces, y en su efecto dejándole a Jude recuperar el aire en bocanadas ansiosas.

Tomándola de las manos, Eddie la ayudó a levantarse para poder sentarse él. Tiró de sus caderas al instante, Jude cayendo con algo de torpeza sobre su pelvis.

Eddie coló las manos por debajo de su falda, levantándola hasta su cintura, permitiéndole ver así su tanga de algodón azul. Hacía contraste con su piel lisa y blanca, logrando que la erección de Eddie quemase aún más.

-¿Vas a usar eso?- Jude señaló algo sobre su hombro, sorprendiendo a Eddie cuando hizo contacto con las cadenas que tenía colgadas en un lado de su habitación.

-Sí- admitió-, pero no seas impaciente, aún queda para eso.

Los nervios de Jude aumentaron, pero asintió igualmente. Eddie dejó al descubierto su pecho tatuado, y procedió a quitarle por segunda vez a Jude la ropa, dejando sus senos desnudos y llenos de manchas rojizas a la vista. Antes no se había molestado en volver a ponerle el sostén, así que seguiría perdido en alguna parte del coche.

Al contrario de lo que Jude imaginaba, Eddie bajó la vista a sus muslos, acariciándolos de arriba abajo con algo de presión. Se aseguró de amasarlos con las yemas de los dedos.

-¿Sabes?- dijo-, siempre he tenido la duda de cómo se verían tus jodidas piernas sobre mi cara, ¿crees que puedes ayudarme con ello? ¿Estarías cómoda?

Con los labios entreabiertos y el rostro caliente, Jude asintió, primero algo dudosa y luego con insistencia.

-Eso estaría bien- murmuró con la garganta seca.

Levantándola de nuevo, el rizado bajó entonces la falda por sus piernas, acariciándolas en el proceso. Luego, sin cortar el contacto visual de sus ojos, se dejó caer hacia atrás en la cama. Con un movimiento de su mano, le indicó que se moviera. Jude no perdió el tiempo, y poco a poco trepó por su cuerpo hasta tener la cara del azabache justo bajo ella. Su aliento chocaba con el interior de su entrepierna.

-No tengas miedo, acércate- Eddie la acercó a su boca, haciendo a un lado la tela que la cubría, notando enseguida cómo de mojada estaba-. Muero por probarte así.

Con los brazos alrededor de ella, Eddie acortó la distancia. Jude sintió que estaba al límite nada más su lengua chocó contra ella, apuntando directamente a ese punto sensible que tanto tiempo llevaba palpitando por atención.

ANGEL | Eddie MunsonOù les histoires vivent. Découvrez maintenant