CAPÍTULO 36

3.5K 255 70
                                    


Noviembre pasó como un pestañeo.

Tal como lo prometido, ambos chicos trabajaron duro por que Eddie pudiera mejorar en la escuela. Pasaban los almuerzos en aulas vacías, y por la tarde, mientras Jude atendía a algunos clientes, Eddie practicaba ejercicios sin descanso en la parte trasera de la biblioteca. Luego ella se los corregía y le indicaba los errores, se tomaba su tiempo para explicárselo todo, y al mismo tiempo aprendía de lo que le enseñaba. No descansaban hasta que llegaba la noche. 

Aún así, por mucho empeño que le pusiesen, las notas del rizado seguían siendo algo bajas. Aprobaba los exámenes, pero muchas veces era gracias a la ayuda de Jude, quien le susurraba algunas respuestas o le dejaba ver su propia hoja. 

Eddie seguía distrayéndose demasiado, hasta Jude habló seriamente con Wayne por que creía que tenía déficit de atención. 

Eddie miraba atentamente los ejercicios que Jude le explicaba, pero eso era todo lo que hacía. Dejaba de escuchar su voz y su mente se volvía totalmente en blanco. La rubia tenía mucha paciencia, y volvía repetirle una y otra vez las cosas. En las exposiciones también solían ponerse juntos, y practicaban hasta que les salía perfecto. Pero luego les daban diez minutos para repasar y, sin pretenderlo, se entretenía dibujando corazones rojos al rededor del tatuaje de su propia muñeca, luego pasaba a hacerlo con el de Jude para poder juntar las manos y que coincidieran. Y entonces, obviamente, estaba tan distraído que no se centraba en lo que decía.

Pero milagrosamente llegó diciembre, y con ello las vacaciones de invierno.

Eddie parecía aún más emocionado con esa época que con Halloween, así que de nuevo hizo una lista con todas las cosas que le gustaría hacer esas semanas. Entre esas cosas estaba comprarse pijamas a juego con Jude, también hacer muñecos de nieve y ponerles rostro. Y que no se le olvide colarse en alguna piscina de algún rico. 

-¡Eddie!- Jude gritó en un susurro cuando sus manos le envolvieron la espalda, soltando una carcajada demasiado ruidosa.

A pesar del frío helado que hacía, el agua se encontraba caliente. Las ventanas de a casa se encontraban abiertas, pero todas las luces estaban apagadas, así que ambos supusieron que quien fuera que viviese ahí estaría dormido. Era normal teniendo en cuenta las altas horas de la noche. 

Los rizos de Eddie se pegaban de forma divertida a los costados de su rostro, y por culpa del flequillo a penas podía ver algo. 

-Ven aquí- la giró en su brazos tatuados, solo para atraerla a su pecho-. Joder, Jude, a pesar de que pareces un gato mojado sigues estando preciosa. 

Jude no se quedaba atrás, su rímel se había corrido por culpa del agua y su pelo se encontraba en una extraña postura.

-Que romántico- ironizó, siendo ella la que se lanzó sobre sus labios. 

Eddie disfrutaba de sobre manera cuando Jude hacía eso, cuando daba el primer paso y mantenía ella el ritmo del beso. Se sentía totalmente bajo sus pies, y eso le volvía loco. Disfrutaba dejándola con ese control por un rato, pero luego intervenía y giraba las tornas. Como en ese momento, que la apretó más por la cintura y la apoyó justo contra la pared de la piscina, imponiendo un ritmo aún más salvaje y haciéndola gemir en consecuencia. 

Aunque Jude trataba de aparentar que no, amaba cuando Eddie era dominante. Y es que esa era su naturaleza, en realidad. La manera que tenía de andar, imponiendo allá donde se dirigiese. O cómo la miraba desde su considerable altura, dejándole claro con los ojos todo lo que quería hacerle. La forma en la que apretaba su cuerpo, con fuerza, dejando marcas visibles múltiples veces. Todo ese conjunto de cosas, conseguían que el rizado emanara su claro liderazgo. 

ANGEL | Eddie MunsonWhere stories live. Discover now