CAPÍTULO 12

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Esta vez se escondían en un salón vacío.

-No puedo creerme lo que me estás contando- Eddie parecía estar totalmente sorprendido, pero un dije de diversión marcaba todo su rostro-. ¿Lily y Jackson de nuevo juntos?

-Te lo juro- asintió ella frenéticamente-. Los vi besarse en una salida al lago lovers.

Eddie soltó la carcajada que tanto había estado conteniendo. A partir de esa noche habían descubierto que podían llevarse bastante bien si la necesidad de pelearse todo el tiempo. Solían juntarse a escondidas de todos, ya sea en la biblioteca, en aulas vacías o en el cuarto de limpieza. 

O también en la habitación de alguno cuando se hacía de noche. 

-No creo que duren mucho juntos- negó igualmente, llevándose el cigarrillo a los labios-. ¿Cuánto tiempo les das tu?

-Menos de una semana. 

También habían descubierto cuanto les gustaba compartir chismes y reír de las idioteces que realizaba la gente. 

Eddie estaba sentado sobre la mesa, mientras la chica se dejaba caer sobre el respaldo de una silla, justo frente a él. Ella disfrutaba de un buen café con leche, mientras él, como era costumbre, fumaba. 

-Tres críos se han unido al club- habló tras un silencio cómodo-, uno de ellos juega en el equipo con tu novio. 

-Creo que se quién es- dijo tras pensarlo un minuto-. ¿Se llama Lucas?

-Sí- habló, humo semitransparente escapando por sus labios-. Por cierto, la campaña está siendo un total éxito, así que tengo que compensártelo. 

Jude ya le había enseñado lo que llevaba de historia, y a Eddie le gustó tanto que hasta besó sus mejillas. Trabajaron en ello por unos días, días en los que Eddie había quedado totalmente asombrado por lo mucho que la chica había aprendido sobre el juego. Hasta intentó convencerla de que se uniera al club, sabiendo que eso sería imposible. Nadie debía saber que eran amigos, por que si eso llegaba a suceder, estarían perdidos. 

-Si, la verdad es que me debes algo gordo- habló en broma Jude

-¿Por que no te unes a nosotros en la partida del viernes?- dijo el chico, de repente algo más serio-. Te garantizo que te lo pasarás genial, así te compenso toda tu ayuda. 

-Eddie, te hago favores por que quiero- se incorporó para poder mirarle más cerca-. No necesitas darme nada a cambio.

Bajó de la mesa para agacharse frente a la rubia, posando una mano sobre su rodilla. 

-Lo se- asintió varias veces-. Peso estas semanas no solo me has ayudado con el club, también lo has hecho con los exámenes y con las tareas. Déjame hacer algo a cambio, prometo que te lo pasarás bien si vienes, nadie le dirá nada a nadie. 

Se lo pensó por un momento. Pensó todos los contras que esa salida podía acarrear, pero teniendo a Eddie así, mirándola de esa forma, le era muy difícil negarse. Además, todo lo que fuera pasar tiempo con él le parecía la mejor idea del mundo. No sabía identificar esas ganas que tenía de estar cerca de él, pero tenía claro que no lucharía contra ellas.

-Me lo pensaré- sentenció, aunque ambos ya sabían de sobra que eso significaba que sí. 

Tuvieron que mirar ambos lados del pasillo antes de finalmente salir por la puerta. Se despidieron con un choque de puños rápido, y antes de dirigirse por diferentes direcciones, Eddie removió su pelo de forma juguetona, prometiéndole en un susurro verla más tarde. 

Mucho después, su hermana la había arrastrado a las afueras de su trabajo dos horas antes de que sus turnos acabaran, dejando así solo al podre Ryan. 

Era cierto que Jude la había notado bastante ida a lo largo de toda la tarde, además del notable sonrojo en sus mejillas, pero decidió no decir nada. Jamás había visto a Noah de esa manera, así que le asustaba incluso tocarla. 

-Necesito consejos- habló una vez habían llegado a casa. 

No le dio tiempo a responder, pues su hermana se había adentrado por el pasillo hasta su habitación, comenzando a buscar de manera desesperada en los cajones por algo de ropa. Descartaba prendas que tiraba por los aires, logrando formar un tremendo lío. 

-¿Pero que haces?- gritó alarmada cuando lanzó sus tacones blancos, casi dándole a ella en la cara.

-Busco algo formal- habló demasiado rápido por los nervios, casi siendo imposible para Jude entender algo-. Tengo una cita con Cindy en una hora y media, y creo que voy tarde. 

-¿Cindy?- jamás había oído ese nombre ser mencionado por Noah.

No era un secreto para nadie que la vida amorosa de su hermana se encontraba algo en ruinas. La última vez que había salido con alguien, que Jude supiera, había sido hace tres años. Estuvo saliendo con esa chica por un mes, hasta que tuvieron que dejarlo por que ella se mudaba a otro estado. Noah lloró bastante, y juró mil veces que jamás iba a volver a enamorarse de nadie, pero ahora parecía que todo había dado un giro.  

-Sí, Cindy- giró para mirarla sobre su hombro, dejando ver así sus ojos totalmente abiertos, logrando que Jude se asustara-. Deja de mirarme como un pasmarote y ayúdame. 

Eso fue lo que necesitó para arrodillarse junto a ella, aún sin decir nada, y comenzar a buscar algo. Se probó como diez vestidos, al final eligiendo uno de una preciosa tela azul, que casualmente también era el primero que había descartado. 

Después, se adentró en el baño para darse una ducha rápida, con Jude siguiéndola callada, esperando por una explicación. 

-Mira, llevo hablando con ella durante unas semanas- habló por encima del sonido del agua-, tan solo que no quería decirte nada hasta que estuviera segura. Y creo que tal vez si que es la indicada. No sé, solo quiero que las cosas salgan bien. 

-Está bien- dijo con una sonrisa. Todo lo que Jude deseaba es que Noah fuera feliz-. ¿Y como es que conociste a esta tal Cindy?

-Frecuenta la biblioteca bastante- informó-. Está estudiando química desde casa, por que su madre está enferma y no quiere dejarla sola. 

-Que bonito- dijo algo conmovida. 

-Además es super lista, enserio- su voz sonó como la de una niña de quince años-. Te gustaría conocerla, podríais hablar sobre esos royos de cerebritos raros. 

Soltó una pequeña risa por lo emocionada que se veía. Cuando salió de la ducha la ayudó a enfundarse en el vestido. Le secó el pelo y lo trenzó de manera bonita. Después, la ayudó a maquillarse, eligiendo algo bastante sutil. 

-Estas preciosa- dijo cuando acabaron-. Si esa chica no ve lo increíble que eres, pues ella se lo pierde. 

Noah se sonrojó, bajando la mirada al suelo. Jude no estaba acostumbrada a esa faceta suya, pero le gustaba verla así de emocionada. 

Se despidió de ella con un abrazo algo largo, pues sabía que Noah lo necesitaba. 

La vio irse, girándose sobre su hombro varias veces para darle una sonrisa, hasta que llegó al coche, tomándose su tiempo antes de decidir ponerlo en marcha. 

Cerró la puerta cuando esto sucedió, cayendo en cuenta que se había quedado sola por el resto de la noche. 

ANGEL | Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora