CAPÍTULO 29

3.3K 304 161
                                    


Eddie la miraba tranquilamente desde su trono, con la cabeza apoyada sobre una mano y una sonrisita casi irónica. De mientras, Jude permanecía cerca de la puerta, esperando alguna instrucción por su parte. Tenía los labios ligeramente abiertos y una fina capa de sudor cubría las palmas de sus manos, haciéndola sentir nerviosa. 

El ambiente amistoso desapareció por completo cuando finalmente Gareth salió por la puerta, dejándolos al fin solos.

-¿A qué puntos te refieres?- Jude creía que ya le habían explicado todo, así que estaba confusa.

Eddie rio al ver sus mejillas calientes, y con unas suaves palmadas señaló sus muslos.

-Ven aquí.

Como si de una marioneta se tratara, Jude se dejó llevar por como Eddie manipulaba sus cuerdas. Avanzó algo temerosa ante su mirada expectante, y con algo de duda se sentó sobre él. 

Eddie se veía totalmente majestuoso sentado en ese trono. Era en todo lo que había pensado Jude mientras le veía hablar esa tarde. La manera que tenía de expresarse, gesticulando con las manos, haciendo que absolutamente todos estuvieran bajo su mandato. Con esa camiseta algo ajustada roja, y los pantalones negros de cuero que hacían juego con sus botas y pelo, Jude iba a perder la cabeza. Nunca había conocido a alguien con el magnetismo que tenía la mirada de Eddie, y es que sentada así, justo quedando frente a frente con él, no podía concentrarse en nada más que en sus ojos profundamente oscuros. 

Sus manos anilladas se movieron sobre sus mejillas en silencio, apartando el pelo que le molestaba. En ese momento Jude hubiera hecho cualquier cosa que Eddie le hubiera pedido. Estaba completamente a sus pies, pero no le preocupaba ese echo, no pensaba resistirse más a él.

-Has estado completamente preciosa hoy- murmuró en un tono tan bajo que su voz sonó más grave-, mandando a la mierda a todos esos capullos y demostrando de una vez a quién realmente le perteneces. 

Jude estaba en una nube, mirando la suave manera en la que sus labios decían una vez más la verdad. No le importaba que ahora la mirasen como un completo bicho raro, ni haber perdido su completo estatus. Ahora no tenía que esconderse si quería ver a Eddie, ya no debía dar más excusas a quién no debía. 

-¿Y a quién le pertenezco?- Eddie abrazó lentamente su cintura por debajo de su chaqueta de mezclilla.

-A mí.

Tampoco pensaba rebatir eso. Podía decirle que no, pero le estaría mintiendo. Y más cuando sus labios chocaron con los de ella, iniciando un delicioso vaivén que la volvía loca. Sentía como las manos frías de Eddie comenzaban a acariciar sus caleras, para ir bajando lentamente. Jadeó sin separar sus labios cuando Eddie le dio un suave apretón, y volvió a hacerlo cuando la acercó todo lo que podía hacia él. 

-Estoy tan orgulloso de ti, Jude- se separó solo un segundo de sus labios, luego los juntó con aún más fuerza.

La rubia no pudo evitar sonreír ante eso. No sabía exactamente que tenía ahora con él, pues ninguno de los dos lo había hablado, pero Jude si era consciente de cómo la noticia de que había dejado por fin a Cardan le había alegrado. Fuera del echo de que a Eddie le gustaba Jude y esa ruptura significaba que tenía oportunidades con ella, el chico estaba feliz de que Jude hubiera salido de esa relación abusiva. Incluso si la rubia no hubiera querido algo con él, Eddie igualmente estaría orgulloso de Jude por haber dado el paso. Era el amor incondicional que se tenían, que hacia que el rizado solo pudiera desear lo mejor para la chica, incluso si eso significaba que no estuvieran juntos.

-Eddie- gimió su nombre cuando una de sus manos rozó su entrepierna, tentándola demasiado. 

Dejándose llevar por la imagen de Jude sentado sobre él en su propio trono, Eddie alcanzó el botón de sus tejanos oscuros. Los desabrochó con una sola mano y en un movimiento rápido. Eddie nunca había pasado esa línea con Jude, no fuera de sus sueños, al menos. Y sabía que hacerlo en el instituto tal vez no era buena idea, pero escuchar a Jude gimiendo en sus labios, mandándole vibraciones por todo el pecho, le estaba volviendo completamente loco. 

ANGEL | Eddie MunsonOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz