Castigo

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Un mes más tarde he salido de la enfermería, me he recuperado muy bien así que me dieron el alta.

Tengo a Hope recostada en mi pecho y a Gabrielle en mis piernas estamos terminando la película de Toy Story 2 en la sala de cine que caprichosamente mandé a colocar para nosotras, aunque a veces se nos cuelan todos para hacer día de películas.
Hay unos muebles enormes y unos pequeños puffs que cualquiera puede quedarse dormido de un momento a otro, son muy cómodos.

Debo decir que todos han estado muy al pendiente de mí, todos sin excepción alguna, pero en especial Natasha y Elizabeth, la señora Collins ha sido un ángel para mi y no me alcanzará la vida para agradecerle por todo.

En un idea loca le he propuesto quedarse a vivir en Nueva York, al principio fue
difícil convencerla porque decía no poder vivir lejos de su país, de su casa, pero con la ayuda de Gabrielle y Hope terminó aceptando, eso sí, con la única condición de no quedarse en la torre, quería privacidad y no le importaba si tenía que pagarla ella, por supuesto que no dejaré que lo haga, he visto varias pero ninguna como que la.merezca, así que seguiré en la búsqueda hasta que encuentre la casa perfecta.

— Les ha gustado la peli ¿Ah? — pregunté con una enorme sonrisa al ver que aparecen los créditos en la pantalla y ambas asienten — ¿Qué les parece si pedimos hamburguesas para todos, eh? Pero será sorpresa.

— SIIIIII — gritaron las dos saltando sobre el mueble, mientras me levanto a hacer el pedido.

Un rato después siguen saltando.

— Tengan cuidado, se pueden caer — me acerco guardando el móvil, Gabrielle aprovecha para saltar sobre mi espalda, Hope se aferra a mi torso como un koala — ¿Es en serio? — las miro divertida con los ojos entrecerrados.

— Hasta el infinito y más allaaaaaaa! — grita Gabrielle entre risas con un brazo hacia adelante.

Que monas.

Salimos de allí entre todas y corriendo en esa misma posición a encontrarnos con los demás en la sala.

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— Señorita T/n, ha llegado un pedido a su nombre — se escucha la voz robótica.

— HAMBURGUESAS.

— tha… Era sorpresa Hope… — se ríen todos – Ya que… Hazlo subir Friday

— Enseguida señorita Stark.

Se acerca Nat y se sienta en mi regazo.

— Te amo

— Yo a ti princesa — le doy un beso corto — ¿Hay algún día en que no estés hermosa? — sonríe mucho.

— Solo lo dices porque me ves con ojos de amor.

— Claro que no… Chris ven, acércate — lo llamo y Nat me fulmina con la mirada — ¿Te parece hermosa mi novia?

— Ok — me mira confundido — ¿A qué viene esa pregunta? — dice nervioso marcando su acento italiano.

— Solo responde

— Bueno pues… — se rasca la nuca — con todo el respeto Natasha, si eres linda, pero no más que mi Principessa — me guiña el ojo y sonríe con burla.

— Serás imbécil

— Oye la vida es demasiado corta para vivir con rencores — vuelve a guiñarme el ojo y Nat tiene su vista fija en mí pero yo no la miro, que hijo de perra.

¿Ahora como controlo a la fiera?

Sabe que lo hace a posta pero con Nat nunca se sabe… es muy celosa.

— Creo que alguien tendrá problemas…

— No ayudas Tony — todos se ríen y en ese momento se abre el ascensor dejando ver al repartidor.

— Salvada por la campana — molesta Wanda riéndose.

— No te has librado de mí, creeme que me las pagarás — su acento sexy se marca sobre mi oído y me hace tragar en seco.

Se baja de mi regazo y camina al refrigerador con su seductor movimiento de caderas, me quedo embobada viéndola.

— El repartidor — grita Aarón para sacarme de mi trance yendo a recibir todo junto con Pietro.

— ¡Eh! Si voy, voy — me levanto rápido a pagar.

El repartidor nos ha pedido algunas fotos, es joven y la verdad es que me ha parecido bastante majo y muy amable, porque no darle unas fotos y una buena propina.

Aarón y Pietro llevan las hamburguesas hasta la mesa y vamos todos a comer.

Se me hace muy especial comer todos juntos, bueno, falta Steve, supongo que sigue con su amigo Barnes, pero es que ni hace falta.

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— ¿Así que le pareces muy linda al italiano? — sentí su cálido aliento sobre mi rostro lo que me hizo erizar la piel por completo.

— Sabes muy bien que solo era una broma, Nat, no deberías moles…

— No estoy molesta, cariño — atrapa mi labio inferior mientras lo hala y muerde fuerte haciéndome gemir un poco de dolor — Hay mucha verdad en sus palabras, pero ahora el mundo tiene que saber que solamente eres mía — su dedo índice contornea mi mandíbula.

— ¿Tuya?

— Mía — asiente y la desafio con una ceja alzada — sólo mía… así que ven aquí — me atrajo por el cuello de la sudadera que llevaba — prepárate para un pequeño castigo amor… — su tono de voz era tan excitante que la poca cordura que tenía estaba a punto de desaparecer.

Juro que mis piernas flaquearon al escuchar su ronca voz cerca a mi rostro.

Luego sentí el mundo detenerse cuando juntó sus labios con los míos en un beso demasiado apasionado y necesitado, sus manos fueron a mi nuca acariciando esa zona y haciendo ahora que mi juicio se nuble totalmente, mis manos fueron a su cadera atrayéndola y presionando su cuerpo más hacia mi, me separé del beso unos segundos y agarré su trasero con fuerza pero sin lastimarla — estás tan buena — me muerdo el labio y la subo en mi regazo para luego emprender mi camino con ella cargada hacia la cama, no paramos de besarnos, sus labios son un jodido manjar.

La dejo en la cama delicadamente bajo mi cuerpo mientras seguimos besándonos. 
Siento sus senos chocar con mi pecho, joder…

Meto mi mano por dentro de la blusa mientras comienzo mi trabajo en su cuello dejando un camino de besos húmedos.

Sus jadeos comienzan a aparecer con mayor intensidad y eso me vuelve loca…

Bajo mis besos hasta sus senos los tiene demasiado duros así que los beso por encima de la ropa…

— Joder… — gime ella arqueando la espalda

— Tu blusa me estorba, preciosa.

Se muerde el labio delicadamente mirándome a los ojos

— Ya sabes lo que puedes hacer con ella — coloca sus brazos por encima de su cabeza y enseguida le saco la prenda de arriba, lo dicho, está sin brasier y que tetas…

— Bufff… Natalia.

De un momento a otro cambia la situación y queda encima de mí sujetándome de las muñecas

— Te dije que soy yo quien va a castigarte

— Siendo así, le doy permiso para que arranque la ropa de mi cuerpo y cumpla con mi castigo…


Sonríe victoriosa.

La noche que nos vamos a tirar.

LOVELACE (Natasha Romanoff y T/n Lovelace Ward)Where stories live. Discover now