LOVELACE (Natasha Romanoff y T/n Lovelace Ward)

Hawai

Pov's Natasha

Es el segundo día de nuestro viaje y decidimos venir a hacer actividades en la playa.

Apagamos nuestros teléfonos y todo lo que significara aparatos electrónicos tal cual como T/n lo había dicho, al principio a Hope no le cayó muy bien que digamos pero luego entendió que vinimos a disfrutar de nosotras y el lugar y a tener unas magníficas vacaciones.

El día anterior recorrimos un poco la isla y encontramos lugares espectaculares alrededor, al igual que personas muy amables.

Realmente fue una buena decisión venir aquí.

— Tengan cuidado — escucho gritar a t/n mientras se levanta y se vuelve a sentar cuando ve que tengo todo controlado.

— Cielo, estás siendo bastante sobreprotectora, estaremos bien, la estoy enseñando a nadar — las pequeñas olas en la orilla nos hacían remover un poco.

— A veces eres una niña pequeña Natalia — gruñe — necesitas medir el peligro.

— Tengo todo bajo control, además estamos en la orilla ¿Por qué no vienes con nosotras?

— Estoy bien aquí.

— Anda ven, no seas aguafiestas, queremos jugar contigo en el agua.

— Si por favor, mamá.

Grita Hope y vi como mi mujer quedó paralizada, petrificada ante las palabras de la pequeña, estaba en estado de shock y blanca como un papel parecía a punto de desmayarse.

Y no la juzgo, yo estaría igual.

— Quiero que también me enseñes a nadar — las segundas palabras de la menor hicieron que ella se levantara y caminara por inercia.
Llegó primero hasta mi y todavía no pronunciaba palabra alguna.

Me miró con una cara de felicidad, no sé quién de las dos estaba más feliz.

— Me ha dicho mamá — susurra con voz temblorosa — me ha dicho mamá cielo.

— Eres su mamá ahora, cariño.

Le sonreí y de repente Hope empezó a lanzarnos agua juguetonamente.

— Ey eso no se vale — se abalanzó hasta ella — está fría — dice temblando.

— Este lugar es genial — habla la pequeña acurrucándose en el cuello de mi hermosa novia — ¿Podemos quedarnos a vivir aquí?

— Te dije que le encantaría Hawai — la molesto y rueda los ojos

— ¿En serio eso quieres?

— Me gusta mucho el mar

— Ves, le gusta el mar, no Hawai, también le pudo gustar Brasil — me saca la lengua — a mí también me gusta princesa, pero no podemos quedarnos, el tío Tony y el tío Aarón no podrán vivir sin nosotras — soltaron una carcajada.

— Gracias por traerme aquí… estoy disfrutando mucho.

— ¿Ah sí? Déjame decirte que nuestro viaje apenas empieza — comienza a lanzarle agua y Hope se suelta y le sigue la corriente, ambas entran en una guerra de agua salpicandome un poco.

— Oigan, están mojando mi precioso rostro — las dos se detienen en seco y se dieron una mirada cómplice — no, no, no, no, no, ni se les ocurra — veo sus negras intenciones y lo dicho, empiezan a lanzarme agua también a mí y ahí comienza nuestra guerra de agua. Son tan monas.

Estoy demasiado feliz, ellas están felices y no hay nada mejor que eso.

Al día siguiente estuvimos otra vez en la playa, subimos a motos acuáticas, hicimos castillos y nos enterramos en la arena además que jugamos un rato al voleibol mientras la pequeña Hope tomaba un poco de sol y tomaba agua de coco sin perder el estilo.

Horas más tarde decidimos venir a un restaurante a cenar, la isla de noche también es un espectáculo, las luces, los bares abiertos, la música tropical, las personas, todo es genial.