🎴Capítulo. 32🎴

910 81 13
                                    

—Estoy muy feliz de que te hayan otorgado la misión categoría especial— abracé a Rengoku fuertemente.

—Gracias, Zami— me corresponde el abrazo— ya me enteré de lo ocurrido en el distrito rojo, me alegra que estén todos ustedes bien— Uzui y yo asentimos.

Comimos y estuvimos aproximadamente una hora hablando y pasándola bien entre risas. Rengoku es como mi otra mitad en persona, en el modo de amistad, obviamente. Aveces Uzui se asustaba porqué decía que actuabamos igual.

Le tengo muchísimo cariño.

—Bueno, ya me tengo que ir, pero me encanto pasar tiempo con ustedes— nos sonríe —luego les informo como me fue en la misión.

Sentí algo en mi abdomen, era algo extraño, quizás un presentimiento. Y no uno de los buenos, debo decir.

Me acerco a Rengoku y lo abrazo como nunca, de verdad no quiera que se fuera en ese tren. Ya comenzaba a lamentarme por haberme alegrado tanto por esta misión.

—¿Todo bien, Zami?— pregunta bajando la cabeza y escondo mi cara en su pecho — estaré bien, acabaré con ese demonio e iré a tu casa para comer panquesitos juntos, ¿si?— me alejo un poco de él para asentir dudosamente— ¡hasta luego!— se despide con su típica sonrisa.

Una vez que salió del lugar donde comimos, me giré a ver a Uzui.

Su rostro de uno relajado, cambió a uno preocupado. Se acercó un poco más hacia mi y acunó mi rostro.

—¿Por qué lloras, Xodó?— ¿llorar?, subo mi mano para tocar mis mejillas y estas estaban húmedas.

—Yo— mi voz se quebró y lo abracé— yo no quiero que nada malo le pase. Él está sólo y lo más posible se trate de una luna Demoníaca. Y nosotros apenas pudimos salir vivos del distrito rojo— explicó rápidamente entre mis llantos.

—Comprendo tu preocupación, to también lo estoy, mucho en realidad. Pero Rengoku es muy fuerte y determinado. Le tengo gran admiración y respeto— dice bajo acariciando ni espalda para que me relajara.

Luego de calmarme un poco volvimos a la casa. Durante el camino no hablé, no tenía ganas de hacerlo. Uzui me tomó en brazos al ver que ni tenía ganas de caminar.

Mi preocupación crecía y mis ganas de ir tras Rengoku crecían con velocidad, debía ayudar. No lo puedo dejarlo sólo en esto. Sabía que algo pasaría, algo malo.

Al llegar a casa me dejó en la cama lentamente. Tomó mis hombros y mirándome fijamente Uzui pronunció firmemente.

—Vamos a prepararnos para escabullinos dentro de ese tren y servir de bono en esa misión. Yo tampoco tengo un buen presentimiento de dejarlo solo con esto tan grande—  besa mi frente con cariño.

Rápidamente tomamos nuestras mejores armas y equipamiento para salir nuevamente de la casa.

Un camino de media hora duró cinco minutos utilizando la velocidad del sonido.

Nos colocamos las capuchas para pasar desapercibidos y compré los boletos del tren. Esperamos unos minutos y ya era la hora de abordar.

Uzui y yo nos miramos para suspirar y entrar. Tomamos asiento, yo iba en la ventana.

—Pase lo que pase, nos cuidamos la espalda, como siempre— murmurra colocando su mano sobre mi pierna — mente fría y calculadora, Azami. Hay bastantes pasajeros y lo que se avecina es algo oscuro.

—Lo sé, hay que protegerlos lo más posible— coloco mi mano sobre la de él— también, no seas tan terco y si alguien o yo estamos en peligro al mismo tiempo, escoge a la otra persona.

—No, tu eres mi prioridad. Sabes que no me gusta que me digas eso en cada misión que tenemos juntos.

—Esta misión no es de nosotros, es de Rengoku.

—Pero estamos adentro, es lo mismo.

—Tengen— mencionó en advertencia.

—Azami, sabes perfectamente que no cederé a eso. Es un intento fallido— farfulla frustrado— y punto, se acabó el tema. No discutiré por algo que ya habíamos hablado antes— estipula mirando hacia el pasillo.

—Bien, como digas— miro por la ventana.

El tren comienza a moverse y kuego de unos minutos pasa un señor para verificar los tickets. Un olor a demonio pasó sutilmente por mis fosas nasales.

Entregué los tickets y miré al señor, este se veía algo sospechoso.

Luego se marchó y me despojé de los guantes que llevaba.

—Los tickets tienen una sustancia— digo mirando a Uzui y este frunce su ceño— no sé de qué tipo, pero en los años que llevo investigando con Shinobu todo tipo de sustancias, sé que esa es una, por su olor.

—Gracias al cielo que no toqué los tickets y que tu llevabas los guantes— asiento tranquila— pero, ¿qué sucederá con Rengoku?, ¿Crees qué se habrá dado cuenta?.

—Lo más seguro no, mi nariz es más susceptible. Lo más probable él no se haya dado cuenta. Debemos ir a avisarle.

—Sabes que no le agradará que nos hayamos colado a la misión.

—Si, pero se le pasará, es Rengoku.

—Cierto.


☆ Ramé ☆  (Tengen Uzui y tú)Where stories live. Discover now