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Al anochecer Any y Poncho llegaron a la AP, el médico tardó un poco más en darle de alta, quería asegurarse de que Poncho estaba completamente desintoxicado, también le entregó a Any una copia del informe médico animándola a ir a la policía y hacer una denuncia formal si sabía y podía probar quién lo había hecho.

Pero Any tenía otra idea en mente y para ella esa sería la mejor salida.

Any era tan cariñoso con Poncho que no desaprovechaba la oportunidad de ponerse todo disimulado a su lado, estaba recostado en su regazo en la cama viendo la televisión.

Poncho: princesa.  - la llamó con los ojos aún cerrados.

Any: Habla bebé.  - acariciando su cabello.

Poncho: Ya no quiero ver una película, quiero salir un poco.  - Preguntó haciendo un puchero.

Any sonrió: oh bebé astuto.  - acarició su rostro - ¿Te sientes bien?

Poncho se levantó con una sonrisa torcida: te mostraré cuánto.

Se inclinó sobre ella, juntando sus labios en un beso sediento y hambriento.

Levantó sus manos a su cintura, levantando su blusa juntas, se alejó tomando su blusa y aprovechando para tomar la suya.

Él la besó de nuevo y pasó sus manos por sus muslos, apretando, haciendo gemir a Any entre el beso.  Ella agarró seis cabellos oscuros jalándolos levemente, rascó su espalda sintiendo que Poncho se alejaba.

Abrió los ojos para verlo arrodillado en la cama, quitándose los pantalones cortos y los boxers que llevaba puestos.

Any sonrió con picardía cuando vio la erección: realmente te ves genial.

Poncho sonrió torcidamente: todavía no ha visto nada princesa.  – la agarró de los tobillos tirando de ella haciendo reír a Any.

Apoyó sus piernas sobre sus hombros y, bajando la cabeza, lentamente lamió su intimidad.

Any jadeó y agarró el cabello de Poncho.  Él lamió, chupó, mordió y masajeó su clítoris hasta que sintió que Any empezaba a ceder.

Él apartó la cara sonriendo mirando la cara de frustración que ella puso.

Any: Poncho... - Gimoteó.

Él simplemente se levantó y se colocó entre sus piernas, penetrándola con un fuerte y profundo empuje.

Se quedaron quietos por unos segundos sintiendo lo mucho que se completaban el uno al otro.

Any comenzó a mover sus caderas, retorciéndose y apretando a Poncho con más fuerza.

Él gruñó, agarrando su coño y levantándose, enterrándose aún más en ella.

Los empujes se hicieron más fuertes y más rápidos.

Los dos gimieron y gritaron llamándose el uno al otro, estallando juntos en un intenso orgasmo.

Poncho se desplomó sobre Any, respirando rápido y entrecortado.

Poncho sonrió: Joder, eso fue demasiado bueno.

Any pedacito de su hombro: lo fue, y hagámoslo de nuevo.

Levantó la cara para mirarla, se rió, pero al ver el deseo en sus ojos azules sintió que su cuerpo también se estremecía de deseo.  Estaba listo para ella otra vez.

Se amaron con locura esa noche, resultado de las noches anteriores que no habían estado juntos.

El lunes llegó arrastrando y con problemas para que Any los resolviera.

Aprendiendo amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora