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Los días pasaron rápido, las chicas ya habían decidido buena parte de todo lo referente a la boda, incluidas las invitaciones.

Emocionados como estaban, prácticamente obligaron a los chicos a ir tras los frac y acabaron cediendo, como siempre.

Any y Poncho acababan de dejar la invitación de Mari y ahora se dirigían a la casa de sus padres.

Any: ¿Estás seguro de que no vas a invitar al Oscar?  Si cambias de opinión, las chicas y yo dejamos diez más abiertos para el buffet.

Poncho: Seguro amor.  - Dijo decidido - No quiero correr el riesgo de que haga un espectáculo o haga algo que me moleste en un día tan especial para nosotros.

Any asintió: esta bien entonces, bebe, déjame explicarle a tu madre, sino ya viste la pelea que va a ser, verdad.

Poncho suspiró: Lo sé, mamá nunca dejó de consentir a Oscar, por eso es así.  Ella siempre está encubriendo sus errores.

Tan pronto como estacionó, la puerta se abrió iluminando el rostro sonriente de su padre.

Alfonso Padre: Qué bueno verte por aquí.  - los abrazó a ambos - Pasen, vamos.

Fueron directamente a la sala de estar y su padre subió a llamar a Ruth.

Ruth: Hijos míos, me alegro de que vinierais a visitarnos.  - Los abrazó sonriendo - Lástima que Oscar sigue en el trabajo.

Poncho: Vine en este momento exactamente por esta madre y ya sabes.  - sentándose de nuevo.

Ruth: Tu caricias con tu hermano tiene que terminar algún día, hijo.  - regañando.

Poncho: motivo favorito?  – se rió irónicamente – ¿Casi me mete en la cárcel y soy un bromista?

Any le cogió del brazo cariñosamente: amor.

Poncho respiró hondo, Oscar siempre había sido el favorito de su madre y él siempre lo había sabido.  Llevó la mano de Any a sus labios y le dio un ligero beso haciéndola sonreír.

Any: ¿Por qué no aprovechas tú y tu padre para hablar un poco?  - sonriendo cálidamente.

Alfonso Padre: Ya está, hijo, déjame mostrarte mi nueva adquisición.  - darse cuenta de la intención de la nuera.

Poncho sonrió aliviado: ¿qué fue esta vez, padre?

Alfonso Padre: Ven y te lo muestro.  - se fue sonriendo con su hijo.

El padre de Poncho tenía una colección de autos antiguos en miniatura que crecía día a día, había una habitación en la casa reservada para su afición.

Ruth: te apetece algo cara, un jugo, un agua?

Anu sonrió: un jugo estaría genial, hoy hace mucho calor.  - acompañar a su suegra a la cocina.

Ruth: Cierto querida, cada día hace más calor.  - entregándole un vaso de jugo a Any: Pero dime, ¿qué te trajo por aquí?  Porque sé que Poncho no vendría sin una buena razón.

Any se rió: esa es una buena razón, sí, trajimos la invitación de boda y los entrantes para el buffet.  - Regresar a la habitación y recoger la bolsa.

Ruth: Pero solo hay dos entradas de buffet.  - Comprobación.

Any: Bueno, son para ti y Alfonso.  - respondió ella avergonzada.

Ruth: ¿No me digas que vas a empezar a meterte con mi Oscar también?  - indignad

Any suspiró fuerte: Doña Ruth, todos sabemos que si no hubiera sido por Alfonso, Poncho hubiera sido demandado, arrestado y su carrera hubiera ido a pique por ese desvío en las cuentas de esa editorial.

Aprendiendo amarHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin