53

41 3 0
                                    

Poncho abrazó posesivamente a Any haciendo reír a sus amigos.

Poncho: ¿Entonces reírse de qué?  Simplemente no estuviste de acuerdo conmigo porque no tenías una excusa y estabas avergonzado.

Chris y Ucker dejaron de reírse de inmediato, lo que hizo que las mujeres se rieran aún más.

Any: oh nena, no necesitas ser tan celosa.  - Le dio un beso - Te prometo que en el hotel bailo solo para ti.  Susurró para que solo él pudiera escuchar.

Poncho sonrió: ahora me gusta la idea.  - La soltó del abrazo - ¿Quieres bailar un poco más?

Any: pero ahora mismo estabas en crisis.

Poncho: Porque estabas en un escenario con un montón de pervertidos comiéndote con los ojos, pero ahora vas a bailar conmigo.

Any: ¡Claro que papá!  - Le tomó la mano felizmente y se fueron a bailar.

Chris: ¡Estos dos me impresionan con tanto palo!

Mai: con solo verlos se me va la glucosa al extremo.  - dijo riendo.

Dul: ¡ah, deja de atormentar a la pareja de azúcar!  Solo quiero ver cuando nacen los mellizos.  - sonrió soñadora.

Ucker: Deberían dejar de hablar de ellos y disfrutar de su luna de miel, que es lo que voy a hacer también.  - Agarró a Dul de la mano, arrastrándola entre la multitud.

Chris y Mai se miraron riéndose y siguieron su ejemplo.

Las tres parejas disfrutaron bailando, hablando y bebiendo.

Any: esto es molesto!  ¡No puedo bailar correctamente y ni siquiera puedo beber!  - se quejó haciendo un puchero.

Poncho: Piensa que es por el bien de nuestros pequeños.  - los ojos brillaron de felicidad - Y te estoy haciendo compañía, no bebí nada alcohólico y estoy bailando muy tranquila.

Any: ¡pero quiero más diversión!  - se quejó.

Poncho: ¿qué tipo de diversión?  preguntó maliciosamente.

Any sonrió, entendiendo las intenciones: cualquiera que te incluya a ti, a mí... - le susurró al oído con voz ronca - y mucho amor.

Poncho le mordió el cuello y mirando a su alrededor, miró a un lugar en particular, llevándose a Any allí.

El lugar estaba oscuro, lleno de cocoteros que escondían la parte de atrás del bar, se escuchaba a la gente pasar, la música a todo volumen, pero no se los veía.

Poncho: ¿Quieres arriesgarte?  preguntó entre mordiscos y chupetones en su cuello.

Any: seguro que sí.  Ella agarró sus hombros, clavándose las uñas.

Poncho: reglas.  - Dijo levantando la falda de playa que llevaba puesta - Nada de gritos y gemidos fuertes.  - Se apartó el biquini acariciando su clítoris - Y nada de volver a subir a ese escenario.

Any reía entre gemidos: sin gritos y sin escenarios.  - Abrió sus calzoncillos, sacándolos sin miembro.

Poncho la apoyó contra la pared del bar, le levantó la pierna y la penetró.  Ambos jadearon y antes de que ella pudiera gemir o gritar, atacó la boca de Poncho en un beso alucinante.

Comenzó los avances, lentos y profundos, sin romper el beso, acariciando sus pechos, apretando y envolviendo sus pezones.

Any agarró los cabellos de la nuca de Poncho, apretándose más contra él cuando sintió su estremecimiento anunciando el clímax.

Unas cuantas embestidas más y los dos alcanzaron el orgasmo juntos.

Intercambiaron besos y caricias y luego de arreglarse volvieron con sus amigos.

dul: donde estabas?  Ya casi es hora de irse.

Poncho se aclaró la garganta: any tenía que ir al baño.

Ucker: ay, baño largo, ¡ves!  - le dio una sonrisa traviesa.

Any: Yo... no me sentía bien.

Más preocupado: ¿qué pasó?  ¿Es mejor ahora?

Dul: ¡Pues Poncho te dijo que no bailaras tanto!  Vamos, ven, hay que tener cuidado con nuestros ahijados Any!  - todos preocupados también.

Chris: Debe estar cansada, estuvo mucho tiempo de pie, podemos sentarnos un rato hasta que se mejore.

Ucker: siéntate, Poncho la lleva a su regazo, necesita volver al hotel a descansar.  - ahora también preocupada.

Any y Poncho aguantaron la risa y permanecieron serios.

Poncho: Vamos  – tomó a Any en su regazo quien soltó un pequeño grito – Me llevaré a mi princesa.  - Le dio un beso y se dirigieron a la lancha que los llevaría de regreso al hotel.

Any: ¡ay amor, siente pena por mentirles!  - Dijo ella sin dejar de reír mientras se sentaba en la cama.

Poncho: ¿Y prefieres decir la verdad?  - Levantó una ceja riéndose - No lo creo.

Any se burló: mejor que se engañen ellos mismos.  - Se tiró sobre las almohadas - ¡Estoy tan cansada!

Poncho: oye, hoy estaré sin mi hula privado?  Se subió encima de ella, apoyando su peso en sus brazos.

Any: ¿estar sin qué?  - un poco confundido.

Poncho: el bailecito hawaiano que prometiste.  Él rozó sus labios sobre los de ella.

Any sonrió: ¿me daré un masaje en los pies más tarde?  ella preguntó astutamente.

Poncho: de cuerpo entero si quieres.

Any: entonces vuelvo enseguida.  Se levantó de la cama y fue directo al baño.

Cuando salió, Poncho estaba acostado en la cama, con los brazos detrás de la cabeza, una sonrisa socarrona, sonando música.

Any se cambió de ropa, dejando solo la parte superior del bikini, collares hawaianos y un pareo floreado.

Empezó los movimientos, que había aprendido esa misma noche, de forma tímida, pero cuando vio el brillo en sus ojos, se soltó cada vez más.

Poco a poco se acercó a la cama, moviendo las caderas y los brazos, sonriendo.

Dio un pequeño grito cuando Poncho la agarró por la cintura, plantando besos en su vientre.

Pronto estuvieron en la cama, haciendo el amor con locura.

Any: ¿adónde vas?  preguntó en cuanto Poncho se liberó del abrazo, dejándola sola después de hacer el amor.

Poncho: cumpliendo mi parte del trato.  - Ella lo miró confundida - Voy a conseguir un aceite relajante para hacerte el masaje.

Any sonrió: pero yo no traje ningún aceite relajante.

Poncho: Vi en internet que es bueno que las embarazadas usen muchos aceites y humectantes.  Previene la piel seca y las estrías.  Así que compré uno con un efecto relajante.  - rebuscando en la maleta.

Any sonrió: ¡Te amo gatito lindo!  - casi gritando.

Poncho: ¡Yo también te amo princesita!

Regresó a la cama y como había prometido le masajeó todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, cuando se detuvo a mirarla, Any ya dormía profundamente.

Se acostó, la tomó en sus brazos y se durmió.

Aprendiendo amarWhere stories live. Discover now