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Tan pronto como entraron en el AP, Poncho tomó a Any entre sus brazos y la besó tan fuerte que sintió que le fallaban las rodillas.

Poncho: Te das cuenta que mañana seremos el blanco de las bromas todo el día por esa tonta mano tuya, ¿no?  - Preguntó con su boca aún muy cerca de la de ella.

Any sonrió: Lo sé y me importa un carajo porque obtuve lo que quería.  - Ella deslizó su mano sobre sus hombros quitándose el traje - Sácate de ahí para que podamos estar solos.

Poncho volvió a besarla, la levantó en brazos y subió al dormitorio.  Se desvistieron tan rápido que apenas sabían cómo era posible.

Puso su cuerpo sobre el de ella, dejando un rastro de besos húmedos por su cuello, regazo, vientre hasta llegar a su intimidad.

Le abrió suavemente las piernas, las apoyó sobre sus hombros y comenzó a acariciar la intimidad de Any con su lengua.

Any se retorció en la cama, apenas capaz de moverse de la posición en la que estaba, agarró el cabello de Poncho, acercándolo más, sintiendo el clímax tan cerca.  Pero se alejó.

Ella dejó escapar un suspiro de frustración cuando él levantó la vista, sonriendo.

Poncho: Dije que te castigaría.  - Apretó sus muslos y volvió a lo que estaba haciendo antes.

Any gimió y le rogó que detuviera la tortura, pero Poncho siguió con ese juego por un largo tiempo, hasta que no pudo más.

Poncho se arrastró por la cama sobre el cuerpo de Any, se colocó entre sus piernas, uniendo sus sexos y provocándolos una vez más.  Any levantó las caderas, esperando el momento que tanto anhelaba, y prácticamente gritó cuando Poncho la invadió.  Con un gruñido ronco, permaneció inmóvil por unos segundos, hasta que Any comenzó a rodar, agarrando a Poncho por las caderas para que la penetrara más profundamente.

Poncho se apartó un poco, saliendo casi por completo de ella y luego penetrándola profundamente, repitió el movimiento varias veces, escuchando los gritos y gemidos satisfechos, sintiendo las mordeduras en sus hombros, sus manos arañándole la espalda.  Se sentía cada vez más cerca del éxtasis total, cuando el cuerpo de Any comenzó a contraerse, advirtiendo que ella también estaba cerca.

Manteniendo el ritmo de las embestidas, fuertes y profundas, tomó su pecho, chupó y juntos finalmente se entregaron al clímax.  Poncho cayó sobre el cuerpo de Any y ella lo abrazó, así estuvieron minutos eternos.

Any sonrió con los ojos cerrados: ¿perdonada?  preguntó bromeando.

Poncho: De ninguna manera.  – se levantó para mirarla – aún falta toda una noche para que consigas eso.  - sonrió con picardía.

A la mañana siguiente levantarse de la cama fue un auténtico martirio, los dos cuerpos desnudos enredados, los ojos cerrados perezosamente.  Incluso la voluntad de permanecer allí era enorme, pronto llegarían sus amigos.  Levantarse era inevitable.

El tiempo les alcanzó para darse una ducha y empacar una bolsita con toallas, el biquini de Any y el bañador de Poncho y una canasta con comida, ya que la casa estaba vacía.  Apenas habían terminado cuando sonó el timbre.

Any fue a abrirlo y se encontró cara a cara con los cinco amigos: hola gente.  - Sonrió yendo a abrazar a Chris.

Chris: ¿Esa tonta mano está limpia o estaba en el lugar equivocado?  - Preguntó con una falsa seriedad haciendo reír a todos.

Any: ¿cuál es la diferencia?  La has abrazado tantas veces sin hacer esa pregunta antes.  - respondió irónicamente.

Chris abrió la boca con falso asombro y todos se rieron aún más.

Otavio: Perdón por lo de ayer, pequeña.  - sin dejar de reír - Debería haber sabido que este idiota no te daría tranquilidad.

Any sonrió: no hay problema Otavio, si se pone lindo, Poncho lo arreglará.  AMOR CORRECTO!!!!  - gritando la última parte.

Poncho bajó las escaleras: ¿quién era princesa?  - llegó saludando a los demás.

Any puchero: Chris me está atormentando bebé.

Poncho sonrió: por dejarme ahogarlo en la cascada.

Ucker: Eso si la mano de Any no interfiere.

Todos volvieron a reírse, incluido Poncho después de que Any le sacara la lengua a Ucker.

Poncho: bajemos pronto, grupo, antes de que Any empiece a decir lo que no debe.

Any: no me importa.  – se encogió de hombros – Eso es envidia porque no reciben el mismo trato que sus novias.  - bromeó sonriendo.

Dul: y quiero que me arresten por exhibicionismo?

Mai: y sabes que no estoy tan loca.

Any se rió: ¡solo la detendrían si había un policía escondido debajo de la mesa y tú, Maite!  Quien no te conoce, te compra!  - Salió riendo por el pasillo seguido de los demás.

otavio: que hiciste con ella?  le preguntó a Poncho en voz baja.

Poncho: ¡Yo no hice nada!  - Levantó las manos - ¡¿O tal vez creó un pequeño monstruo sexual?!

Octavio: Lo que sea.  - Tocó el hombro de Poncho - Gracias por hacer sonreír de nuevo al pequeño.

Poncho sonrió y caminó más rápido para atrapar a Anya agarrando su cintura por detrás y oliendo su cuello.

Ni bien llegaron a casa, Poncho y Any hicieron un recorrido para mostrarles cada rincón.

Chris: Mai!  - Llamó a ella que aún estaba dentro de la casa - ¿Dónde está mi bañador?  ¡Estoy saltando en esa piscina!

Any se rió: cálmate desesperado, Poncho nos llevará a la cascada, ¿verdad bebé?

Poncho: Sí, te gustará.  Besó la parte superior de su cabeza.

Ucker: ¿tienes una cascada en la propiedad?  preguntó con asombro.

Any asintió: ¡y el lugar es hermoso!  Solo espera a que recojamos las cosas y nos vamos.

Poncho: Ni hablar, ustedes y las niñas esperen aquí, y vamos a buscar nuestras cosas en el auto.  - señalando a los hombres.

Otavio: que hombre tan pensativo Anahi!  Él le guiñó un ojo.

Any sonrió: todo lo mejor a la derecha.

Chris: Vámonos entonces, antes de que la manita cambie de opinión.

Se fue riendo, dejando atrás a Any muy sonrojada.

Pasaron el día en la cascada, entre risas y bromas, Chris y Ucker dejaron de atormentar a Any luego de unas amenazas de Poncho y casi mueren ahogados.

Por la tarde regresaron a casa solo para recoger todo y regresaron a la Capital.

Después de todo, al día siguiente Any y Poncho querían un merecido descuento.

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