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Mientras Poncho cerraba la puerta del dormitorio, Any ya lo colmaba de besos.

Poncho sonriendo: ¿qué fuego es ese pequeño?  - abrazándola por la cintura.

Any: ver a mi hombre, encima de ese escenario, sin camisa, rodando para que un montón de mujeres babeen y sabiendo que es solo mío, eso es razón suficiente.  - Dijo mientras se quitaba la camisa.

Poncho: Que posesivo eres.  Él empujó su cabello hacia atrás para besar la parte posterior de su cuello.

Any: mi hombre si, mi hombre perfecto y caliente.

Comenzaron un beso apasionado e intenso, Any terminó de desvestir a Poncho a toda prisa y Poncho le correspondió con el mismo deseo, la ropa se desparramó en el piso de la recámara mientras caminaban hacia la cama sin salir de sus bocas, Poncho la acostó con cariño y cariño. un camino Desde besos por su cuerpo hasta su intimidad, le dio un suave beso y le chupó el clítoris hasta llevarla a un intenso orgasmo.

Any apenas logró recuperarse y Poncho ya la estaba penetrando con fuerza e intensidad, gimiendo y llamándola por su nombre en susurros.

Any levantó sus caderas para obtener más profundidad y gritó de éxtasis cuando lo sintió llegar al límite.

Cuerpos sudorosos y pegados al mismo ritmo lento y fogoso, saboreando cada movimiento.

Poncho, sintiendo que Any estaba cerca del clímax, aceleró sus golpes y juntos llegaron al ápice.

Poncho dejó caer su cuerpo junto al de ella y estrechó a Any entre sus brazos, le acarició el cabello mientras Any hacía ligeras caricias en su pecho.

Poncho: Necesitamos una ducha antes de dormir.

Any: Soy perezoso.  - Dijo astutamente con voz de bebé.

Poncho sonrió: me llevaré a mi princesa.

Poncho fue al baño, llenó la tina y volvió a buscarla, luego de dejarla en la tina se sentó detrás de ella.

Poncho: ¡¿Cómo van a estar eh?!  - Preguntó un poco distraído.

Alguno: quien ama?  - cerró los ojos disfrutando de las caricias que le hacía.

Poncho: nuestros bebes mi amor.  - La apretó en un abrazo - Quiero que sean como tú, hermosos y encantadores.

Any sonrió: porque prefiero que se parezcan a ti, hermosas por dentro y por fuera.

Poncho: serán dos, así que podemos tener una miniatura de cada uno, ¿qué les parece?

Any sonrió: amor perfecto, como siempre, perfecto.

Después de una larga ducha, se pusieron sus batas y se acostaron.  A la mañana siguiente disfrutarían de su último día en ese paraíso.


En el último día en Hawái, las tres parejas aprovecharon para ser los típicos turistas, hicieron una guía por los puntos turísticos, almorzaron en un restaurante y se fueron de paseo en barco.

Any y Poncho repitieron la experiencia de buceo, esta vez acompañados de sus amigos, cuando regresaron al hotel ya era tarde y Any no dejaba de quejarse del cansancio.

Poncho: Lo sabía, dije que estaba abusando del amor.  - la regañó mientras la llevaba al dormitorio.

Alguno: ¡oh gatita!  ¡Son solo mis piernas las que están cansadas, me siento genial!  - besó su rostro.

Poncho: Porque te vas a acostar en esa cama y no te levantas hasta mañana para ir al aeropuerto.

Any levantó la nariz: ¡exagerado!

Aprendiendo amarWhere stories live. Discover now