19

93 3 3
                                    

Any abrió la puerta y encontró a Poncho tirado en su silla.

Any: ¿cuánto tiempo has estado aquí bebé?  - Sonrió acercándose a él.

Poncho: Bastante, Lilian dijo que no querías que te interrumpieran, así que esperé.  ¿De qué hablaban tanto?

Any: estaba resolviendo nuestros problemas.  - Sonrió victoriosa, sentándose en el sofá en la esquina de la habitación.

Poncho: ¿Y cómo hiciste eso?  – alzó una ceja – ¿Y por qué diablos te sentaste tan lejos de mí?  Se levantó de su silla y caminó hacia ella.

Any: porque no puedo sentarme en tu regazo aquí en el trabajo loco.  - Le tocó la nariz con el dedo índice - Y le hablé a Rojas de Claudia.

Poncho arrugó la nariz: no quiero oír el nombre de ese retrasado.

Any se rió: y gracias a mí no volverás a ver su cara a partir de la próxima semana.

Poncho: que hiciste travieso?

Any: Le dije todo a Rojas, como no quiere que el nombre de la editorial esté cerca de un juicio, accedió a trasladarlo a otra sucursal.

Poncho: cual?

Any: el de Inglaterra.  Se tapó la boca con la mano para ahogar la risa.

Poncho se rió: Te amo Anahí Portilla, eres única.

Any: Lo sé bebé, lo sé.  Merezco una recompensa, ¿no?

Poncho: puedes estar seguro de que lo tendrás en ksa.  Él sonrió con picardía, apretando su muslo.

Ay: jaaa Poncho!  No estoy en el trabajo.

Poncho: Es solo para probar hasta que llegue a casa, ya que esa maldita botella no me deja hacer nada más.

Any: vamos a almorzar, es mucho mejor.  Se levantó, agarró su bolso de su escritorio y se fue.

Al final del día, cuando Any estaba a punto de salir de su habitación, Dul y Mai irrumpieron como un huracán.

Any se rió: ¿puedo saber dónde está el fuego?

Dul: divertido.  Los dos nos pasamos todo el día curiosos por saber que pasó y tu vienes con una broma?  Puedes hablar anahí.

Mai: ¡Solo di lo que solías decirle al jefe!

Cualquiera: y pensé que me iba a casa a disfrutar de mi amor.  - Dejó caer la bolsa sentándose - ¿Cuánto de la historia sabes?

Dul: ¡Cuánto drama!  Viven juntos, trabajan juntos y siguen besándose.  Entonces dejen de hablar como si no se hubieran visto en siglos.

Mai: Lo que yo sé es lo que dijo Chris, que la loca de Claudia drogó a Poncho.

Any: y se fue.  El idiota tomó una dosis tan alta que el médico dijo que si Poncho no hubiera sido joven y fuerte, podría haberse muerto.  Pasó toda la noche en el hospital, pero ahora está bien.

Mai: Bueno any, pero dime que vas a hacer.

Dul: quiere ayuda para golpearla.  ¡Me gustaría!  - ofreció emocionada.

Any se rió: cálmate Chuck.  - Sacó la lengua Dul - Por ahora logré que Rojas la trasladara a la sucursal en Inglaterra.  Veamos cuál será la reacción del perturbado.

Dul: ¡¿ni siquiera una palmadita?!  - preguntó fingiendo estar triste.

Mai: Dios mío, estoy demasiado emocionada para retorcerle el cuello a ese pollo.  - dándose golpecitos con el dedo índice en la barbilla pensando - Any, ¿has pensado alguna vez en quién podría ayudar a Claudia con eso?  Porque ella no tiene la capacidad de crear una campaña para la revista, y mucho menos pensar en ella sola.

Aprendiendo amarWhere stories live. Discover now