CAPÍTULO 28: ESTÚPIDA

3.7K 259 4
                                    

Selina Vera

Mirna intenta darme las lecciones básicas en el poco tiempo que disponemos. Sin embargo, con la velocidad que habla resulta imposible para mi cerebro procesar la información.

—No vas a convertirte en una sumisa en veinte minutos —repite por enésima vez mientras Freya no deja de decir lo loca que estoy entre murmullos—. De hecho, no creo que tengas madera de una. Hay personas que simplemente no están hechas para someterse.

Eso no tiene que decirlo. Soy consciente de lo que soy, de lo que estoy hecha y mis límites.

—Me las apañaré —replico en medio de un suspiro. Con lo que he leído y visto en las películas espero tener al menos una noción—. Solo dime la palabra de seguridad. No tenemos tiempo.

—Celeste.

Apenas la escucho me detengo en seco. El color de mis ojos y también de los de su novia muerta. ¿No se supone que los odia?

Contemplo mi figura en el espejo, enfocándome en mis esferas azules ahora cubiertas por unas lentillas marrones.

¿Hasta qué punto llega su psicopatía y su obsesión? ¿Por qué utiliza el color con las sumisas en tanto a mí me ordena cerrar los ojos?

—¿Algo más que deba saber? —carraspeo tomando el antifaz en mis manos.

—Sí, usa la palabra cuando la necesites —enfatiza—. No te contengas, doctora y no le dejes hacerte algo que sabes no podrás soportar. El Prince cree que eres una sumisa experta y entrenada, así que como una te tratará. No le dejes sobrepasar tus límites, porque entonces te marcará de por vida.

—Gracias —trato de sonreír, no obstante, con el estrés, la ansiedad y la frustración que me cargo, solo me sale una mueca extraña.

Contemplo el Baby Doll negro con brillos sutiles y rectifico la peluca una vez más antes de colocarme el antifaz.

Soy Creta, la diosa misteriosa... Un nombre artístico ridículo, pero con el cual Mirna convenció al Prince de probarme.

Las dejo atrás ignorando las expresiones nerviosas y ariscas de ambas para encaminarme por el pasillo hasta la habitación indicada.

Me detengo frente a la puerta, pensando varias veces sí seguir con esto o dejarlo. Una parte de mí siente curiosidad por este mundo y le gustaría al menos explorar todo lo que puede ofrecerle Brandon Hell sin restricciones. Sin embargo, otra parte, la estúpida carente de cerebro que ha desarrollado sentimientos por un psicópata–asesino–pervertido, reza en silencio por que el Prince no consuma el acto, que no sea capaz de acostarse con otra o incluso, que descubra mi truco barato.

Es mi lado más iluso, uno que pensé que no existía, pero él le ha traído a la luz.

La tenue iluminación del salón hace que sea difícil ver su masculino rostro, pero todo en sobresale en este lugar.

Mis ojos lo siguen, lo veo entrar en silencio y aunque mi corazón palpita desesperado, corro prácticamente siguiendo sus pasos.

El olor algo picante dentro de la habitación hace a mi pecho palpitar aún más desesperado.

Muevo mis ojos entre la oscuridad sin poder ver nada más allá de la cama inmensa que preside la habitación.

¿Dónde está?

Estoy segura de que entró aquí.

¿Me habré confundido?

Chasqueo la lengua ante esa última opción y la mano que cubre mi boca hace que deje mis pensamientos atrás cuando el pánico me controla.

ATRAPADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora