Capítulo 15. Presente.

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Emily.

—Majestad —Francis entra al comedor mientras me retiran los platos después del desayuno —. Tenemos problemas.

—¿Hay noticias? —pregunto esperanzada.

—No, todavía es demasiado pronto para un reporte. Nuestros problemas vienen de otro lado, el periódico.

Deja sobre el comedor el noticiario de Lacrontte, aquel que tantos tormentos me ha traído y que parecen no acabar jamás.

¿En dónde está el rey?

Lacrontte pasa ahora por un momento de incertidumbre parecida a la que vivimos con la muerte de los reyes Magnus V y Elizabeth II, pues desde el consejo de guerra una fuente fidedigna nos ha informado que el rey Magnus Lacrontte estuvo ausente en la reunión y prueba armamentística llevada a cabo por la visita del rey Conrad Buckminster en el reino. Quien ostentó como anfitriona fue la reina Emily Lacrontte, lo cual marca un hecho sin precedentes, debido a que el monarca siempre está al frente de estos asuntos. Es por esto que nos preguntamos, ¿qué lo llevó a ausentarse? ¿Fue a voluntad o por fuerza mayor? O peor aún, ¿hay alguna razón de gravedad por la que no ha aparecido? Lo único que sabemos de todo esto es que el reino ahora está en manos de la reina ex Mishniana.

Lanzo el periódico a un lado cuando termino de leerlo. Esto tiene que ser una broma. Ya de por sí era demasiado trabajo mantener a raya a las pocas personas que sabían de la ausencia de Magnus y con esto será mucho peor.

—¿Quién crees que haya dado la información? —El enojo es notable en mi voz.

—Podría ser cualquiera, pero apostaría todo lo que poseo a que se trata de alguno de los hermanos Brayden o ambos.

—En este momento no necesito que comiencen a filtrar información, Francis, y si ellos no están dispuestos a guardar silencio lo mejor es que ya no hagan parte del consejo de guerra.

—Sonará ridículo, majestad, pero no puede sacarlos, solo el rey tiene esa potestad, aunque sí enviarles a la horca.

—No voy a asesinarlos. No pienso llegar a esos extremos. Debe haber alguna alternativa, un hueco, una cláusula, algo que pueda usar a mi favor.

—Tendremos que revisar. Permítame un momento y volveré con el libro de leyes.

Francis sale del comedor mientras yo me enfrento nuevamente a la nefasta noticia, sin embargo, hay algo más que captura mi atención, un cuadro fotográfico en una esquina de la hoja que retrata con los sombríos blancos, negros y grises el rostro de una pareja asesinada.

¡Por mi vida! ¿Cómo pude haberlo olvidado? Ansel está esperando que me reúna con él y ya he fallado la cita dos veces.

Busco con desespero la página de la noticia y las mismas indicaciones aparecen ante mí.

El tiempo se acaba para nosotros. Nos hemos decepcionado, fallado y solo nos queda una oportunidad antes de que sean nuestros mayores quienes protagonicen la noticia. 301, calle Soalers, nueve de la noche. Tic, tac.

Nuestros mayores. Sé que se refiere a mis padres. No hay ninguna otra conclusión.

¿En dónde he tenido la cabeza? Ellos están en su poder, a su merced. ¿Cómo he podido ser tan descuidada, tan estúpida para olvidarme de ese encuentro?

—¡Majestad! —Francis toca mi hombro cuando empiezo a hiperventilar. No recuerdo haberlo visto regresar —¿Qué sucede? Vio algo más en el periódico.

Lanzo el noticiario lejos de mí con la tormentosa idea de mis padres y Mia, siendo sometidos a quien sabe qué tratos inhumanos.

—Mis padres, ellos están secuestrados, Francis.

El corazón del Rey. [Rey 3]Where stories live. Discover now