Capítulo 2. Presente.

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Emily.

Han pasado 4 días desde que deje Lacrontte. 4 días que han sido toda una tortura para mi.

No he hecho demasiadas cosas en este tiempo, pero aún así he intentado mantenerme con buen ánimo.
No puedo mentir que la primera noche fue terrible, me dedique a llorar hasta que llego el alba y solo pare cuando mis ojos estaban tan hinchados que ya no podía soltar una lágrima más.

Pensé que Magnus vendría tras de mi, que me detendría, que antes que pisara el umbral estaría rodeándome en un abrazo, diciendo que todo estaría bien y que lo íbamos a enfrentar juntos.

Pero nada de eso ha ocurrido, él ha decidido dejarme marchar y con el corazón en la maleta me he alejado del hombre que más he amado en toda mi vida.

Magnus prácticamente se ha deshecho de mi, dejándome claro que no quiere a nuestro bebé, que no quiere ser padre, que no esta dispuesto a aceptar tal responsabilidad.

Mi corazón roto, sufre. Sufre al ver como me dejo sola con algo que es producto del amor que profesábamos. Me hizo a un lado y construyó murallas para dejarme fuera, se refugio en su miedo y me envió sola a la batalla.

Después de la terrible primera noche he intentado no llorar por mi hijo y he intentado alimentarme por su bien. Sé que todo lo que haga o deje de hacer repercute directamente en él y no quiero que nada lo afecte, aún cuando yo sienta que estoy muriendo.

Las palabras de Magnus hicieron un gran agujero en mi alma, ver sus ojos duros mientras se negaba a ser padre fue lo más doloroso que he presenciado.

Sentía que mi corazón estaba siendo aplastado, pues mi pecho dolía como si estuviese ardiendo en llamas. El recordar sus palabras y su actitud hacia que mi ánimo decayera como si reviviera esa tarde una y otra vez, así que finalmente decidí deje de pensar en él por el bien de mi hijo.

Esta mañana después de tomar el desayuno, mi madre ha enviado una carta para informarme que aún se encuentran en casa de la abuela de Magnus, quien les ha brindado total hospitalidad, pidiéndoles que no se marchen como si se tratará de familiares antiguos.

Mamá opina que la mayor de las Lacrontte no quiere dejarlos partir, pues se siente demasiado sola, cosa que ha demostrado al consentir a Mia como si de una nieta se tratará.

Mientras reposo en la cama mirando hacía el sol de la tarde, siento unos suaves golpes en la puerta, precedidos por unos pasos que ya me resultan familiares.

- Hola, querida. - Saluda Elisenda desde la entrada.

Recuerdo los primeros momentos que viví aquí y lo mal que me sentí.
A la primera que le conté que estaba embarazada fue a ella, quien de inmediato me felicito y luego lloró al enterarse de la actitud de Magnus frente a la noticia. Él segundo en estar al tanto fue Gregorie quien para mi sorpresa me abrazó por lo que se sintió una hora.

El rey Fulhenor no dijo muchas cosas, solo me informo que pondría a mi disposición todo lo que necesitará, incluido un hombro para llorar y una oreja a quien contarles mis penas.

- Hola. - Saludo, incorporándome con pereza.

- ¿Cómo te sientes el día de hoy? Este día tampoco nos has acompañado al comedor.

- Estoy bien. - Miento. Desde que me aleje de Magnus no he estado bien ni un segundo.

- ¿Quieres acompañarnos a una tarde de té?

- No tengo mucho ánimo.

- Hermosa, has estado en la habitación todos estos días. Debes salir y tomar algo de sol. Es necesario para el bebé.

El corazón del Rey. [Rey 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora