Capítulo 21.

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Despido al líder de la búsqueda de Vanir después de darme un pésimo reporte. No hay ninguna noticia sobre su paradero, pero revisando el registro de los automóviles del reino, hicimos un primer indicio de que quizás haya salido de Mirellfolw, pues dado los pocos pobladores que cuentan con los recursos suficientes para adquirir un automóvil, hace la búsqueda más finita. Y uno de ellos es Gerald Heinrich.

Sospechamos que esta con él, pero lo que no sabemos es si esta por voluntad propia o por obsesión de Heinrich. Al parecer Denavritz no es el único demente.

Y tocando ese tema, ayer viajé a Roswell, la capital de Cristeners como parte de una visita diplomática.

Al encontrarme allí intenté estar cerca a Emily todo el tiempo que pude, pero se me hizo casi imposible debido al hostigamiento de los Wifantere.

Seguí a Emilia hasta la habitación prestada para ella por la familia real de Cristeners y así poder jugar un poco con sus emociones. Pero de nada me sirvió porque la insulsa plebeya se negó a darme un beso.

No es que me muriera por uno, pero eso me daría la certeza de que ya la tengo en mis manos. Sin embargo ella se resiste y se hace la indiferente aún cuando es claro que la hago sentir algo.

Después de sortear a la doncella escandalizada de Emily, tuve que apartarme por la interrupción de Lorian Wifantere, quien hoy le doy por ser un anfitrión amigable y se llevó a la señorita Malhore lejos de mi.

Cuando llego la hora de la reunión, me dirigí a la sala escogida después de soportar al rey Everett por más de media hora, pero justo antes de entrar fui detenido por una discusión entre Emily y Lerentia.

La señorita Malhore tenia el vestido rasgado, lo que me permitió ver el hueso de su cadera, un poco de su abdomen y piernas.
Es completamente blanca y sin gracia, pero lo único que llamo mi atención fue ese pequeño lunar que reposaba entre el escote de sus pechos, zona que el desastre de su vestido me permitió ver.
Eso es sensual, lo único sensual que he encontrado hasta ahora.

Emily estaba a punto de quebrarse al ver el orgullo de Lerentia por su hazaña y lo último que necesito es cortejar a una joven débil y sin carácter. No lo soportaría y mi paciencia tampoco esta apta para ello.

Intenté parecer feliz con lo que hizo la ex princesa Wifantere, dejando pasmada a Emilia con mi comentario. Esperé que eso le ayudará a entender que debe hacerle frente a la situación sin importar las burlas. Porque desaprobaciones y envidia habrá siempre, el objeto está en saber como las enfrentará.

Haciéndome sentir realmente orgulloso y reafirmando mi respeto hacia ella. Entró a la sala con el vestido totalmente rasgado, soportando la mirada y susurros de los que estaban en la sala.
Esta mujer es una locura, una locura que vale la pena admirar.

Le sonreí mientras tomaba lugar junto a Denavritz, pero ella lo único que hizo fue mirarme como si yo hubiese perdido la cabeza.
Lo único cierto allí era que jamás había visto a alguien tan estúpidamente valiente y eso me encantó.

Cuando quise felicitarla por su comportamiento me respondió como solo ella se atreve a hacerlo. De manera altiva y grosera.
Pero en ese momento poco me importo porque lo único a lo que estuve pendiente es como su vestido emanaba mi fragancia, cosa que me dio la certeza de que guarda mi abrigo en su armario.

A esta jovencita solo le falta un paso para caer en mi trampa.

••••

Voy realmente tarde hacia Hirolcred para una segunda reunión y supongo que se lo debo al viaje en tren. No sé porque he decidido volver en esta ruta pero supongo que en el fondo quiero experimentar con otros ojos, lo que vivió Emily hace un par de días.

El corazón del Rey. [Rey 3]Where stories live. Discover now