Relaciones establecidas

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Ezra vio consternado a su prometida; desde hacía días la notaba distraída. Aunque siempre respetaban sus espacios, algo en él no pudo ignorar más la situación.

—¿Qué no me estás diciendo? —preguntó de pronto.

Akemi levantó la mirada con sorpresa, su novio se escuchó casi dolido.

Estaban repasando el plan del día siguiente: tenían que viajar a Shizuoka e infiltrarse en una de las casas​ de seguridad de Reiku. Iban a sacar datos de los nuevos Mutis para mandarlos a Hong Kong y así encontrar una manera de ayudarlos o aniquilarlos.

—¿De qué hablas? —cuestionó esperando que dejara el tema, aún no quería contarle que dudaba de sus hermanos.

—Akemi —dijo él con impaciencia, intuía que sabía que la conocía a la perfección.

La chica suspiró y vio a su alrededor.

—¿Podemos salir a caminar? —No hablaría del tema donde los sospechosos podrían escuchar.

Ezra asintió lentamente y tomó su mano. Tenía que ser algo grave para pedirle que salieran del pent-house. Caminaron fuera de la habitación y tras entrar al elevador, bajaron en silencio. Durante todo el trayecto, la preocupación y ansiedad en Ezra no hicieron más que acrecentarse. Salieron del edificio y recorrieron unas cuantas cuadras. Akemi pensó durante el trayecto cómo transmitirle de manera correcta sus inquietudes.

—Akemi, me estás asustando —masculló él apretando un poco más su mano. Antiguos demonios comenzaron a despertar sus miedos, ¿qué tal qué quería terminar la relación?

Ella lo guió hasta el parque que afortunadamente encontraron vacío. Aunque no era una novedad porque era raro que la gente saliera, sobre todo con el anuncio de Reiku; nadie quería arriesgarse a encontrarse con un Peri loco. Se sentaron y ella lo tomó de ambas manos.

—No sé cómo decirte esto —susurró y bajó la mirada.

Ezra sintió una fuerte opresión en los pulmones; entonces sí era eso, quería terminar con él.

—Entiendo —dijo al llevar la mirada al suelo—. No te preocupes, como dijo Zia, no es nuestra obligación estar juntos solo porque​ un papel así lo indique.

Akemi levantó la mirada y ladeó la cabeza confundida, estaban hablando de dos temas totalmente diferentes. Puso la mano en su mejilla y lo obligó a verla.

—Ezra, no voy a terminar contigo —aseguró con una pequeña sonrisa.

Entonces el chico sintió que el alma le regresó al cuerpo y se consideró un tonto. Creyó que con el pasar de los años dejaría de preocuparse por su pasado, pero aparentemente estaba equivocado.

—Bien, perdón —murmuró apenado y Akemi le dio un beso para reiterarle que todo estaba bien entre ellos.

Él la abrazó y besó en la frente. A veces se podía imaginar el vacío que debía sentir Zia sin Nessa... O por lo menos, que había sentido antes de que Sakura apareciera. Ante ese pensamiento se separó un poco de su prometida y la vio con seriedad.

—Es sobre Sakura, ¿verdad? —preguntó casi sabiendo la respuesta.

—En parte —contestó y suspiró—. Estoy empezando a suponer que Nessa y Sakura están más conectadas de lo que pensamos —confesó en voz baja.

Ezra frunció el ceño extrañado.

—¿Muti?

Ella asintió con lentitud.

—Sí, pero no quien te imaginas —alegó con certeza.

El de lentes se quedó en silencio por un largo momento.

El poder en unoWhere stories live. Discover now