Cuando el mundo se divide por temor a aquellos que son diferentes, una luz de esperanza se formará en medio de la traición y el alma quebrantada.
Superando miedos, engaños y secretos; ellos se unirán para luchar y demostrar que no todo es lo que p...
Cuando Dara despertó no encontró a Lien a su lado, tras sopesarlo un poco, decidió salir en su búsqueda. Grande fue su decepción cuando en el camino se topó con cierta gemela que no perdió un segundo en hacerle ver el odio que le tenía con la pura mirada.
—¿Has visto a Lien? —preguntó Lea, molesta.
Dara arqueó una ceja en señal de duda.
—¿Me preguntas a mí?
La otra la vio con irritación.
—De seguro lo has visto por aquí.
La de cabello negro se encogió de hombros, fingiendo desdén, aunque no pudo evitar notar la ansiedad que brotaba de la gemela.
—No lo he visto así que... —Empezó a caminar.
—Lien quiere estar conmigo, él me lo pidió. —Lea casi le gritó a su espalda.
Dara se detuvo e inhaló muy lentamente, cerró los ojos a la par que una pequeña ráfaga de viento las rodeaba.
Trató de controlarse, si dejaba que sus emociones salieran de control iba a dejar al descubierto que tenían nuevas habilidades. Y sabía que no era casualidad que las de Ezra y Akemi fueran iguales, así como las de ella y Lien.
Volteó y miró a Lea con todo el desinterés que pudo.
—Lo que él haga o deje de hacer ya no es mi problema, hace mucho que lo dejó de ser.
Lea hizo una mueca cargada de ironía.
—Tus ojos te traicionan, Dara, puedo ver en ellos que aún lo amas.
La aludida cruzó los brazos y levantó el rostro de manera desafiante.
—Es como decir que aún te interesa Zia; mejor no le muevas, Lea.
Ella la vio con ojos entrecerrados mientras que Dara sacudió la cabeza y se dispuso a avanzar para poner distancia entre ellas.
—No me importó quitarte lo que más amabas una vez, lo volvería a hacer —murmuró Lea al recordar a una Dara llena de agobio a la par que sostenía su vientre, en el suelo.
Reiku quería mantener con vida a Ezra, Akemi, Dara y Lien; pero si la chica de ojos carmesí seguía provocándola, no iba a dudar en eliminar a Lien sólo para verla sufrir.
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Cuando el muro se partió por la mitad y empezó a abrirse con suma lentitud, Lien y Ezra pusieron a Sakura y Akemi detrás de ellos. Estaban tan lejos de todos los demás habitantes que dudaban mucho que alguien apreciara lo que se estaba suscitando.
Tras unos segundos, una abertura por la que podía pasar una persona quedó frente a ellos.
Ezra le pasó un arma a Lien antes de que ambos se acercaran a la abertura.
—Hay Peris —murmuró Akemi al encontrar las energías amarillas.
Lien activó su arma en matar y asomó la cabeza hacia ambos lados, al llevar la mirada hacia arriba, encontró cables y tubos mientras que frente a él se abría un largo pasillo por delante, la luz a veces parpadeaba y de los cables salían chispas.
