Consecuencias de acciones

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Sakura sintió tensas sus extremidades y trató de moverlas, pero al no poder hacerlo, abrió los ojos y giró la cabeza a un lado para notar que tenía la mano atada al poste de una cama. Su estómago se revolvió y la respiración se le entrecortó a la par que volteaba del otro lado para darse cuenta de que su otra extremidad estaba igual.

—No, no, no. —Empezó a decir, desesperada, tratando de liberarse.

No supo cómo regresó, el miedo la inundó al grado de que su respiración se volvió errática y su cuerpo tembló. Escuchó voces a su alrededor, así que volteó y encontró que Reiku la veía con una sonrisa maquiavélica. 

—Te dije que volverías.

Sakura comenzó a sacudir la cabeza con vehemencia.

—¡No! —exclamó, aterrada y agobiada.

El tirano pasó una mano por su brazo y ella sintió como si la estuviera quemando. Gritó y se jaloneó aún más. Creyó que los días de tortura habían quedado atrás.

—Sabes que no hay nadie que te ayude —le susurró al oído repitiendo la tortura.

Ella volvió a chillar y al girar la cabeza para tratar de alejarse del tirano, encontró a un doctor acercándose con un catéter para empezar a drenarla de su sangre. Reiku se carcajeó al ver su expresión de absoluto terror y llamó a alguien con un ademán, de las sombras apareció Adel.

—Tómala de los brazos —ordenó.

Él lo hizo sin inmutarse y la chica inmediatamente sintió la electricidad recorrer su cuerpo.

—¡Zia! —gritó con desesperación mientras la risa de Reiku resonaba en sus oídos.

—Hey, despierta. —Una voz le dijo al moverla.

Sakura abrió los ojos de golpe, estaba alterada y sudando; miró a todos lados hasta que posó su vista sobre Zia, quién la veía preocupado. Tragó pesado y trató de calmar su acelerado corazón. Una vez que lo medio logró, observó a su alrededor para darse cuenta de que seguían bajo su escudo con todos los escombros encima de ellos.

—¿Estás bien? —preguntó él, consternado.

La chica asintió y cerró los ojos para después suspirar. Su sueño se sintió tan real que casi esperó encontrar marcas moradas sobre su piel. Él la miró sin estar convencido, pero una voz a lo lejos los interrumpió, era Ezra.

—Me dices —exclamó.

—¿Qué pasa? —preguntó Sakura, extrañada, llevaban bastante tiempo bajo los escombros, eran muchos y habían estado pensando en una manera de sacarlos durante la última hora. Ni siquiera se dio cuenta de cuando el cansancio la venció.

—Ezra tiene un plan —respondió Zia con incertidumbre.

Ella lo vio extrañada mientras se incorporaba, él estaba sentado a su lado con la mano extendida para sostener el escudo.

—¿Y?

El líder sacudió la cabeza.

—Es peligroso —murmuró viendo a su alrededor. Intentaron encontrar otra manera, pero todo era muy riesgoso. Podría cambiar las moléculas de los escombros, sin embargo, tendría que quitar su escudo, y en lo que las transformaba, morirían aplastados.

La castaña lo vio expectante, así que suspiró.

—Ezra puede abrir un portal debajo de nosotros para que caigamos en otro lado. —Empezó a decirle.

—Bien —masculló, insegura, al presentir un pero…

—El problema es que para que lo pueda hacer, tengo que quitar mi escudo y arriesgarnos a que esto nos aplaste —continuó viendo hacia arriba a los escombros, estaban como en una burbuja de tamaño mediano, tendrían segundos para salir por el portal.

El poder en unoWhere stories live. Discover now