Un nuevo lugar

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Sakura vio con asombro todo lo que pasaron conforme al auto avanzó. Los edificios, semáforos, incluso la ropa, la hicieron sentir como si estuviera en otro mundo. El avance tecnológico que tenía Hong Kong era mucho más notorio que en otros lados y no podía evitar admirar todo como si de una niña pequeña se tratara. 

Zia la observó con una pequeña sonrisa mientras apreciaba sus ojos llenos de un brillo de emoción contenida; tenían las manos entrelazadas  y ella de vez en cuando apretaba el agarre cuando algo la maravillaba en sobremanera.

Al mismo tiempo, el chófer lo vio por el retrovisor con interés; cuidó a Zia desde que era un bebé, hasta que se mudó a otro continente, y en todo ese tiempo jamás lo había visto tan en paz como en aquel instante. Su atención por momentos se desviaba a la chica que lo acompañaba, no le tomó mucho concluir que ella fue quien provocó esa nueva actitud, y sus manos unidas lo reiteró.

Se sorprendió mucho cuando el líder no cayó en las provocaciones de Ignasi, de hecho, estaban preparados para intervenir porque sabían que tan explosiva era esa rivalidad. Sin embargo, no fue necesario, la chica lo disuadió de actuar con tan solo llamarlo.

Algo muy interesante que los tomó a todos por sorpresa.

Giraron en una esquina y tras avanzar un poco, el auto finalmente se detuvo frente a unas enormes puertas de color negro que eran imponentes. El chófer bajó su vidrio para sacar un poco la cabeza y Sakura vio con asombro como la retina del hombre fue escaneada antes de escuchar que algo de metal tronó.

Las puertas frente a ellos se abrieron con algo de lentitud, aumentando su expectativa. Cuando el auto ingresó por ellas, entendió que estaba a la base de la resistencia. 

Había enormes jardines al frente y el camino estaba bordeado por árboles que bloqueaban el sol, se asomó un poco por en medio de los asientos y encontró al final del camino una enorme casa que se parecía un poco al hotel en Shizuoka. Sin embargo, el ambiente era muy diferente, relajado y amigable. 

La fachada del sitio era de color blanco, sus techos tradicionales de color negro estaban conectados a pesar de que la casa se extendía hacia la derecha. Había un lago en medio del terreno con una diminuta isla llena de árboles frondosos y contaba con muchas ventanas en sus muros.

Al detenerse el vehículo, Zia bajó primero y fue cuando Sakura se sintió un poco intimidada por el tamaño del lugar y por las personas vestidas de rojo con armas que patrullaban la casa.

Abrieron su puerta y la mano extendida de Zia apareció.

—Vamos, aquí estás segura —le dijo al inclinar un poco el rostro.

Ella lo vio titubeante, pero tomó su mano y bajó del Jeep justo cuando dos mujeres salieron por la puerta.

—¡Zia/Hermanito! —gritaron al mismo tiempo mientras descendían a gran velocidad. Sakura soltó al aludido y se hizo a un lado, pues las chicas se abalanzaron sobre él para abrazarlo y besarlo en las mejillas, lo que causó que se pusiera exageradamente colorado.

La de ojos verdes las vio con mucha sorpresa porque por lo que escuchó eran sus hermanas de las cuales jamás habían hablado.

—¡Zia! —Una mujer de más edad exclamó al descender con elegancia, para después abrazarlo con fuerza.

Era una dama muy hermosa, con largo cabello negro que usaba un vestido tradicional chino en color blanco. Sakura pudo notar el ligero parecido en los ojos de ambos.

—Madre —respondió él con respeto, pero sin apartarla.

La mencionada lo tomó de las mejillas y giró un poco su cabeza en un acto de aparente revisión.

El poder en unoWhere stories live. Discover now