2 | Ada

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Bebió su trago.

— Jaja vístete preciosa — dije para pasar le la bebida.

— ¿Me vas a rechazar? — cuestionó para morder su labio.

— Jaja ¿crees que te rechazaría?. — pregunté para guiñarle el ojo.

— No, por eso me sorprendo — Bebí mi trago, fui hasta ella para besar sus labios, nuestros alientos con sabor a licor se mezclaban creando una combinación perfecta.

Se deshizo de mí ropa y yo lo que quedaba de la de ella.

Entre en ella sin previo aviso.

— ¡Ahh! — La escuché gemir mientras meneaba sus caderas sobre mí.

— ¿Me Extrañaste? — susurré en su oído.

— Siempre baby — mordió mi labio.

La embesti con mayor rapidez, la sonrisa en su rostro y su respiración agitada me indicaban que faltaba muy poco para que terminará, detuve los movimiento.

— ¡No te detengas! — Dijo entre jadeos.

— Esto es solo el inicio baby —
Embestí una vez más con fuerza para que ambos explotaramos en un delicioso orgasmo.

Dejó caer su cuerpo en mis brazos mientras nuestras respiraciones se normalizaban, vi en su rostro dibujarse una sonrisa de satisfacción.

— No pierdes tus encantos baby — Dijo mientras mordia su labio.

— Contigo nunca — Me pose sobre ella.

— ¿Qué planes tienes?. — Preguntó mientras pasaba sus dedos por mis labios.

— Seguir disfrutando la despedida que me estás dando.

— ¿Y crees que continuaré?.

— Contigo nunca es un solo round.

— Presiento que tu esposa no te complace — dijo con picardia.

— Jaja ninguna como tú.

— Siempre vuelves donde es bueno.

Se separó de mi y encendió la música, meneaba sus caderas bailando de una manera inigualable, estaba completamente atrapado por sus movimientos, la música se detuvo y sirvió dos copas de vino.

— ¿Y porqué brindaremos?.

— Jaja baby te haz vuelto muy ingenuo, en Londres no eras así.

— Jaja es lo que te hago creer — esta mujer me conoce a la perfección.

— Brindemos por tu boda, porque a pesar de que te cases seguirás extrañandome en tu cama. — Juntó su copa con la mía.

— Salud. — Bebimos y se acurrucó en mi pecho.

— ¿Porque nunca quisiste algo serio conmigo?. — Pregunté recordando todas las propuestas que le hice.

— Porque no creo en las relaciones serias. — Besó mis labios y se sentó sobre mi, evitando que siguiera preguntando, mi erección no tardó en notarse.

— ¡Kerem! — Gimió.

Hice un camino de besos desde sus labios hasta sus senos, mordí suavemente sus pezones para notar como su piel se erizaba.

— Eres mía Ada! — Volví a besar sus labios, arqueo su espalda.

— Kerem — Dijo entre gemidos y se puso de espalda, entré en ella con delicadeza, pero empezó a menear su trasero en mi erección.

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