33 | ¿Lo Merecía?

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La ayudé a llegar hasta nuestra habitación. Su celular estaba en el suelo y los gritos de Mario en el celular no paraban, tome el celular.

— Malditasea tu hija va a nacer llama una ambulancia y envíala aquí — colgué y Azra lloraba frente a mi.

— Lo siento, lo siento, fue un momento... — puse mi dedo índice en sus labios intentando calmarla.

— La bebé va a nacer, después me explicas — asintió y siguió haciendo gestos de dolor.

Busque mi celular y marqué el número de Ada.

— Hola Ada porfavor te necesito, la bebé va a nacer — Dije desesperado.

— ¡Qué! voy para allá estoy cerca trata de mantener la calma — Ada colgó.

Azra se continuaba quejando, llorando y sudando sobre la cama.

— ¡Sacala ya! — gritó.

— No puedo no se nada de eso, trata de calmarte.

— Revisame, necesito saber si esta saliendo.

— No, no puedo — me lanzó una mirada asesina.

— ¡Revisa! — la ayudé a quitar su pantalón y definitivamente algo va a salir por ahí, sentí un pequeño mareo.

— Hey hey ¿Cómo estás? — esa era Ada llegando y poniéndose a su lado.

— Yo necesito respirar — me aleje, caminé hasta la puerta, sentí mis piernas temblar, todo se volvío borroso.

Ada Elif.

Vi a Kerem desplomarce cerca de la puerta, por Dios sólo ésto me faltaba.

— ¡Kerem! — Gritó Azra.

— Calmate, ya se despertará ahora mírame y respira — negó con la cabeza.

— No puedo, Elif no puedo, ¿Cómo hiciste esto?

— Por Dios Azra concéntrate y quedate tranquila, solo debemos esperar la ambulancia — Vi a Mario entrar a la habitación.

— ¿Tú que demonios haces aquí? — solo este pendejo faltaba.

— Vine por mi hija — Tomó la mano de Azra.

— ¡Ahh! Duele mucho — Azra seguía gritando y yo ya estaba desesperada.

— Debes pujar o se va a ahogar — me posicione cerca de sus piernas

— Vamos amor tu puedes — Creo que cualquiera necesita esas palabras de apoyo.

— Vamos Azra tu puedes, vamos bebé sal de una vez por todas — Azra pujo y apenas se le veía la cabecita — Azra porfavor un poco más.

— No tengo fuerzas — Dijo llorando.

— Puja ¡ya! Es tu hija — Volvió a pujar y solo me movió un poco más.

— No puedo — Se empezaba a desvanecer, golpee su rostro y volvió Azra a la realidad — ¡Malditasea puja!

Salió un poco más, tome a la bebé con cuidado de los hombros, con ayuda de Mario la envolvimos en una sábana pero no lloraba.

— ¿Porqué no llora? — preguntó Azra y Mario ya estaba llorando.

— No está respirando — Fue lo único que salió de mis labios.

Empecé a darle primeros auxilios, seguía sin llorar.

— ¿Nació muerta? — preguntó Mario.

Yo seguí intentando reanimarla hasta que escuche su llanto, respire aliviada.

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