23 | ¿Le dices tú o le digo yo?

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— Pero que carajos Azra ¿que estas diciendo?

— Estaba ebria — la vi llorar, la traté de calmar.

— Azra porfavor haz bien las cuentas.

— Las hice, Kerem no tardará en hacerlas esos días estábamos hasta peleados en Londres ¿lo recuerdas? — Al carajo Azra ¿que hiciste?

— ¿Mario lo sabe? — temía hacer esta pregunta.

— No, no sé cómo lo tome pero creo que se pondría feliz.

— Azra te estás escuchando vas a tener un hijo de tu ex.

— Hay por Dios Elif ya tengo suficiente con esto como para que me lo repitas.

— ¿Se lo piensas decir? — Definitivamente está loca.

— No lo sé, creo que debo hacerlo pero Kerem por Dios, cuando papá se entere me va a matar.

— No pienses en eso, ¿tu y Kerem están bien?

— ¿A que viene tu pregunta? Claro que estamos bien él está feliz con este bebé ya hasta me dio opciones de nombres, no sé qué hacer Mario me ha llamado varias veces pero trato de evitarlo — Realmente no sabía que decirle.

— ¿Qué vas a hacer?

— Seguir con esto, no le puedo decir a Kerem que cogi con mi ex y que estoy esperando un hijo de él.

— ¿Cuántas veces lo haz visto?

— Lo he visto varias veces pero fue antes de que supiera lo del embarazo.

— Le pusiste el cuerno a Kerem — Yo hablando del cuerno siendo uno.

— Los sentimientos hacia Mario aun están y todo eso me tenía confundida.

— Pero amas a tu esposo — el mesero trajo nuestra comida.

— Claro que lo amo me case con él.

— Pero no de la manera en que amas a Mario — Volvió a llorar pedí agua para que se calmara un poco.

— Elif no se lo puedes decir a nadie  será nuestro secreto mejor guardado — Si supieras que llevo el secreto mas grande en mi vientre.

— No se lo diré a nadie pero Azra no se de que manera ayudarte.

— Tu silencio será mi ayuda.

— Azra cuando nazca tu bebé Kerem notará la diferencia Mario es completamente diferente a Kerem.

— No me quiero divorciar, no quiero dejar a Kerem él no se lo merece — Ambos no se merecen.

— No se que decirte Azra, no puedes seguir con esa mentira al menos nuestros padres deben saberlo.

— Si tu no les dices no se tienen porque enterar.

— Azra por Dios ¿que vas a hacer?

— Dejar las cosas como están.

— Eso solo alargará más la mentira en cualquier momento se sabrá — hablo por ambas siento que en cualquier momento todo se va a ir al carajo mucho más de lo que ya está.

— Almorcemos tranquilas y olvidemos esta conversación.

— Si será lo mejor — Comimos y no hablamos más del tema, regresé a la empresa, debería decirle a Kerem, no no yo no me puedo meter en eso.

— Hey ¿Qué tal el almuerzo? — sonreí forzadamente.

— Ya sabes como es Azra, quiere todo y a la vez nada para el bebé.

— Claro que lo sé no para de hablar de nombres y decoraciones para la habitación, realmente está muy emocionada por el bebé.

— Y tu ¿no?

— Si claro que sí, es mi hijo y siempre querré lo mejor para ellos, la he ayudado mucho en el proceso se ha puesto muy depresiva a veces me preocupa pero leí que es normal en el embarazo.

— Si así es.

— Estas algo rara o nerviosa — Negué y me dediqué a trabajar.

— Deja de mirarme así que no tengo nada — Se acercó a mi y posó su mano en mi vientre abultado.

— Hola Maxito te amo — dio un beso en mi vientre.

— Ya Kerem no hagas eso alguien puede escucharnos — Asintió y se alejo.

— Ya puedes irte Ada así disfrutas de tu esposo antes de la cena.

— Gracias baby — Di un beso en su mejilla y salí jaja pude ver su cara de impresión no esperaba que le hiciera caso.

Llegue a casa Levent no estaba me duche y lo escuché llegar pero entre risas con alguien más.

Salí con mi bata de baño envolviendo mi cuerpo y una toalla en mi cabello para encontrarlo con Ebru riendo a carcajadas.

— Amor ¿que hace tu asistente aquí? — Pregunté cruzando mis brazos.

— ¿Amor? — preguntó Ebru algo sorprendida.

— Si, le hablo a mi futuro esposo — ella empezó a reír.

— Jaja Futuro esposo sueñas tanto Ada Elif, que te acuestes con el no significa que serás su esposa — Solté una carcajada.

— Mi amor ¿le dices tú o le digo yo? — Levent sonrió y se posó a mi lado rodeó mi cintura con uno de sus brazos.

— Estamos comprometidos — Le mostré mi mano pero no estaba el anillo — Oh si espera me lo saque para ducharme — Levent fue por el anillo hasta la mesita y lo puso en mi mano.

— ¿Cuándo sucedió ésto? Levent ¿porque no me dijiste? Creí que teníamos algo — sus ojos estaban llenos de lágrimas y coraje.

— Creíste mal querida — Sonreí, disfrutaba esto.

— Ese bebé ¿es tu hijo?

— Claro que si — respondió Levent.

— ¿Porque lo negaron? — Preguntó entre lágrimas.

— No fue un buen comienzo nos costó aceptarlo Ebru espero que te lleves bien con mi prometida, eres mi asistente y algunas veces te necesitaré en casa — explicó Levent de manera calmada.

— Porque no eres más claro y dices que necesitarás un par más de piernas — gritó con coraje.

— No te permito que hables así de él, vete de mi casa — señalé la puerta.

— Levent esta fue la gota que derramó el vaso renuncio, iré por mi liquidación mañana.

— Ebru por Dios siempre te dije que no era nada serio.

— Vete al diablo con tu esposa — salió azotando la puerta.

— Me quedé sin asistente — reclamó.

— A mi no me reclames que yo no fui la que se la cogio.

— Ya no digas eso sabes que a ella nunca la tomé enserio.

— Y ella tampoco a ti — Dije sarcástica.

— Y ni hablemos de ti — Comentó y lo mire con ganas de matarlo pero me contuve, a fin de cuentas era verdad solo podía tenerlo cerca de mi a base de sexo.

— Siempre volvemos donde es bueno.

— Bueno y hablando de eso tenemos tiempo antes de la cena — Se acercó y puso sus manos en mi trasero.

— La escenita de Ebru me quitó las ganas así que vete a dar una ducha de agua fría — sonrió y me beso.

SecretosWhere stories live. Discover now