31. Testigos

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Harry gruño, grito y renegó pero cuando su Omega quería algo lo conseguía. No le gustó nada saber que esto había sido el plan desde el principio.

Quien mejor para defender la custodia de James que aquel que lo había criado los últimos seis meses.

Cuando el jurado se retiró, ambos bandos volvieron a entrar al salón. El ministro de magia y los jefes de diferentes departamentos estaban dentro, serían los encargados de tomar una decisión.

La máscara inocente y llorosa de Ginny había desaparecido dando paso a una mirada llena de autosuficiencia y altivez. Draco tenía tantas ganas de arrancarle cada uno de sus cabellos.

Esperó pacientemente a que el abogado pelele de Ginny lo llamara al estrado, subió con elegancia y con la cabeza en alto totalmente seguro de si mismo.

Por qué no hay nada más peligroso que una serpiente con confianza.

— Señor Malfoy — Draco se tentó a decirle que lo llame Potter — ¿hace cuánto conoce al señor Harry Potter?

— Más de una década, estudiamos juntos en Hogwarts.

— Interesante ¿Y como describiría su relación con él durante esos años?

Sabía que irían por ahí

— Caótica, muy caótica.

— Curiosa palabra, muchos compañeros autos describirían su amistad como una "muy marcada rivalidad y odio".

—Ja, rivalidad claramente pero ¿Odio? Jamás.

— ¿Entonces como describirá usted toda los años de peleas y heridas que se causaron.

— Éramos niños, un león y una serpiente que nunca fueron educados para respetarse.

— ¿Está queriendo decir que el colegió de Hogwarts inculca el odio entre alumnos?

— No, pero tampoco hacía nada por detenerlo. Ahora bajo la dirección de McGonagall las cosas han cambia. — Draco dejo salir todo el aire que no sabía que estaba contenido — Todos piensan que Harry y yo nos odias desde el principio, lo que nadie sabe es que yo no lo conocí en Hogwarts. Lo conocí en una tienda de túnicas y cuando lo vi solo pude pensar en que era el niño mas lindo de todos. Éramos solo dos niños midiéndonos túnicas y hablamos largo y tendido, me contó de su mundo y yo del mío. Éramos solo dos niños sin odio ni maldad. El no era un Potter y yo no era un Malfoy.

— ¿Y cuando fue que se comenzó a odiar al señor Potter?

— ¿Odiar? Jamás lo eh odiado, puede preguntarle a mi padre, el que me tenía tirria es él que se dejó guiar por los comentarios de sus amigos y me catálogo como un villanesco Slytherin.

Harry, quien no dejaba de mirar a su Omega, se india cada vez mas en su asiento por qué era cierto, se dejó guiar por Ron y sus prejuicios y no se permitió conocer ni cambiar a Draco.

— Una burla me costó el amor de mi vida — murmuró su dragón — Éramos un bully y un Bromista, una pésima combinación pero Harry tiene lo que a mí me falta y yo lo que el necesita

Sus ojos plomizos dieron de lleno con los ojos verdes de su amado, ver la convicción en los ojos de Harry, ese orgullo que sentía por el fue suficiente para que pudiera seguir sentado en ese estrado aguantando cualquier pregunta, el recibiría las balas por Harry, sangraría por él y viviría por él.

— ¿Y que hay del incidente de sexto año?

La pregunta lo tomó desprevenido, nadie sabía de eso, pero suponía que Ginny sería una de las pocas personas que sabrían lo que pasó.

Mi sueñoWhere stories live. Discover now