Capítulo 1

4.6K 420 12
                                    

El calor corría por sus venas, todo su ser ardía en llamas sintiendo que se haría cenizas en cualquier instante.

El equipo rival no era malo, los reconocía por ser geniales, pero él lo era más.

Con gran destreza corrió con el balón en su posesión, atravesando todas y cada una de las defensas marcándolo hasta lograr llegar por su propia cuenta hacia el arco de la portería, su zona de poder.

"¡Nath, pásala!" Sus compañeros le gritaban, pero para él, solo era bullicio, ruido sin sentido. No estaba escuchándolos en lo absoluto.

Su mente estaba pendiente de algo más en ese momento.

"Pasarla a unos inútiles no está entre mis opciones, el camino para anotar lo haré solo." Justamente así fue, pateó el balón con la derecha logrando así, el gol que tenía en mente, que tanto había planificado, tan perfecto y magestuoso; siendo el que terminaría el partido tras el pitido del arbitro.

Los fuertes gritos de celebración se escucharon a lo largo del pequeño estadio, ahora él era el único protagonista del partido.

Él no estaba estaba feliz por ello, no estaba satisfecho con su victoria.

Quizás debía estarlo, celebrar con sus compañeros que finalmente habían ganado su primer partido en las nacionales, pero no era así.

Nathaniel Clutier, el mitad canadiense, mitad japonés que está revolucionando el futbol en Japón. También conocido como "La llave maestra" del futbol japonés.

Era capaz de abrir mil puertas, usando todas las jugadas, muchas veces imposibles para la mayoría de jugadores, que él era capaz de hacer y abrirse un camino completamente seguro a la victoria.

Los reporteros corrieron a él llenándolo de preguntas y afirmaciones, dejándolo agobiado y estresado, queriendo salir de ahí.

Aún después de tantas entrevistas, no estaba acostumbrado a estar en el ojo de los medios. Hacerse figura pública no era su meta, para nada lo era.

Para su suerte, un compañero de su equipo logró tomarlo del brazo para sacarlo de ahí y llevarlo con él.

"¿Todo bien?" Llegaron a los vestidores del equipo y comenzó a preocuparse por Clutier al verlo tan callado.

"Mejor que nunca, ¿por qué?" El pelimorado se limitó a guardar sus cosas, estaba dispuesto a salir de ahí lo más pronto posible.

"Ganamos, ¿no estás feliz?" Se acercó otro de los miembros del equipo con una sonrisa.

"¿Ganamos?" Alzó la mirada cruzándose con la de sus compañeros, su expresión fría causó escalofríos en ellos. "¿Seguros que fue una victoria en grupo?"

Ninguno se atrevió a decir una sola palabra al respecto, sabían que no habían hecho mucho, siempre se apoyaban en Nathaniel para ganar y gracias a él habían llegado tan arriba.

"Bien, esa es suficiente respuesta." Colocó su mochila deportiva en su hombro dirigiéndose a la salida."Disfruten de celebrar una victoria mediocre."

Salió de ahí sin soltar una sola palabra más, no hacía falta.

Se encontraba harto de siempre verlos celebrar una victoria que no era suya, sino de él. Ni uno solo de todos los goles durante los partidos fue anotado por alguno de ellos, nunca.

El único capaz de lograrlo, quien tuvo la habilidad de cambiar ese marcador de cero a uno, fue él.

El marcador final del juego fue 2 a 6, un logro unicamente de él. En el campo, su equipo solo se encargaba de pasarle el balón, no tenían ni una pizca de habilidad, destreza y hambre de gol para anotar.

Eso le repugnaba con todo su ser.

La gente débil, sin talento y agregándole que no hacían nada por esforzarse aunque fuese un poco era lo que más odiaba, ¿porqué ser la sombra de alguien más cuando puedes destacar más que todos?

¿Por qué conformarte con la mediocridad?

Ser segundo no es ser bueno, nunca eres lo suficientemente bueno si lo único que llegas a ser es segundo.

Para considerarte bueno, debes ser el primero.

Su mentalidad no era para cualquiera, aunque nadie podía culparlo por pensar así. Después de todo, él es el mejor ¿no?

Los mejores, aquellos que destruyen a los demás con sus simples habilidades, bajándoles el autoestima y las expectativas de algún día ser así. Es fácil darse cuenta de la gran diferencia de nivel.

Nathaniel encajaba perfecto en esa definición.

"He estado en ese equipo de mierda tanto tiempo, espero no se me peguen sus mañas" Dijo con desdén. "Por gente como ellos, todo deporte es aburrido."

Llegó a su hogar, para su sorpresa, su hermano mayor se encontraba esperandolo sentado en la sala de estar, se colocó las pantuflas para andar en casa y se aproximó a su dirección. Este sin decir una palabra le extendió un sobre.

"¿Y esto?" Miró a su pariente esperando una respuesta.

"No lo sé, acaba de llegar." Alzó los hombros restándole importancia.

Nathaniel miró el sobre, el cual abrió dándose cuenta de que este contenía una especie de invitación.

"Estimado jugador, Nathaniel Clutier. Ha sido invitado a el nuevo proyecto, Blue Lock, si está interesado en participar deberás asistir a las instalaciones a las 9:30 a.m, ahí se le darán los detalles al respecto" Parpadeó unas cuantas veces algo sorprendido por la invitación, tras pensarlo unos cuantos segundos se veía bastante decidido, quería dejar a su equipo mediocre y entrar a Blue lock en ese mismo instante.

Aún sin saber los detalles, cualquier lugar sería mejor que jugar con un equipo que no valía la pena.

"¿Y bien? ¿Irás?" Preguntó su hermano mayor, aunque ya se imaginaba la respuesta de Nathaniel por su expresión. Conocía a su hermanito como la palma de su mano.

Sin siquiera responder, el pelimorado corrió a su habitación con gran emoción y entusiasmo.

Esta era una de las pocas veces que se le veía de esa forma.

De las pocas veces que algo le emocionaba hasta ese punto.

"Quizás el futbol no sea tan aburrido después de todo" Dijo con una amplia sonrisa, este chico moría por ir a ese proyecto y destrozar a todos solo con su talento.

El talento siempre supera al esfuerzo, el menos el mundo así lo cree y él toma provecho de eso.

En definitiva, Blue Lock no esta preparado para la llegada de Nathaniel Clutier.

ᵉᵍᵒⁱˢᵗⁱᶜ - Blue lock (editando)Where stories live. Discover now