Capítulo 1

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—¡Kiara, saluda a la cámara!

—Kiara, ¿Podría contestarnos a unas breves preguntas?

—¡Kiara, aquí, aquí!

Kiara, Kiara, Kiara, Kiara, y más Kiara.

Miles de paparazzis y periodistas estaban a mí alrededor, intentando llamar mi atención para así conseguir, seguramente, una portada en una revista.

—Camina, no te pares. — me dijo mi amigo y manager, Alan, mientras ponía una mano en mi cintura y me guiaba entre la multitud.

Yo le hice caso y seguí al tipo de casi dos metros que se encontraba enfrente mía, abriéndonos paso entre la gente.

A veces la fama es una puta mierda, ¿Lo sabíais? La prensa, tener que acudir a eventos que no te gustan, tener que interactuar con gente que ni siquiera conoces pero lo tienes que hacer… todo, una gran y puta mierda. Pero, sin embargo, si lo miras por el otro lado de la moneda, la fama es genial: tienes gente que te quiere por todos lados, puedes llegar a conocer a tus ídolos, viajas, puedes tener más dinero que células en el cuerpo… por este lado, es preciosa la fama.

—Montenegro, ¿Asustada por competir con hombres en Bahrein?

—De Bahrein no, pero sí de tu pregunta de mierda.— le contesté al periodista. Este se quedó pasmado mirándome, como si fuera un fantasma.

—¡Kiara!— me gritó Alan, empujándome hacia delante. — Por favor, limítate a andar.

—¿Y me voy a quedar callada? Pista: no. — contesté arqueando una ceja y mirando a otro lado, para que no se diera cuenta.

—Pues te pido por favor, quédate callada, aunque luego en el coche pongas a parir a todos; pero ahora te callas la boca. — me dijo, haciendo que yo rodara los ojos en contestación.

No soportaba que los periodistas se tomaran la libertad de preguntarme tales estupideces. Es que… en fin, mejor dejo el tema.

Más lento de lo que me esperaba, por fin llegamos a la camioneta negra que nos esperaba a la salida del aeropuerto. Seguida por mi manager, me metí a toda prisa en la parte trasera de esta y me acomodé en el asiento.

—Listo, ya llegamos, puedes hablar. — me dijo Alan, abrochándose el cinturón de seguridad.

—Mira, ¿Tu sabes la cantidad de preguntas ofensivas que me acaban de tirar algunos de los periodistas?— empecé a decir.— Es que, me parece bien que me preguntes si estoy emocionada por conocer a los pilotos o por correr en un Fórmula 1, pero, lo que no me parece bien es que me tenga que sentir acojonada por el simple hecho de que no haya más mujeres en la parrilla o que si he llegado a conseguir mi puesto por otros medios… ¡Es que hay que ser subnormal perdido para preguntar esas mierdas!

—Te entiendo, no pasa nada.— me intentó calmar mi

—No, Al, sí qué pasa. Si que pasa, porque no puedo tolerar que se me hagan ese tipo de comentarios tan gratuitamente.

—Pues yo que tú, me iba acostumbrando. — pienso que la mirada que le lancé, me dio pie a rectificarse. — Quiero decir, que puede que recibas ese tipo de comentarios a menudo.

—Pero que los vaya a recibir a menudo no quiere decir que yo los tenga que aceptar.

—Ayyy, Kiara, que cabezota que eres a veces…— dijo él, dejando caer su cabeza sobre el reposacabezas de su asiento.

—No, no soy cabezota, solamente, vuelvo a decir, que no voy a aceptar ese tipo de comentarios tan machistas y estúpidos.

Al ver que no iba a dar mi brazo a torcer, Alan se limitó a suspirar y mirar por la ventanilla que tenía a su derecha. Yo hice lo mismo que él. Cogí mis cascos y me puse a escuchar música, mientras miraba por la ventanilla y de vez en cuando desviaba mi mirada, a mi teléfono, para ver las notificaciones que me llegaban.

Mi amor para tres ||Formula 1||Where stories live. Discover now