Capítulo 18

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—Aquí está su destino, señoritas— nos avisó el chofer, aparcando el coche enfrente de nuestro hotel.—¿Quieren que les ayude a bajar su equipaje?

—No, gracias, no nos hace falta— le digo con una sonrisa, mientras me desabrocho el cinturón y Nadia hace lo mismo.

Nadia y yo bajamos del coche y nos fuimos directas al maletero. Cuando ya teníamos nuestras maletas en el suelo, me voy a despedir del chófer y, a pesar de que McLaren era quien le pagaba, le dí una propina y nos fuimos.

Mientras estábamos subiendo las escaleras para llegar al hotel, oigo como un coche aparca detrás nuestros y alguien baja de él. Nadia, como es muy cotilla, se da media vuelta y mira quién había bajado, mientras que yo sigo con mi maleta a cuestas para pasar las escaleras cuanto antes.

—Ey, tía, ahí está Carlos, ¿No le vas a saludar?— me pregunta mi mejor amiga mientras que se pone las gafas sobre su cabeza.

En cuanto le escuché pronunciar el nombre del español, me quedé helada.

Desde hace dos semanas que no me hablo con él y espero no hablar con él hoy, nada más haber pisado Arabia Saudita y con un sueño que caía para atrás.

Todavía me sentía avergonzada de lo que había pasado y no me sentía para nada cómoda a su lado. Sabía que lo que había hecho no estaba bien y ni siquiera me atrevía a mirarlo a los ojos… era imposible hacerlo después de la noche que le había dado.

Flashback

Acabábamos de llegar al hotel y casi corriendo nos vamos a los ascensores.

Aunque eran transparentes y nos pudiera ver quién quisiese, según entramos al cubículo, me acorrala contra la pared y deja a milímetros nuestras bocas.

Ambos nos miramos a los ojos, pero ninguno hace ningún gesto para acercarse al otro. Sabía que aquello no estaba bien, pero la excitación podía conmigo.

Sin que él se lo esperara, le doy la vuelta, consiguiéndolo acorralarlo a él contra la pared, y me aferro a su cuello, comenzando a darle besos ahí y caricias en la nuca.

Cuando el ascensor se abrió, sin que yo me lo esperara, me coge por la cintura y me sube a su regazo. Salió del ascensor conmigo a cuestas y se fue directo a su habitación mientras que yo seguía con mi trabajo.

Aunque no le hacía mucho caso de momento, sentía como un bulto iba creciendo cada vez más dentro de su pantalón.

Cuando consiguió entrar a su habitación, primeramente me acorraló contra la pared, donde esta vez fue él que me comenzó a dar besos húmedos por mi clavícula y cuello.

Después de estar unos escasos segundos así, me dejó de acorralar y me llevó a su cama, donde me tiró y él se posicionó encima de mí.

A milímetros de mi, antes de seguir, me dijo:

—¿Estás segura?— me preguntó él, como si me estuviera pidiendo permiso.

Yo asentí, pero no pude llegar a contestarle porque de pronto sentí como un líquido caliente y ácido subía por mi garganta.

—No— le contesté rápido para luego taparme la boca, echarlo a un lado y levantarme corriendo para ir al baño a vomitar.

Cuando llegué, ni siquiera me da tiempo a cerrar la puerta, ya que cuando estuve enfrente del váter no me pude reprimir las ganas de devolver… y así hice.

Fin del flashback

Y así es como mandé todo a la mierda: vomitando todo el alcohol que había ingerido horas antes enfrente de mí ligue, el cual es mi compañero de profesión e iba a tener que verlo sí o sí.

Mi amor para tres ||Formula 1||Where stories live. Discover now