Capítulo 28

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—No sé si ponerme de parte de la novia o de parte de él— me dice Nadia, mirándose al pequeño espejo de su paleta de maquillaje para poder ponerse la sombra de ojos mejor, mientras que yo conducía hacia el circuito.

El equipo me había hablado hoy por la mañana y me comentó que, si quería, me podían prestar el mismo coche de la otra vez para probarlo y en parte hacer promoción y luego, a final de temporada, si me llegaba a interesar, me lo podía comprar a un precio especial por ser piloto de McLaren.

—Yo… es que no sé, todo es muy raro— digo suspirando y cambiando de marcha a la vez.

—No me quiero ni imaginar lo que es estar en tu posición en estos momentos, la verdad…— dice ella, cerrando finalmente la paleta de maquillaje y guardándola en su bolso.

—Pero si yo ni pincho ni corto ahí— le contesto.

—¿Cómo que ni pinchas ni cortas? Cari, abre de una vez los ojos o si no te los abro yo, porque solo te has enterado de la mitad de la misa— dice ella, haciendo que no comprendiera.— ¡Kiara, despierta, que no te enteras que la supuesta amiga de él en realidad eres tú!

—¿Qué?— le pregunto, sin llegar a creerme lo que acaba de decirme. — Nadia, échate una siesta que estás diciendo barbaridades.

—¡Y una mierda!— exclama ella. A este punto, ya estábamos entrando en una discusión por ver quién tenía razón y que probablemente no iba a terminar. — ¿No te parece raro que vaya a junto tuya cuando tiene a Charles o a Lando, que son sus amigos desde hace mucho más tiempo que tú, son mucho más cercanos a él e íntimos que tú? ¿No te parece raro que te abrazara al dormir con la excusita de mierda de que no da dormido si no lo hace, cuando podría haber recapacitado e ir con su novia a abrazarla y a dormir con ella, que es, en fin y al cabo, con quien debería hacerlo? ¿No te parece raro que vaya de víctima a junto tuya para que le digas que tiene razón? Anda por favor Kiara, abre los ojos, que ni siquiera sientes por dónde te pega el viento.

En cuanto dijo eso, yo empecé a encajar las piezas de mi puzzle, que hasta ahora estaban todas dispersas y, en cierta parte, así estaban perfectas, ya que no me daba cuenta de lo que realmente estaba pasando; ahora tenía todo conectado gracias a mí amiga, la cual se estera más de las cosas que yo, a pesar de que ella no estaba ni en la escena.

—¿Ya caíste de la burra o todavía no?— me pregunta Nadia.

—Sí…— le respondo.

—¿Y te dolió?— me pregunta burlándose de mí.

—Más de lo que me esperaba…— contesto sin entusiasmo alguno, mirando brevemente por la ventana para luego volver mirar al frente.

Sin más ganas de hablar, me quedo callada por el resto del viaje, escuchando a Nadia cantar hasta que llegamos al circuito, donde fui aparcar el coche al parking de pilotos.

Ambas bajamos del coche y, después de cerrarlo, nos fuimos hacia el paddock, donde allí, nada más entrar por la zona de los boxes, nos encontramos a los chicos de Ferrari hablando de frente nuestra:

—Ve allí y métele una patada en las pelotas por utilizarte y por ser tan puto— me susurra Nadia antes de llegar a ellos, ya que nuestro box estaba justo enfrente en donde estaban ellos.

—Nadia, por favor, compórtate— le contesto, dándole un ligero codazo. Lamentablemente, por el ligero chillido que soltó la rubia, ambos pilotos de la escudería roja se dieron cuenta de nuestra presencia.— Perfecto Nadia, ahora ya no pasamos desapercibidas.

—Te jodes por haberme dado ese codazo. Ahora los saludas, mientras que yo me voy adentro con Alan a tomarme un café— dijo ella, como si me lo tuviera merecido.

Mi amor para tres ||Formula 1||Where stories live. Discover now