Capítulo 26

101 16 50
                                    

—¿Y ahora por dónde tenemos que ir?— me pregunta mi madre al borde del ataque cardíaco por no encontrar la salida en el aeropuerto. — Kiara, mira que es un país diferente y como nos perdamos aquí ya no volvemos a casa nunca más.

Estábamos en la carrera de Australia, la tercera de la temporada, y había traído a mí familia para que me pudieran ver por primera vez en directo en un monoplaza de máxima categoría.

Habíamos aterrizado hace media hora en el aeropuerto de Melbourne y todavía no habíamos encontrado la salida de este.

—¿Cómo que no vamos a volver a casa nunca más?— me pregunta mi hermano todo preocupado, apoyándose en mi cabeza para poder mirarme a los ojos, ya que iba sentado sobre mis hombros.

—No le hagas caso, es una broma, obviamente vamos a volver a casa— le digo a Biel, tranquilizándolo. De un vistazo que le doy a mí alrededor, veo una señal que marca la salida a unos metros de donde estábamos.— Mirar, es por allí.

Los cuatro nos encaminamos a la salida y a los pocos minutos ya nos encontrábamos afuera del aeropuerto.

—Ves mujer, no hace falta desesperarse— le dice mi padre a mi madre.— Y ahora, ¿Donde podemos conseguir un taxi?

—Pues…— miro hacia él aparcamiento destinado para los taxis. — Allí hay bastantes, malo será que ninguno no nos pueda llevar hasta el hotel.

Nos fuimos hacia los taxis y al primero que vimos ya le preguntamos si nos podía llevar. Cuando él respondió que sí, todos nos metimos adentro del coche, después de haber dejado nuestras maletas en el maletero.

—Oye Kiki, ¿Dónde está Nadia?— me pregunta mi hermano mientras estábamos de camino al hotel.

—Nadia nos está esperando en el hotel, junto con Alan. Cuando lleguemos, ya vamos a saludarla, ¿De acuerdo?—le contesto a mí hermano.

—De acuerdo— me contesta Biel asintiendo. Como me pareció muy mono, no me pude resistir a darle un beso en la mejilla, haciendo que él me diera luego otro en mi mejilla.

Al poco tiempo llegamos al hotel y, mientras que mi madre le pagaba al taxista, mi padre y yo quitábamos las maletas de la maleta del coche… Biel nos apoya emocionalmente a papá y a mí.

Con todo ya en la mano, fuimos hacia el hotel para coger las llaves de las habitaciones.

Estaba ayudando a mí hermano a ponerse su mochila de dinosaurio, cuando escucho como alguien me llama:

—¡Kiara!— grita una voz con acento británico que, como siempre, no logra pronunciar a la perfección la R de mi nombre.

Me doy la vuelta y me encuentro con Lando con una sonrisa de oreja a oreja, caminando animadamente hacia nosotros.

—¿A ese qué le pasa?— me pregunta Biel. Por suerte fue en español y Lando no lo llegó a entender, porque si lo llega a hacer, no sabría dónde meterme.

—Está contento de verme, nada más— contesto aguantándome la risa. En cuanto Norris llega a donde estábamos nosotros, él y yo nos dimos un abrazo.— Hola Norris, hace ya mucho que no nos vemos.

—Hola Montenegro, ya se te estaba echando de menos— me contesta, separándose del abrazo. Cuando se da cuenta de que no estaba sola, se queda mirando hacia mi hermano, para luego preguntarme:— ¿Es tu hermano?

—Así es, Biel Montenegro— salta de repente mi hermano con una sonrisa extendiendo la mano y hablando en un perfecto inglés, que no sé de dónde lo sacó.— Mucho gusto.

Lando se queda perplejo, al igual que yo, mirando hacia mi hermano, para luego sonreír y estrecharle la mano con delicadeza.

—Lando Norris, lo mismo digo— dijo él, todavía alucinado con el comportamiento de mi hermano.

Mi amor para tres ||Formula 1||Where stories live. Discover now