Capítulo 4

308 29 7
                                    

—La sorpresa es mía Norris. — le contesté con una sonrisa de lado.

—Por lo que veo, ya os conocéis.— dijo, lo evidente, Zak.

—Sí no, desde hace, ¿Cuánto?— preguntó Lando.

—10 años…— contesté a su pregunta.— Por lo que se ve… ya no eres ese niño con pelo parecido a un caparazón.

—Y tú tampoco eres esa niña con pelo de dora la exploradora.

Ambos nos sonreímos al recordar las constantes burlas, a modo de juego, que nos hacíamos cuando teníamos trece años.

Él se acercó hasta mí, justamente hasta estar enfrente mío y abrió los brazos, dispuesto a darme un abrazo. Yo, al no tener nada que perder, también le devolví el abrazo.

—Te recordada más baja.

—Y yo te recordaba más alto.

Ambos nos reímos mientras nos separamos del abrazo. No pude evitar que una sonrisa me saliera inconscientemente.

—Pues que vos parece, ya que vos conocéis, Lando podría enseñarte el box.— propuso Zak.— Así mientras, puedo ajustar unos cuantos papeles con tu manager.

—Vale, por mi perfecto.— dije yo, mirando a Alan a ver si le parecía bien. Cuando él asintió, supe que estaba de acuerdo.

—Pues, no se diga más, vámonos.

—Espera un momento, Nadia, ¿Tú quieres venir?— a ella no se le había ofrecido nada, así que me sentía mal dejándola allí sola.

—No, deja, voy con Alan que así lo ayudo y también lo guío, si llega a hacer falta.— me contestó, mientras se acercaba un poco a Alan con una diminuta sonrisa… la muy condenada nos quería dejar solos a Norris y a mí.

—Que así sea.— dijo Zak.— Vayámonos a aquella sala para hablar más en privado.

Los tres se fueron a una sala, completamente apartada, para tratar ciertas cosas que yo no tenía ni idea, ya que no se me había mencionado nada y que sin duda tenía ganas de descubrir de lo que se trataba.

—Bueno, Montenegro, ¿Por dónde te interesa empezar?— me preguntó Lando, mientras se posiciona enfrente mía, frotándose las manos.

—Por el principio, digo yo.— dije guiñandole un ojo, para luego saltar una risa.

—Ya me había olvidado de tus respuestas originales.

—Pues este año, créeme, que no las vas a olvidar.

Él sonrió y miró para abajo. Siempre me había encantado lo bonita que era su sonrisa y lo tímido que era… sobre todo cuando se llegaba a sonrojar, como ahora mismo.

—Bueno, acompáñame, te voy a enseñar esto todo.— él empezó a guiarme por todo aquello, que por cierto era inmenso, y yo lo seguí atenta a sus explicaciones.

Primero me enseñó la zona de mecánica, que era donde iban a estar los coches y donde los iban a arreglar en caso de algún tipo de avería. Luego me enseñó, dentro del mecánico, un pequeño espacio que teníamos nosotros para dejar guantes, casco, botellas de agua… Era bastante pequeño, pero bien me llegaría para las cuatro cosas que dejó siempre. También, a la derecha del todo, había una especie de sitio con dos sillones con nuestros nombres encima y al lado unas neveritas llenas de refrescos y snacks.

Después me guió hasta el hospitality. Aquello era realmente inmenso. Había una zona, como de buffet, repleta de comida y al lado de esto, neveras llenas de refrescos, batidos, cafés y demás cosas que sin duda iba a probar en su momento. En la otra mitad de la habitación, estaba llena de mesas de distintos tamaños y rodeadas de sillas; en cada una de ellas, a modo de centros de mesa, había distintas salsas variadas y un recipiente de servilletas, además de condimentos (sal, aceite, vinagre…).

Mi amor para tres ||Formula 1||Место, где живут истории. Откройте их для себя